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OPINIÓN

Cartulina Morada: Rectificar es de Xavios

En una agresión sexual, realizada o no por un futbolista, el primer foco siempre se pone en la frente, la lengua y la falda de la víctima

Alves controla el balón, durante el partido del pasado curso frente al Mallorca. EP

A Xavi Hernández, el sábado, le sabía mal por Dani Alves. Manda cojones. ¿Qué es lo que te sabía exactamente mal, Xavi? ¿Que presuntamente Dani haya violado a una chica? ¿Que la haya abofeteado? ¿Que le hayan denunciado? ¿O que una jueza le haya enviado a prisión? Por suerte ayer pidió disculpas por sus palabras: «Apoyo a la víctima, no estuve afortunado». Así que centrémonos en el agresor. No soy magistrada, ni tampoco he estudiado Derecho, pero si algo tengo claro es que la justicia española no mete a nadie entre rejas sin tener medianamente claro lo que ha podido pasar. La superioridad moral de muchos futbolistas está por encima del bien y del mal, lo lleva estando desde hace demasiado tiempo y, creo, ha llegado la hora de desmontarla. Obviamente, raro sería que en un caso de violencia machista no surgieran voces que pusieran en entredicho las palabras de la denunciante, no así, sin embargo, las dos o tres versiones que ha dado ya el futbolista: primero, que si no conocía a la joven; segundo, que si la relación fue consentida. Sea como sea, al final el foco suele estar siempre en ellas: que si se dejó invitar a una copa, que si entró en la zona vip de la discoteca, que si llevaba la frente muy alta, que si tenía la lengua muy larga o que si vestía la falda muy corta. Alves lo que hace solo es demostrarnos que, ni ha sido el primero, ni será el último. El brasileño agranda una asquerosa y ya demasiado larga lista de agresores o violadores futbolistas que aprovechan esa superioridad moral de la que les hablo para hundir a sus víctimas y rebajarlas. Robinho, Santi Mina, Antonio Luna o Sergi Enrich le marcaron el camino.

La decisión de Aguirre: El mexicano optó de manera correcta por borrarse de la competición del KO

El martes pasado Javier Aguirre tomó la correcta decisión de tirar la Copa y centrarse en lo verdaderamente importante, la permanencia. Da igual que con su discurso post partido intentara maquillar lo que se vio sobre el verde. «Cuando tienes un equipo tan igualado en calidad puede jugar cualquiera», intentó justificarse, sin éxito, al ser cuestionado por los motivos que le habían llevado a optar por el plan D en el partido ante la Real. No nos engaña, Javier, no hace falta que se ande con florituras. Sin embargo, por mucho que le pese a la afición, Aguirre hizo lo correcto. Es más, a mi entender el Mallorca se debía haber despedido del torneo del KO hace ya tres eliminatorias, en Autol. A día de hoy son ocho los equipos que siguen vivos en la Copa: Barcelona, Real Madrid, Real Sociedad, Sevilla, Valencia, Osasuna, Athletic y Atlético. Y, seamos sinceros, si el Mallorca no hubiera caído en octavos, tenía todas las papeletas de hacerlo en cuartos. La Copa es para los grandes, para equipos de Segunda que quieren dar la sorpresa o para conjuntos asentados en Primera que no tienen problemas con la permanencia. Los bermellones no cumplen ninguna de las premisas. 

Otra vez la RFEF: Las jugadoras del Barça tuvieron que recoger ellas sus medallas de la Supercopa

Semana tras semana hago un concienzudo trabajo por intentar dejar de criticar un solo día a la RFEF, pero me lo ponen muy difícil. Ayer las jugadoras del Barça, donde militan las mallorquinas Caldentey, Guijarro y Cata Coll, tuvieron que coger las medallas de campeonas de Supercopa ellas mismas porque ningún representante de la Federación se dignó a entregárselas. Alucinante.

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