Ancelotti aprendió una lección en Villarreal. Su negativa a apostar por la meritocracia prefiriendo mantener en el campo a quienes lucen los galones, por más que quienes los lucen no estén a la altura, se vino abajo con el puñetazo en la mesa que dieron Ceballos y Asensio para rescatar a un Madrid que estaba a un paso del abismo en la Copa. Y lo hicieron saliendo del banquillo con dos goles en contra y ante un Villarreal afilado que acariciaba el tercero. Ellos rescataron a un Madrid desfondado anímica y futbolísticamente. 

Atraviesan los blancos un momento crítico. Sus defensas se han convertido en sospechosos habituales, sus centrocampistas no tienen fútbol, sus delanteros han perdido el gol y su entrenador busca soluciones en medio de la deriva. Por momentos parece, sin serlo, el peor equipo del mundo. Como tampoco era tan bueno cuando conquistó, en estado de gracia, la pasada Champions. Aquello maquilló muchos déficits que ahora asoman. Por eso el Madrid más que jugar, sobrevive. O trata de hacerlo.  

En esta tesitura peliaguda pasan cosas inexplicables. A los dos minutos Militao dejó salir con desdén una pelota que podía haber salvado. El Villarreal la sirvió al área, donde Gerard Moreno se la puso a Capoue, que clavó una obús en la escuadra de Courtois. Primer golpe, a la lona.  

Ante un Madrid sonado, como este, el Villarreal salió a por el KO. Alternó Setién presión alta y repliegue para atacar a tumba abierta apoyado en un Gerard Moreno que ofreció una exhibición jugando de espaldas ante Rüdiger y Militao. El Madrid decidía mal y ejecutaba peor. Dispuso de un par de ocasiones, pero le concedió tanto que en el minuto 41 Gerard filtró un pase a Chukwueze, quien anotó el segundo en medio del despelote defensivo blanco. El portaviones blanco naufragaba ante el Submarino. El desastroso desempeño visitante señalaba directamente a su entrenador, incapaz de rescatara los suyos. Se venía la sexta derrota en los últimos doce partidos, convirtiendo la mala racha en una crisis galopante. 

Cambio decisivo

Y entonces el italiano se aferró a los únicos suplentes a los que tiene fe: Ceballos y Asensio. El resto son atrezzo: Hazard, Mariano, Vallejo, Odriozola... Se fueron Kroos y Rodrygo, al que el entrenador le afeó un gesto. Y en la primera pelota Capoue falló y Ceballos habilitó a un Vinicius que marcaba su primer gol en seis partidos. El tanto resucitó a este Madrid tan anímico y acogotó a un Villarreal que se encomendó a las contras para certificar su clasificación. Pero un centro de Ceballos, otra vez, fue rematado por Benzema y el rechace de Jorgensen terminó remachado a la red por Militao. El peor equipo del mundo se recomponía y evidenciaba que adonde no le llega el fútbol le llega la pegada.

El descaro de Ceballos ayudaba a sobrevivir a un Madrid mientras el lesionado Tchouameni presenciaba en París un Bulls-Pistons. Otra decisión inexplicable. Con el sevillano ofreciendo soluciones y el Villarreal desinflándose, pasaban los minutos con la sensación de que el viento había cambiado de dirección. En las idas y venidas volvió a pescar el Madrid. Una jugada de Asensio, que llegó a línea de fondo, terminó con un pase atrás que Ceballos remató a la red. El Madrid sobrevivió en Villarreal. Ceballos fue su salvavidas.