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Asturias

El derbi del beso: la historia de amor del portero del Sporting B y la defensa zurda del Oviedo Femenino

Laura, defensa del Oviedo, y Bloch, portero del Sporting B, viven su amor en Asturias: "La rivalidad es buena"

Laura Riquelme y Florentín Boch, en Oviedo. Irma Collín

Un día Florentin Bloch (Normandía, Francia, 2000) y Laura Riquelme (Villa, Lérida, 2001) acudieron a un banco de Gijón y el hombre que les atendió detrás del mostrador se llevó las manos a la cabeza cuando escuchó la ocupación de esta joven pareja. Él, francés, es portero del Sporting B. Ella, de Lérida, es lateral izquierdo del Oviedo Femenino. "Cuando llegamos a Asturias el pasado verano sabíamos que había muchísima rivalidad entre el Oviedo y el Sporting, pero no esperábamos que fuese tanta", coinciden los dos, sentados en Oviedo con La Nueva España, del grupo Prensa Ibérica, a pocos días del primer derbi asturiano del curso. La historia de Bloch y de Riquelme es el claro ejemplo de rivalidad bien entendida. Y de mucho amor. Para muestra el beso que se dan para la elaboración de este reportaje. En Asturias la rivalidad es titánica. A veces exagerada: véase las guerras pasadas, los líos con los urinarios, con las entradas... Pero siempre habrá espacio para el entendimiento. Siempre habrá un vecino, un amigo, un compañero del eterno rival. O un novio o una novia. Riquelme y Bloch se conocieron cuando ambos eran jugadores del Toulouse, llevan juntos desde septiembre de 2019 y ahora siguen su vida deportiva y personal en Asturias defendiendo los colores de dos equipos rivales. "Entre las compañeras hay un poco de cachondeo con que mi novio sea jugador del Sporting, pero están contentas porque saben que para mí es lo mejor. La rivalidad siempre es mejor cuando es buena", asegura Riquelme, que estuvo en el Valle de Arán hasta los 14 años, también jugó en el Toulouse y su último equipo antes del Oviedo fue el Rodez francés. Ahora es una fija en el Oviedo, aunque en la última jornada sufrió un esguince de tobillo tras una fea entrada.

Sacando punta al amor, podría decirse incluso que Bloch acabó en el Sporting B gracias, al menos en parte, al Oviedo. El club rojiblanco buscaba portero para el filial y puso sus ojos en el francés, ex del Toulouse, de la cantera del PSG y de Unionistas. Bloch lo tenía hecho con el filial del Alavés, pero la secretaría técnica del Sporting sabía que Riquelme jugaría en el Oviedo Femenino. La llamada del Sporting cambió todo. Ahora es titular con el filial rojiblanco y participa a menudo en la dinámica del primer equipo. Ante el Cartagena fue reclutado por Abelardo. "Es un gran club, un histórico del fútbol español y una gran oportunidad. Me llamaron y no lo dudé. Es positivo poder estar con mi pareja, aunque siempre decimos que le tenemos que dar prioridad al fútbol". El balompié triunfó. También al amor.

Riquelme y Bloch viven en Gijón. En su casa se habla muchísimo de fútbol. Es más: ambos ven los partidos repetidos de un equipo y del otro para poder mejorar. Discuten poco. Estudian las tácticas y los movimientos individuales. Cuando el calendario se lo permite, acuden a los partidos del uno y del otro. "Voy a verle jugar como su pareja y por supuesto no quiero que le vaya mal", explica Riquelme. "Que tu pareja tenga el mismo trabajo que tú facilita muchas cosas domésticas. Hacer la compra, cocinar... Es una ventaja", dice Boch. Ahora les toca el derbi. Los dos irán al Tartiere. "Es un partido importante, el encuentro del año y espero que gane el Sporting 0-2", dice el portero francés, que sueña con poder jugar un derbi. Riquelme vaticina un partido igualado con victoria para el Oviedo: "1-0". Pase lo que pase el sábado en el Tartiere, en casa de Bloch y Riquelme la vida seguirá. El amor también. ¿En el siguiente derbi habrá boda? "Ya se verá, ya se verá...".

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