El pasado fin de semana, la escaladora iraní Elnaz Rekabi participaba sin velo en el Campeonato de Asia. Desafiaba la obligación que pesa sobre las atletas de un país que vive su mayor crisis tras la muerte de Mahsa Amini bajo custodia policial. Pocas horas después, los amigos de Rekabi, cuyo gesto fue aplaudido mayoritariamente, perdían el contacto con ella. Tras horas de incertidumbre, en las que se especuló con su detención, la propia deportista emitió un comunicado en Instagram.

La escaladora aseguraba que había tenido “un problema con su hiyab” durante el torneo y que todo ocurrió “sin querer debido a una situación inapropiada”. Asimismo, se disculpaba por “haber preocupado al pueblo iraní” y aseguró que regresaría con todo el equipo. Minutos antes, el gobierno del régimen denunciaba “las habladurías de los medios” y confirmaba que todo era un montaje, porque "simplemente se le había caído". Sin embargo, organizaciones humanitarias y activistas de Irán entendieron el mensaje como una autocensura.

"El hiyab es una opción"

“Seguimos estando preocupados por la seguridad de Rekabi después de que compitiera sin la indumentaria que impone el gobierno de Irán. Hay informes que señalan que le han confiscado el móvil y su pasaporte. Deben permitirle competir sin el hiyab. Ha de ser una opción, no una herramienta de represión política. El régimen debe dejar de matar, detener y obligar a mujeres y niñas a disculparse por mostrar su cabello. Es la voluntad del pueblo, que se juega la vida para decir: ‘¡Mujer, vida y libertad”, declara a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, Jasmin Ramsey, director adjunto del Centro por los Derechos Humanos de Irán.

Según esta ONG, un centenar de personas han fallecido desde el inicio de las manifestaciones, mientras que las autoridades han informado de 60 muertos, de los cuales 12 son miembros de las fuerzas de seguridad. Cabe decir que Rekabi aparece en casi todas sus publicaciones con algo en su cabeza. Bien un velo o un gorro, menos en la última foto subida hasta la fecha, donde se muestra con el pelo suelto. Además, la carrera de la escaladora ha sido una auténtica sucesión de obstáculos.

Se entrena casi siempre en solitario, porque no se le permite ejercitarse con hombres, como ella misma ha reconocido y tuvo que diseñar su propia equipación para las competiciones. “Cuando hace calor, el hiyab es un problema, porque tu cuerpo necesita evacuar el calor. Por eso hicimos un uniforme que lo respeta y que es compatible con la escalada”, reconocía en una entrevista con Euronews una escaladora que fue bronce en el último mundial de escalada.

"Son unos mentirosos"

La demostración pública de Rekabi era muy potente, como lo está siendo el rol activo de los deportistas en las protestas contra el régimen de Irán. Es el caso de Ali Daei, exfutbolista, máximo goleador de la selección y quien jugó en Alemania durante varias temporadas. Le retiraron el pasaporte después de varias y contundentes manifestaciones públicas.

“Mi patria son también mi madre y mis hijas. No la represión y la violencia. Los que hablan de la revolución y los sueños de los mártires saben que están hablando de pobreza, corrupción, prostitución y malversación. Dicen que una de nuestras hijas murió por una insuficiencia cardíaca. No es verdad. La historia demostrará quiénes son los mentirosos”, aseguró, citando la causa a la que el régimen iraní achacó la muerte de Mahsa Amini.

El Hertha de Berlín, club en el que jugó Daei, denunció su bloqueo y su hermano, Mohammad, declaró al medio Varzesh3 que “Ali dio toda su vida por llevar lo más alto la bandera de Irán. Él ama a su país y a su pueblo. Siempre dice la verdad”. Porque este no es un conflicto entre patriotas y antipatriotas. Al revés, los críticos intentan que estas protestas para construir una alternativa. Así lo cree firmemente Hossein Mahini, internacional con la selección que dirige Carlos Queiroz. Fue arrestado y su casa registrada tras participar activamente en las protestas. Acabó siendo puesto en libertad bajo fianza, como Hamidreza Aliasgari, su compañero en el combinado iraní.

Estos procesos fueron dados a conocer por Ali Karimi, exjugador del Bayern de Múnich y mejor jugador asiático de 2013, procesado por la justicia del régimen como “uno de los principales líderes de los motines en el país, alguien que echó aceite en el fuego de los problemas provocando la muerte y el martirio de los jóvenes del país”, según publicaba el diario ultraconservador Kayhan.

"Muerte a la sedición"

El pasado viernes, tras el gran rezo, un grupo de partidarios de la República Islámica se reunió delante de la casa de Karimi gritando: “Muerte al organizador de la sedición”. Precisamente, en las gradas del Allianz Arena, se mostró una pancarta de apoyo a las protestas de Irán: “¡Solidaridad con la revolución feminista en Irán!”.

Otro jugador que milita en la Bundesliga, el atacante Sardar Azmoun del Bayer Leverkusen, desafió las normas que impiden a los futbolistas manifestar sus opiniones durante las concentraciones de la selección nacional. Mostró públicamente su apoyo a las protestas con un mensaje en redes: “No puedo quedarme callado y si el castigo es ser expulsado, es un pequeño precio a pagar por un solo mechón del pelo de una mujer iraní. Deberían avergonzarse por la facilidad con la que se asesina a una persona”. El mensaje desapareció horas después.

Alireza Jahanbakhsh, jugador del Feyenoord y capitán de Irán, aseguró que la selección a la que representa “está del lado de las personas que exigen nada más que sus derechos básicos”. Sin embargo, las respuestas de los aficionados están divididas y algunos consideran que estas críticas son tímidas. El conflicto tras la muerte de Mahsa Amini ha puesto en el centro al combinado persa, más si cabe por la proximidad del Mundial de Catar y con una convocatoria convertida en una 'caza de brujas'.

"Irán, fuera del Mundial"

De hecho, en el seno de la sociedad iraní ha surgido una iniciativa que pide la expulsión de Irán de la cita mundialista. “¿Por qué la FIFA debería darle a este estado y a sus representantes un escaparate global? No solo se niega a respetar los derechos fundamentales y la dignidad humana: tortura y mata a su propio pueblo”, apuntan desde Open Stadiums.

Esta iniciativa lleva años luchando para que las mujeres puedan acceder libremente a los campos de fútbol en Irán. En septiembre de 2022 por fin se consiguió que las mujeres de Teherán pudieran ver a sus equipos en el Estado Azadi por primera vez en más de 40 años. Aunque la situación, según denuncia la organización, está lejos de normalizarse en un estado que teme el poder del deporte como agitador social.

En 2020, Navid Afkari, competidor de lucha grecorromana, fue ejecutado por el régimen, acusado del asesinato de un oficial de seguridad durante una manifestación contra el gobierno. Su abogado afirmó que realizó la confesión tras ser torturado, que los cargos fueron falsificados y que su muerte fue utilizada como escarmiento contra la disidencia en Irán. Coerción contra la resistencia, cada vez más difícil de aplacar en un contexto de resistencia en el que los terrenos de juego se han convertido en una potente barricada.