La Diada de Vela Llatina de Cala Gamba ha vivido hoy su jornada final con una espectacular regata costera. Los barcos han cubierto distancias de entre 4,4 y 6,4 millas según las categorías con un viento de Llevant de unos 8 nudos con rachas de hasta 13. Todos han partido a las doce del mediodía en punto desde una única salida conjunta y simultánea con cuarenta embarcaciones alineadas en busca del mejor puesto. Dado que las pruebas de ayer se anularon por el fuerte viento, la costera de hoy ha sido la que ha puesto nombre a los ganadores.

En la clase Regata el Tinita, de Pere Reus y Toni Estades, fue el mejor. Por su parte, en Llatina Clàssica el primer clasificado fue el Finet de Joan Bonet. Annika, de Guillermo Amengual ganó en la categoría Llaüts Clàssics. Cerrando el cuadro de honor, en la clase infantil Dragonera, con barcos monotipo provistos por el Consell de Mallorca, el vencedor fue el Pantaleu, de Isabel Estades. El club de Cala Gamba también quiso destacar con el Premio Miquel Llompart la labor incansable de la asociación Alzinaires en defensa de la vela tradicional.

Sin embargo, los resultados de la regata son en el caso de la Diada de Vela Llatina solo un dato más en un evento en el que lo más importante es la hermandad entre las tripulaciones de este tipo de embarcaciones y la difusión y promoción del patrimonio marítimo balear. De hecho, todos los barcos salen a navegar y completan la regata, pero solo la mitad lo hacen de manera competitiva, luchando por un buen puesto en la clasificación.

Avelira, un siglo de vida marinera al cuidado de la misma familia

El Avelira es una de las embarcaciones que viene a participar en la Diada de Cala Gamba desde Portocolom. Su armador es el felanitxer Joan Ramón, aunque mejor se podría decir que es la familia Ramón al completo pues este bote lleva ininterrumpidamente con la familia desde su botadura hace más de un siglo, en 1921. Una muestra del amor por el patrimonio marítimo del que hacen gala los aficionados a la tradición náutica.

Sin embargo, curiosamente, este bote centenario acaba de ‘aprender’ a navegar a vela. “Siempre fue un bote de remo”, explica Joan Ramón, “pero hace dos años le puse un mástil y un aparejo de vela latina, eso sí, sin tocar nada de la estructura original, de hecho, el botalón de proa pasa por encima de la cubierta. No he hecho ninguna perforación”. El Avelira no se pierde ni una y en la Diada ha participado tanto en las exhibiciones de remo como en la regata de vela.

Fue el bisabuelo de Joan el que encargó la construcción del Avelira al Mestre d’Aixa Bernat de Son Colom. Este gussi, que eran botes de remo que servían para descargar las mercancías de los buques que no podían amarrar en puerto por problemas de calado, estuvo dedicado desde el principio al ocio familiar y fue pasando de padres a hijos ininterrumpidamente durante cuatro generaciones. Su lugar de varada en un escar de Portocolom y demasiados años de inactividad obligaron a darle un buen lavado de cara hace dos décadas, cambiándole la quilla y un par de tablas. Ahora los cuidados de la familia Ramón mantienen este bote como si su cuenta de cien años de vida marinera hubiera empezado ayer.

Joan Ramón, a bordo del Avelira, ha participado tanto en las exhibiciones de remo como en la regata de vela. Tomàs Moyà

La Diada, vista desde otras Islas

La Diada de Cala Gamba ha tenido este año también visitantes de otras islas. En concreto, el menorquín Evarist Coll, de la Associació d’Amics de la Mar de Menorca, ha participado en la regata con la tripulación de la barca s’Alzina y ha disfrutado del evento: “Había escuchado muchos comentarios sobre la Diada, pero aun así me he sorprendido por la cantidad de barcos y el compañerismo entre las tripulaciones. Se nota que Cala Gamba se preocupa por este tipo de embarcaciones”.

Por su parte, Xicu Castelló ha venido desde Formentera para participar en la Diada en una doble vertiente. Por un lado, hoy ha participado en la regata a bordo del JJ, de la mano de Mare Mar Fundació. Por otro, inauguró la vertiente cultural del evento el pasado jueves con la presentación en Cala Gamba de su libro ‘Parlem de falutxos, balandres i pailebots’, que hace un repaso ilustrado por la flota ibicenca desde finales del siglo XIX hasta los años 60 del siglo XX. Castelló lamenta que “la vela latina en Formentera no está muerta, pero casi” aunque él junto con otro grupo de aficionados intentan recuperar esta tradición marítima en la Pitiusa menor.

Evarist Coll (izquierda) y Xicu Castelló se han desplazado desde Menorca y Formentera para participar en la Diada. TOMÀS MOYÀ