Empieza Roland Garros y, por raro que parezca, Rafael Nadal, ganador trece veces en París, que se dice rápido, no aparece como favorito para conquistar el que sería decimocuarto título. Con solo cinco partidos en superficie de tierra esta temporada, con dos derrotas y sin haber ganado ningún título sobre arcilla, el mallorquín, que debuta hoy ante el australiano Jordan Thompson (no antes de las 15.30, Eurosport), llega a la gran cita del Bois de Boulogne lastrado por el dolor en el pie izquierdo que le mermó en su partido de octavos de final del Masters 1.000 de Roma ante el canadiense Dennis Shapovalov. 

Abandonó la pista el de Manacor con una evidente cojera y se encendieron todas las alarmas, sobre todo porque quedaban muy pocos días para el inicio de Roland Garros, cita a la que no ha faltado desde su primer triunfo en 2005, con 19 años recién cumplidos. El manacorí no se considera ni mucho menos favorito en la presente edición: “¿Favorito? Para nada. Estoy en París para jugar al tenis y hacerlo lo mejor posible. Si no creyera en mis opciones de ganar no estaría aquí”, aseguraba el viernes, y admitiendo su hastío por tener que hablar continuamente de su lesión.

No es favorito Nadal por muchas razones. En primer lugar porque su estado físico es una incógnita. Reconociendo que toma analgésicos contra el dolor en cada entrenamiento, su estado solo le permite ir día a día, y partido a partido. Y ya se verá. Después, porque en su parte del cuadro se encuentra nada menos que Novak Djokovic, que con su triunfo en Roma parece haber recuperado sus mejores sensaciones; y Carlos Alcaraz, la gran sensación del circuito que a sus 19 años se ha encaramado a la sexta plaza de la ATP. Con el balcánico, que aspira a igualar a Nadal con 21 grandes, se vería en cuartos el martes 31 de mayo y, si le gana, con el murciano en semifinales siempre que se cumplan los pronósticos y no se produzcan sorpresas.

A favor de Nadal está la historia: 102 victorias en Roland Garros contra tres derrotas. Ante el sueco Robin Soderling en 2009; y dos contra Djokovic, en 2015 y 2021.

No sería la primera vez que Nadal gana en París sin llegar como principal favorito en las apuestas. Y se encarga de recordarlo su entrenador, Carlos Moyà, preocupado por la lesión crónica de su pupilo: «Otras veces ha llegado con más dolor que ahora y ha ganado. Esto es París y a Nadal siempre hay que tenerle en cuenta», reflexiona el campeón de Roland Garros en 1998.

El propio número 1 mundial es el primero en no fiarse de la baja forma del mallorquín. “Nadal siempre favorito en Roland Garros”, advertía, aunque también recuerda que se encuentra en plena forma para revalidar el título conquistado el año pasado, que sería el tercero de su cuenta particular.

Pese a todos los contratiempos que está sufriendo en los últimos meses, Nadal ha protagonizado el mejor inicio de año de su carrera, con las victorias en el torneo de Melbourne, el Abierto de Australia, el segundo tras el obtenido en 2009, y el de Acapulco. Un inicio soñado. Pero llegaron los problemas. En Indian Wells perdió la final ante el norteamericano Taylor Fritz con un pinzamiento en la parte superior derecha de la espalda. Y, en Roma, en su partido ante Shapovalov, cojea desde el último tramo del segundo set. «No estoy lesionado, convivo con una lesión», dijo un Nadal que espera superar en París a sus rivales y a su lesión de escafoide.