Durante las últimas semanas la intención del Palmer Palma era llegar al partido de esta noche en el Palau d’Esports de Son Moix (21 horas) ante el Valladolid con opciones de salvación. La derrota sufrida en Lleida y la victoria de Juaristi en Huesca certificó su descenso a la LEB Plata. El de hoy, último encuentro de la temporada y el adiós del club a la LEB Oro, servirá para que jugadores y técnicos despidan un curso con más disgustos que alegrías ante sus incondicionales. 

A pesar de que los inmobiliarios no se juegan nada, buscarán una victoria que les permita acabar con buen sabor de boca. Afrontan el duelo con la baja de Elijah Brown que ha regresado a su país debido a una cláusula de su contrato en la que se establecía que podía abandonar la disciplina del equipo cuando no hubiera nada en juego. 

Para el rival, el UEMC Real Valladolid de Baloncesto, el partido es vital. Desde la llegada al banquillo de Paco García, los pucelanos han conseguido eludir el fantasma del descenso y han enlazado seis victorias . El triunfo en Son Moix – siempre que Tau o Cáceres pierdan – les permitiría acceder a posiciones de play-off y disputar las eliminatorias de ascenso a la ACB. «Estamos ante nuestro último partido en LEB Oro. Debemos afrontarlo con el respeto que siempre hemos tenido a la competición y no hemos cambiado nada durante la semana preparándolo igual que los anteriores. Queremos ganar ante nuestra afición», aseguró Álex Pérez, uno de los técnicos del Palmer Palma. El andaluz trasladó públicamente  el mensaje que han enviado a la plantilla durante la semana. «Les hemos dicho que es preferible quedarnos a una victoria que a dos y, aparte, yo no entiendo el deporte profesional sin competirlo al cien por cien y eso es algo que no podemos tirar a la basura en el último partido», dijo. Pérez admitió también que el descenso vivido en Lleida fue muy duro. «Nos ha dolido mucho anímicamente porque el esfuerzo ha sido sobrehumano. Mucha gente ha jugado lesionada, cada día perdíamos a alguien durante la semana entrenando con seis o siete jugadores echando mano del EBA. Cuando perdimos allí en Lleida fue tremendo porque el partido estaba bien preparado y estuvo bien jugado pero acusamos la rotación de su plantilla. El estado anímico allí fue horrible pero la vida sigue y tenemos que acabar con un buen sabor de boca y demostrarle a nuestra afición que no nos rendimos nunca». «Este año ha hecho que aprendiésemos más porque nos hemos ido readaptando al equipo en cada jornada dándole vueltas a la cabeza. Hemos hecho un máster en gestión de grupos», subrayó.

Hoy será el último partido en el que el primer equipo lucirá el patrocinio de Palmer Alma Mediterránea en su camiseta como patrocinador principal por lo que el duelo será más especial para el club por su gran relación.