De los fastos de la celebración del 90ª aniversario de la disputa del primer partido de baloncesto en ‘Can Maiol’ (Sóller), emerge en silencio, en un discreto segundo plano, la figura de Toni García Alegria (Manacor, 1973). Carpintero de profesión, amante del deporte de la canasta e historiador en sus ratos libres, García es el responsable que nueve décadas después del baloncesto que nació en Sóller se vea reflejado en el libro ‘Joventut Mariana, una emoción permanente’. Y es que del embrión de aquel primer partido, auspiciado por los hermanos Reynés (Joan y Pere) germinó diez años después el Joventut Mariana, club decano del baloncesto balear.

Aunque colaboró con el ya fallecido Miguel Vidal en la elaboración de varios libros en su vertiente baloncestística, la publicación presentada de forma oficial el pasado uno de mayo es su primera incursión en el mundo de la literatura. «Fue el propio Joventut Mariana a través de su presidente, Freddy Mainzer, el que contactó conmigo hace once años. Tenía documentación, fotografías, etcétera para un proyecto que ya tenían pensado veinte años atrás, pero que por unos motivos u otros quedó aparcado en un cajón. Y lo que empezó siendo un proyecto para celebrar el 70 aniversario del club, se pospuso para el 75 y al final hemos llegado al 80», explica. 

Con un total de 389 páginas en las que se ven reflejadas más de setenta entrevistas realizadas, su autor destaca «lo ameno, lo visual que es, con diez fotografías por década –y porque no se podían poner más– con historias y anécdotas contadas por sus propios protagonistas vinculados al club», destacando por su calidad humana la de Vedran Abduramanovic, «un refugiado bosnio, que llegó a Sóller y cuenta cómo fue todo ello, lo que supuso para él jugar en el Joventut Mariana, ya que al final se casó con una jugadora del senior femenino del club, sus suegros estaban vinculados a la entidad y sus hijos juegan en el Joventut Mariana».

¿Por qué Sóller fue la primera?

Vinculado a la Federación a través de la Fundación FBIB 1935 «para la recuperación de la historia del baloncesto balear», García tiene su particular punto de vista de por qué Sóller fue el primer sitio en el que germinó y echó raíces el deporte de la canasta. «Por lo que me ha llegado y percibido, quizás por las características geográficas, Sóller ha sido como un territorio diferente al resto de Mallorca tanto social, como económica e intelectualmente. Estos tres componentes, no sé si básicos o no, han sido importantes para que ahora estemos hablando del club decano del baloncesto balear», recordando que «hablamos de una población pequeña, en el que ha arraigado con tanta fuerza este deporte pese a sus mínimos altibajos en cuanto a número de equipos y practicantes».