Todo empezó con una comida el 23 de noviembre de 2010 en el Elíseo. El entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, el príncipe heredero de Qatar y Michel Platini, al frente de la UEFA, se reunieron para discutir sobre la atribución del Mundial de fútbol al pequeño emirato y la adquisición del PSG por parte de los qataríes. Ese polémico encuentro, denunciado por el inefable Joseph Blatter y bien documentado en la prensa, tuvo un desenlace 'win-win' para parisinos y cataríes. Desde entonces, el ambicioso proyecto de geopolítica deportiva de Qatar tenía marcada en rojo en el calendario una fecha: 2022.

No solo a finales de año se celebrará en ese país del Golfo el Mundial de fútbol masculino, sino que también aspiraba a ganar la Liga de Campeones con el París Saint-Germain, tras haber reunido una colección estrellas con Messi, Neymar y Mbappé. Además, la final se disputará en la capital francesa, debido al cambio de sede por la guerra en Ucrania. Pero los petrodólares no resultaron suficientes para hacer realidad el sueño de cataríes y parisinos.

El conjunto francés vivió otra noche fatídica y alargó su leyenda de equipo maldito en Europa. Los galácticos del PSG tropezaron esta vez con el azar y el talento. El azar que provocó la pifia de Donnarruma, que con su mal despeje originó el empate y el inicio de la remontada del Real Madrid. El talento de Karim Benzema, que sin la sombra de Cristiano Ronaldo, se ha consagrado como uno de los mejores futbolistas del mundo.

"La pesadilla de París"

"La pesadilla de París", titula este miércoles en su portada el diario 'Le Parisien'. El 3-1 en el Bernabéu y la remontada de los madridistas, marcada por una última media hora de partido en que el PSG se dejó arrollar por el Madrid como si fuera un equipo sin alma, se suma a la larga lista de debacles europeas de los parisinos. Sin duda, el 6-1 del Barça en 2017 ocupa un lugar preferencial en esa sucesión de pesadillas, pero el Manchester United también les remontó la eliminatoria en octavos en el último minuto el año siguiente y en 2014 el Chelsea ya les había dado la vuelta a un 3-1 en la ida. Con una final perdida en 2020 y semifinalista en la anterior edición, el equipo parecía acercarse al sueño de los cataríes. Pero volvieron a quedarse sin la orejuda.

Esta maldición del PSG genera más de una sonrisa entre los románticos del deporte rey, aunque poco margen queda para el romanticismo en el fútbol contemporáneo. También muestra los límites de la fórmula de los clubs-Estado y de querer ganar únicamente acumulando cracks, sin dejar a un entrenador que desarrolle su estilo de juego, como parece haber entendido mejor otro club-Estado como el Manchester City, propiedad de Emiratos Árabes.

El PSG cuenta con una plantilla valorada en 909 millones de dólares, la segunda más cara del mundo después del mismo City, según el portal Transfermarkt. Pero de nada le sirvió para clasificarse para los cuartos de final, una barrera que solo superó dos veces en la última década. Los petrodólares catapultaron al equipo parisino hasta la élite del fútbol, pero no le sirvieron para ganar la Champions, el ansiado trofeo tanto por los franceses —solo la ganaron una vez con el triunfo del Olympique de Marsella en 1993— como los qataríes.

Más de 1.368 millones en traspasos

Esta nueva eliminación supone una mancha más en el sofisticado proyecto de 'soft-power' deportivo de Qatar. Después de adquirir el club en 2011, este se modernizó, aumentó sus ingresos, el equipo femenino se convirtió en uno de los mejores de Europa y crearon una sección de balonmano con la adquisición en 2012 del Paris Handball. Sin embargo, su principal fórmula para alcanzar el éxito consistió en invertir hasta 1.368 millones en traspasos, con un balance negativo de 922 millones.

Los fondos cataríes parecen no tener límites —aún menos después de que el precio del petróleo se haya disparado con la guerra en Ucrania— y ahora le ofrecen a Mbappé un salario de 50 millones netos para retenerlo. Pero la cárcel dorada parisina parece maldita y la derrota del miércoles acentuó las dudas en la prensa gala sobre la voluntad de su crack más prometedor de seguir en el PSG o apostar por un club histórico, como el Madrid o el Liverpool.