No se jugará ni un partido de fútbol ni de fútbol sala este fin de semana. Esa es la decisión sin precedentes que ha tomado la Federació de Fútbol de les Illes Balears (FFIB) y que ha dado a conocer este miércoles mediante un breve comunicado en su página web. La entidad presidida por Miquel Bestard «muestra su máximo apoyo al colectivo arbitral» y aplaza todos los partidos que debían disputarse este fin de semana.

La decisión llega después de que el pasado jueves por la noche se conociera que los colegiados de Tercera División y Regional Preferente no iban a pitar sus encuentros de este fin de semana en señal de protesta por la espiral de violencia que ha azotado al fútbol de las islas en las últimas semanas y que ha acabado con la paciencia de los colegiados. «En esta iniciativa de apoyo y defensa a los árbitros, la FFIB ha decidido que se detengan todas las competiciones bajo el paraguas de esta Federación, incluido el fútbol sala, más allá de las categorías de Tercera RFEF y Regional Preferente», señala la entidad en su comunicado.

«Esta medida ha encontrado el total respaldo desde la RFEF en la figura de su presidente Luis Rubiales y del Comité Técnico de Árbitros por medio de su presidente Luis Medina Cantalejo», argumenta la Federación sobre la drástica decisión adoptada y que deja sin fútbol a todas las islas. El paro general viene provocado en señal de protesta de los árbitros contra la violencia generalizada en los campos de fútbol de Balears. «Nuestro máximo respaldo a la decisión tomada por la FFIB en relación con las agresiones sufridas por el colectivo arbitral», destaca el ente presidido por Rubiales en un mensaje a través de sus redes sociales.

El presidente del fútbol balear, Miquel Bestard, considera que esta paralización del fútbol suponga «el momento oportuno para que la sociedad vea que la violencia no se puede producir en ningún ámbito, tampoco en el deporte y concretamente en el fútbol», señaló el máximo mandatario del fútbol balear. 

Con esta decisión, la FFIB pretende lanzar un mensaje inequívoco de apoyo a todo el estamento arbitral balear que ha tomado la determinación, como medida de protesta, de no pitar este fin de semana. En total serán 720 partidos los que se dejarán de jugar desde el viernes, hasta el domingo. El problema será encontrar ahora una fecha para disputar todos estos partidos pendientes, que se suman a los que ya se aplazaron en su día por el coronavirus. La Federación tiene previsto dar de plazo a los clubes hasta el próximo 1 de marzo para que faciliten una fecha para disputar los partidos que quedan pospuestos este fin de semana. Precisamente, ese día, festivo en la comunidad por ser el Día de Balears, hubiera sido una fecha propicia para recuperar la jornada de este fin de semana, pero son ya muchos los partidos aplazados por la covid que se reservaron esa fecha para jugar.

Los árbitros, que cobran entre 50 euros por pitar un partido de fútbol base, hasta los 600 de un encuentro de Tercera División -a repartir entre los jueces de línea- confían en que esta paralización suponga un punto de inflexión para que se detenga de una vez por todas la violencia en el fútbol, tanto física como verbal. Si no es suficiente con un único parón, el colectivo arbitral de Balears está dispuesto a volver a repetir esta acción que dejará un panorama insólito en los campos de fútbol de las islas, las gradas y el terreno de juego vacío como protesta a una lacra que no cesa.

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Imagen de la reunión de Riera Morro con los árbitros en la Federació de Futbol de les Illes Balears. JAUME VALLÈS