Reunir una colección envidiable de galácticos conlleva sus riesgos. Uno de los más conocidos es la difícil gestión del vestuario. Con los fichajes de Messi, Achraf, Donnarumma y Sergio Ramos —con muchos problemas físicos, todo sea dicho—, el París Saint-Germain consiguió una de las mejores plantillas del mundo. Pero también reunió en un mismo equipo a un exceso de abundancia de egos y jugadores díscolos (o con entornos tocapelotas). Y eso ya le está pasando factura.

Así lo advierte el diario 'L’Équipe' en un extenso reportaje, publicado este martes. Según el principal diario rotativo francés, Messi y Neymar son inseparables en su reencuentro en la capital francesa. Pero esta comunión ha favorecido una lógica de clanes en el vestuario del PSG: por un lado, el de los latinoamericanos y, por el otro, el de los francófonos, del que forma parte Mbappé. Estos últimos parecen estar con la mosca tras la oreja ante las juergas de sus compañeros argentinos y brasileños y el 'laissez-faire' de Mauricio Pochettino. Noches de juerga

El reportaje, firmado por los periodistas Damien Degorre y Arnaud Hermant, explica que Messi, tras ganar su séptimo Balón de Oro, organizó una fiesta en un local del distrito VIII de París, en la que asistieron varios de sus compañeros. El día después el astro argentino ni su compatriota Leandro Paredes no se entrenaron debido a unos “síntomas de gastroenteritis”. Una situación parecida ya se había producido unas semanas antes cuando “dos jugadores sudamericanos (de distinta nacionalidad) se presentaron al Camp des Loges (ciudad deportiva) aún muy cansados tras su noche y decidieron no entrenarse, sin ni siquiera esperarse a la autorización de equipo técnico”. “París da una impresión, justificada, de un reino de estrellas”, asegura L’Équipe. Algunos jugadores empiezan a desesperarse ante estos episodios de indisciplina y el hecho de que “Pochettino o Leonardo no aprieten más las tuercas”. No solo han molestado las juergas nocturnas de algunos jugadores, sino también los tres días de fiesta que dieron a Mauro Icardi para que resolviera sus problemas sentimentales con su esposa-representante Wanda Nara. También genera turbulencias internas la fuerte rivalidad entre Keylor Navas y Donarumma —dos de los mejores guardametas del mundo—, que se alternan en la portería una vez cada dos o tres partidos. “Incluso Sergio Ramos se mostró sorprendido, tras su llegada, que las comidas en el centro de entrenamiento no fueran obligatorias”, apunta.

Mbappé no se siente a gusto

Este vestuario endiosado y poco disciplinado no entusiasma al crack con más futuro del equipo capitalino: Kylian Mbappé. “Estos meses transcurridos no son el mejor aliado de la dirección para convencer a Mbappé de alargar su aventura parisina”, asegura 'L’Équipe', sobre un goleador francés que no se siente a gusto con lo vivido “entre bambalinas” y cuyo contrato expira el próximo 30 de junio. Autogestión. Falta de orden. Un club de amigos con cracks todopoderosos. Estos males son de sobras conocidos por los culés al ser uno de los motivos del declive del Barça de Rijkaard (entre 2006 y 2008) o de las humillantes derrotas en Europa del de Valverde y Setién. Esta peligrosa dinámica amenaza ahora el PSG. A pesar de ello, su inicio de temporada está siendo casi inmaculado en materia de resultados —su juego genera más dudas—. El equipo parisino lidera la Ligue 1 con 13 puntos de diferencia respecto al Olympique de Marsella, segundo clasificado. Y se jugará su futuro en la Liga de Campeones contra el Real Madrid en octavos de final.

Si el balón termina entrando, todo quedará en una anécdota. Pero si no lo hace, el granjero Pochettino deberá apaciguar un buen corral, si tiene la suerte de que los directivos cataríes no le cortan antes la cabeza.