Rafa Nadal confirmó en la mañana de ayer en las redes sociales que ha dado positivo en las pruebas de covid-19 que se realizó al regresar a Mallorca después de disputar el torneo de exhibición en Abu Dabi. Allí coincidió con el rey emérito Juan Carlos, que reside en los Emiratos Árabes desde agosto del año pasado. La Zarzuela, que nunca emite ningún comunicado que haga referencia al exjefe de Estado, comunicó a primera hora de la tarde que Juan Carlos se sometió a una prueba PCR para descartar cualquier riesgo. El resultado del examen dio negativo.

«Hola a todos. Quería anunciaros que en mi regreso a casa tras disputar el torneo de Abu Dabi, he dado positivo por COVID en la prueba PCR que se me ha realizado al llegar a España», escribió el tenista en su cuenta oficial de Twitter. El manacorí informó de que ha pasado por unos momentos «desagradables», que ahora está bien y que ha informado a todas las personas que han estado en contacto con él, entre ellas el monarca.

Nadal explica que «tanto en Kuwait como en Abu Dabi pasamos controles cada dos días y todos resultaron negativos, el último siendo el viernes y teniendo los resultados en sábado». Reconoce que esta situación le lleva a replantearse de otra manera su vuelta a la competición. «Como consecuencia de la situación tengo que tener total flexibilidad con mi calendario e iré analizando mis opciones dependiendo de mi evolución. Os mantendré informados de cualquier decisión sobre mis futuros torneos!», concluye.

Nadal reapareció el viernes pasado en el Mubadala World Tennis Championship, donde fue superado primero por el escocés Andy Murray (6-3 y 7-5) y después, en el partido por el tercer puesto, por el canadiense Denis Shapovalov (6-7(4), 6-3 y 10-6). En el tramo final del mismo el tenista isleño realizó gestos de dolor en su pie izquierdo, la lesión crónica que le ha acompañado desde el inicio de su carrera profesional en 2005, conocida como síndrome de Muller-Weiss.

El tenista tenía previsto disputar a partir del 3 de enero el ATP 250 de Melbourne, torneo previo al Open de Australia, aunque este revés casi con toda seguridad alterará sus planes de participación a causa del confinamiento obligatorio que va a tener que pasar.

Confinado desde ayer, Nadal debe estar diez días en su domicilio y, por lo tanto, alejado de las pistas. Por este motivo, su presencia en lo que sería su primer torneo oficial de 2022 está prácticamente descartada ya que no tiene tiempo material para prepararse y volar a las antípodas.

De la misma manera, está en duda su participación en el Abierto de Australia, el primer Grand Slam del año, que se disputa del 17 al 30 de enero. Su presencia en Melbourne en los primeros días del año estaba precisamente justificada para preparar el grande australiano, pero ahora todo queda en el aire. Además, y como dice el jugador en las redes, se ve obligado a «flexibilizar» su calendario en función de su evolución, no solo por el positivo de covid, sino por cómo se encuentra de la lesión que le ha apartado 133 días de las pistas.

Último partido

El pasado 5 de agosto, tras perder ante el sudafricano Lloyd Harris en el torneo de Washington, fue su último partido antes de someterse a un tratamiento en Barcelona. El 11 de septiembre colgó en las redes una foto en la que se le ve en muletas. Y fue en la rueda de prensa previa al torneo de la capital estadounidense cuando desveló que su renuncia a Wimbledon y a los Juegos se debió al persistente dolor en su pie izquierdo. «Tengo el escafoide chafado y me duele», dijo. El 20 de agosto renuncia al US Open y da por acabada la temporada: «Llevo un año jugando con más dolor del que debería», explica. Hasta hoy. Este nuevo contratiempo complica de manera significativa sus planes en el inicio de un 2022 marcado por el grande australiano, en el que, de confirmarse la presencia tanto de Novak Djokovic como de Nadal -Federer está de baja-, pelearían por deshacer el empate a veinte grandes que comparten los tres componentes del denominado ‘Big Three’. La presencia del número uno está en duda porque a estas alturas todavía se desconoce si se ha vacunado contra la covid, requisito imprescindible para la organización del Abierto de Australia. El serbio siempre se ha mostrado reacio a las vacunas, pero no lo quedará otra que inocularse si quiere participar en su torneo fetiche, que aspiraría a conquistarlo por décima vez en su carrera.

Antes de final de año, que coincidirá con sus últimos días de la obligada cuarentena, se saldrá de dudas en torno a las intenciones de Nadal, que, a sus 35 años, ansía completar una temporada libre de lesiones y disfrutar de lo que más le gusta hacer.