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Crisis deportiva

De Berlín a Múnich, las claves de la decadencia europea del Barça

Seis años atrás, el Barça de Luis Enrique, con Xavi como capitán, alcanzaba la cima conquistando la Champions y culminando el triplete tras Liga y Copa - Ahora cae a la segunda competición continental tras una deficiente fase de grupos

Araujo, Dest, Piqué, Ter Stegen y Frenkie de Jong tras encajar un gol en Múnich.

Solo han pasado cuatro meses. En agosto, el Barça comunicaba que no podía renovar a Messi, a pesar de que este quería quedarse. En diciembre, y después de echar a Koeman, el Barça desciende a la segunda división del fútbol europeo, despojado de su condición de grande tras ser echado de la Champions, el lugar más selecto, por el Benfica. El Bayern solo certificó una decadencia que se venía arrastrando desde hace seis años y medio.

En junio del 2015, el Barça de Luis Enrique, que tenía a Xavi como capitán, alcanzaba la cima en Berlín conquistando la Champions, quinta de la historia del club, y culminando el triplete tras Liga y Copa. En diciembre del 2021, el Barça que fue de Koeman y ahora es de Xavi se va a las catacumbas de la Europa League, realizando un viaje al pasado.

Hacia más de 20 años que no caía eliminado en la primera fase de la Champions. Era el inicio de Joan Gaspart como presidente tras la dimisión de Núñez. Ahora es el arranque de la segunda etapa de Laporta en el palco. "Esta es la realidad, la triste realidad. Ahora empieza una nueva era", proclamó un abatido Xavi.

¿Por qué el Barça se ha descapitalizado deportivamente?

Porque ha sido incapaz de regenerar con éxito el equipo que logró la última Champions, sustentado en uno de los mejores tridentes de la historia del fútbol mundial: Messi, Suárez y Neymar. Los tres dominaron la final sobre la Juventus (3-1) certificando su extraordinaria eficacia. En Múnich, en cambio, el ataque azulgrana estaba formado por Dest (un lateral derecho reconvertido a extremo), Memphis (contratado a coste cero) y Dembélé (el segundo fichaje más caro de la historia del club).

Todas las decisiones tomadas en la época de Bartomeu, el presidente del triplete del 2015, fueron restando potencial a la plantilla, teniendo el origen de todos los problemas en la marcha de Neymar al Paris SG (verano del 2017). El Barça recibió los 222 millones que fijaba la cláusula de rescisión de Ney. Pero se equivocó gravemente en la elección de su sustituto.

Dembélé dispara a la portería del Bayern.

Los goles de Messi iban tapando los graves defectos estructurales de la plantilla. Y del club. Desapareció Leo, desapareció el Barça de la elite europea

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Probó con Dembélé (105 millones más 40 en variables), luego con Coutinho (120 + 40) y, finalmente, con Griezmann (120+15). Ninguno ha llenado el hueco dejado por la fuga del brasileño al Parque de los Príncipes dejando a la plantilla sin jugadores que marquen la diferencia. Pero los goles de Messi lo iban tapando todo, permitiendo ganar Ligas con Valverde y Copas del Rey con Koeman. Se marchó Messi a París y el Barça se quedó desnudo.

¿Por qué no se ha construido un proyecto coherente?

En su primer año, Luis Enrique logró cinco de los seis títulos posibles. Después, aún teniendo a Messi-Neymar-Suárez, no pudo repetir el éxito de Berlín en el 2016. Ni tampoco en el 2017. Y decidió marcharse. Apenas estuvo tres años en el Camp Nou, uno menos incluso que Guardiola. 

Ernesto Valverde, Quique Setién, Ronald Koeman y Xavi Hernández. EFE

Bartomeu escogió a Valverde, quien tuvo que empezar su andadura con el pie cambiado por la repentina marcha de Neymar. Ganó dos Ligas, pero se estrelló en Europa. La caída en Roma (2018) y el desastre de Liverpool (2019) ensuciaron su palmarés y provocaron que su despido, que llegó con meses de retraso como admitió el propio Bartomeu, desencadenara un proceso de inestabilidad en el banquillo del Camp Nou, cuyas consecuencias todavía no se han atenuado del todo.

Valverde fue echado en enero del 2020. Y cuando iba líder de la Liga. A partir de aquí, el caos. Bartomeu quiere fichar primero a Xavi para sustituir al Txingurri. Pero no hay acuerdo. Explora la vía de Koeman, pero sin pacto final, por lo que acaba escogiendo a Quique Setién. Apenas dura siete meses el cántabro sentenciado por el 2-8 del Bayern en Lisboa. Y en agosto del 2020 llega Koeman, a pesar de que Bartomeu intenta y fracasa por segunda vez en su deseo de reclutar a Xavi.

En menos de dos años, el Barça ha tenido cuatro entrenadores: Valverde, Setién, Koeman y Xavi. Cinco si se incluye al interino Sergi

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El burofax de Messi en el que comunica su deseo de abandonar el Camp Nou tras 20 años añade más inestabilidad y dudas al club, que abre la puerta de salida, eso sí, a Suárez. Sin buscar, además, un sustituto para el nueve uruguayo, el tercer mejor goleador de la historia del club. Laporta gana las elecciones en marzo, pero no cree en Koeman, el técnico de Bartomeu, al que mantiene en el verano del 2021 porque no encuentra otro mejor, debilitando así la credibilidad y autoridad del neerlandés ante la plantilla. Xavi renueva entonces por el Al Sadd por dos años más, asumiendo que no vendrá de manera inmediata al Camp Nou.

Antoine Griezmann y Josep María Bartomeu.

En noviembre, sin embargo, el club ejecuta y abona los cinco millones de euros fijados en su cláusula con el club qatarí para tráteselo de forma urgente al Barça porque Koeman es despedido por Laporta en el avión de vuelta de Vallecas. En menos de dos años, el equipo ha tenido cinco entrenadores: Valverde, Setién, Koeman, el interino Sergi Barjuan y ahora Xavi.  

¿Por qué ha fracasado la política de fichajes?

Porque el club no ha tenido una idea fija en su estructura deportiva. La última remodelación exitosa de la plantilla data del verano del 2014 y fue diseñada por Antoni Zubizarreta. Trajo a Ter Stegen, Rakitic y Luis Suárez como pilares del Barça del triplete iniciando el cambio generacional que provocaría, por ejemplo, la marcha de Xavi a Al-Sadd como jugador.

Coutinho, en el partido ante el Bayern.

En enero del 2015, Bartomeu despide a Zubi y emprende una política deportiva descoordinada donde conviven ejecutivos como Rexach, Braida como solución inicial de emergencia, dejando después la responsabilidad a Robert Fernández, después a Pep Segura, luego a Eric Abidal, que era en el 2015 el secretario técnico del proyecto de Laporta, que fue derrotado en las urnas, y Ramon Planes.

Hace cuatro años, el Barça recibió 222 millones por Neymar. Pero se gastó más de 400 en Dembélé, Coutinho y Griezmann. Ninguno ha funcionado

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No hay estabilidad ni una dirección clara, mientras la plantilla se va, poco a poco, descapitalizando porque las estrellas fichadas a precio de megacracks mundiales (Dembélé, Coutinho y Griezmann) no ofrecen el rendimiento exigido a su coste. Y a su salario. En marzo, Laporta retorna al palco, pero la figura de director deportivo no existe.

Es Mateu Alemany, un ejecutivo, el que asume el rango de director de fútbol, teniendo a Planes de manera circunstancial unos meses (acaba de renunciar a su cargo de secretario técnico), relegando la figura de Jordi Cruyff, quien iba, al igual que Xavi, en el proyecto de Víctor Font, a director de scouting internacional.

Yuste, Laporta, Dani Alves y Alemany. Jordi Cotrina

No tiene el mismo rol Alemany que el ejercido por Txiki Begiristain en el primer mandato de Laporta, capaz como fue el ahora máximo responsable deportivo del Manchester City, de construir dos equipos campeones en apenas siete años. El Barça de Rijkaard, que logró la segunda Champions (2006), y el Barça de Guardiola, que logró la tercera (2009) y la cuarta (2011). Txiki tenía además el paraguas ideológico de Johan Cruyff, cuya influencia en el primer Laporta fue capital. Ahora, el presidente no tiene ni a uno ni a otro.

¿Por qué nadie pensó en el día uno tras Messi?

Porque la inercia de vivir con el mejor jugador del mundo se llevó por delante cualquier iniciativa de encontrarle los socios adecuados para prolongar su carrera en el Camp Nou. Tanto se acostumbró a vivir del Barça de él que generó una conexión tan adictiva como peligrosa. Si había un problema lo resolvía Leo.

Presentación de Messi con el PSG.

Pero ni siquiera los mensajes que lanzó el propio astro argentino ("no nos alcanza para la Champions", dijo en tono inquieto) obtuvieron la respuesta adecuada. Luego siguió elevando la fuerza de su discurso ("no nos alcanza tampoco para la Liga") con idéntico y estéril resultado. El Barça llegaba hasta donde le daba el rendimiento de Messi. Ni tampoco las terribles eliminaciones en la Champions (3-0 del Roma, 4-0 del Liverpool o el 2-8 del Bayern) servían como aviso para hallar la solución idónea en la regeneración de la plantilla, cada vez más pobre de talento y de calidad.

El club fracasó en su intento de regenerar la plantilla y se abandonó a la inercia de que Leo le resolviera todo

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Y el día en que desapareció Messi, desapareció el Barça de la elite europea. En la temporada 2000-2001, el equipo, dirigido entonces por Serra Ferrer, caía eliminado de la Liga de Campeones en la primera fase. Messi debutó tres años más tarde (octubre del 2004). Desde entonces, el Barça siempre habitó entre los mejores equipos del continente.

Memphis Depay, en el partido ante el Bayern.

Y cuatro meses después de la marcha de Leo, en contra de su voluntad, al Paris SG, el equipo retorna al pasado más tenebroso, alejado de los grandes del continente. Él sí está en octavos. Suárez y Griezmann, los otros dos delanteros que fueron del Barça, también han llegado, vestidos con la camiseta del Atlético de Madrid, a la selecta lista de 16 clubs elegidos.

¿Por qué la plantilla se ha desplomado?

Porque ha perdido calidad. Calidad y talento. Conviven un grupo de veteranos con una pandilla de jóvenes ilusionantes, golpeados por las lesiones, como Ansu Fati y Pedri, que no han tenido tampoco la protección de la clase media (Ter Stegen y Frenkie de Jong son los símbolos) para cohesionar al grupo. Había cuatro jugadores en Múnich que fueron titulares en la final de Berlín-2015: el propio Ter StegenBusquets, el capitán, Piqué Jordi Alba. Pero su rendimiento ha descendido de forma notable.

Ter Stegen, en el partido ante el Bayern.

El meta alemán quedó retratado en el 2-0 del Bayern cuando el lejano disparo de Sané se burló de sus manos. El lateral zurdo, que tenía ya molestias previas, acabó roto a la media hora de partido, mientras Piqué y Busquets no daban consistencia defensiva ni equilibrio, superados por el conjunto bávaro. Tanto en el Camp Nou (0-3) como en el Allianz (3-0).

Un cruel parcial de 6-0 que sería todavía más cruel si se suma el 2-8 de hace año y medio. O sea, el Bayern le ha endosado un 14-2 en tres partidos al Barça, cuya irregular y desfigurada plantilla delata todos los errores cometidos por la dirección deportiva del club en estos últimos seis años y medio.

Cuatro jugadores (Ter Stegen, Busquets, Piqué y Alba) estuvieron en la final ganada en Berlín-2015 y en el 3-0 del Bayern

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Está descompensada la plantilla. No hay un nueve puro, ni un lateral izquierdo para suplir a Alba ni un derecho, como demuestra el sorprendente retorno, a sus 38 años, de Alves, mientras Xavi, que quiere instaurar la cultura de los extremos, debe acudir al filial (Abde e Ilias) para hallar las piezas que no posee en el primer equipo.

¿Por qué resulta tan compleja la reconstrucción?

Porque el club está endeudado. Y porque el club no tiene margen para maniobrar debido al fair play financiero como se ha visto en el pasado mercado veraniego. Prescindió de Messi, renunciando así a 50 goles por temporada, y en el último día, prácticamente sobre el límite, regaló a Griezmann al Atlético porque no podía asumir su elevada ficha económica.

Laporta, en la derrota ante el Betis. Jordi Cotrina

En un año, el Barça ha renunciado a tres delanteros de talla mundial (SuárezMessi y Griezmann), a los que ha sustituido con tres fichajes a coste cero: Kun Agüero, a quien el City no renovó, Luuk de Jong, el tercer nueve del Sevilla que lo cedió sin problemas al club azulgrana, y Memphis, que también vino libre del Olympique de Lyón.

No hay dinero para acometer la remodelación que exige la plantilla, condicionada la junta por la herencia recibida y limitada por el fair play que le fija LaLiga

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El Barça no solo ha sido desalojado de la aristocracia europea sino que tampoco puede competir por los grandes fichajes ya que no tiene el músculo económico y ahora tampoco el atractivo deportivo (va séptimo en la Liga, lejos de las posiciones europeas, y acaba de descender a la Europa League) para atraer a las nuevas estrellas, tipo Haaland y Mbappé. 

Además, las elevadas fichas de la plantilla, con contratos fueras del mercado pos pandemia, limitan a la directiva de Laporta, que no puede aligerar la masa salarial para poder acometer fichajes. No fue capaz la junta en verano de desprenderse de Coutinho, el salario más elevado tras la marcha de Messi y Griezmann, ni tampoco de Umtiti, otro de los futbolistas que están en la zona alta de mejor pagados. 

Xavi, en el partido ante el Bayern.

¿Por qué Xavi está atado de pies y manos?

Porque ha descubierto, justo un mes después de su llegada al Camp Nou, “la dura realidad”, como él mismo confesó tras encajar su segunda derrota consecutiva en los cinco partidos que lleva como entrenador. Primero, el Betis (0-1); luego, el Bayern (3-0). O sea, 180 minutos sin marcar ni un solo gol, la prueba más que definitiva de la falta de recursos ofensivos que ahogaron en su día a Koeman y ahora amenazan con hacer lo mismo con Xavi.

Hasta el mercado de invierno, y si el Barça encuentra dinero y una salida a su problema con el fair play financiero que le delimita LaLiga, no tendrá ningún refuerzo. Las lesiones (no ha tenido ni un minuto a Ansu) erosionan la capacidad de maniobra del nuevo técnico. "Es lo que hay", dijo Koeman en una frase que simboliza la pobreza de recursos que vive el Barça, que ha ido perdiendo estrellas que sí decidían partidos: NeymarSuárez Messi, claro. Griezmann, en el Camp Nou, no ha sido tan influyente.

Como le pasó a Koeman, el nuevo técnico no tiene talento en la plantilla ni recursos para instaurar su filosofía. Ni tiempo posee tampoco

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Lo que hay es un equipo que solo ha marcado dos goles en seis partidos de Champions. Lo que hay para Xavi es muy poco margen para intervenir en decisiones realmente estructurales de un equipo agotado. Agotado en lo deportivo (va de mal en peor) y, sobre todo, en lo anímico, incapaz de rebelarse y mostrar síntomas de evolución. Al contrario.

Cada día que pasa se empequeñece un poco más. Y Xavi, que ha declarado instaurado el inicio de "una nueva era", no tiene las herramientas que necesita para implantar su filosofía. Ni los jugadores adecuados ni el tiempo adecuado para solidificar su idea, consumido por las urgencias.

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