Hubo quien celebró, con bufanda blanquiazul en cuello y bandera en mano, los tantos del Poblense desde la grada del Estadi Balear. Quizás fruto de la desesperación, de la incomprensión de una afición que ya no recordaba casi lo que era ver perder a su equipo en casa. Y es que el fortín balear hace mucho tiempo que dejó de ser eso, un fortín. Manix Mandiola se llevó esa alegría al Numancia, equipo que todavía no conoce la derrota en su feudo en lo que va de curso.

El contraste a una afición cabizbaja lo puso el simpatizante del Poblense, que ayer se desplazó hasta el Estadi Balear para presenciar la primera victoria de su equipo durante la presente temporada. Con el pitido final, el casi centenar de aficionados blaugrana inundó el ambiente con su alegría, estalló en un clamor y celebró junto a los suyos, respetando siempre las recomendaciones sanitarias, un triunfo muy importante para sus intereses de cara al final del campeonato. El de ayer fue un derbi de contrastes para ambas aficiones, un encuentro que cerró un aciago 2020 blanquiazul, por el jocoso curso blaugrana.

Manix se llevó la alegría del Estadi

En el Estadi Balear ya han aprendido a respetar la distancia de seguridad. El frío también ayuda a que el aficionado ya no busque la sombra de la grada con desesperación. Ayer los que se sorteaban eran los asientos soleados, menospreciados hace solo unos días por lo incómodo que resultaba presenciar 90 minutos de partido bajo un sol abrasador.

Lo que sí parece costar un poco más es lo de hacer un correcto uso de la mascarilla. Ayer el aficionado-policía, perfil que ha surgido en los últimos meses con total descaro en todos los ámbitos de la vida, tuvo que llamar la atención de un testarudo balearico, a quien se le resistía el correcto uso del protector facial durante el encuentro. La cosa no llegó a mayores, en parte gracias a la seguridad del estadio, quien intervino en la pequeña bronca que se organizó en las gradas, ante la atónita mirada de todos. El hombre, ante la presión de los que le rodeaban, hubo un momento en el que se bajó del todo la mascarilla para recriminar los improperios de aquellos que le rodeaban. Un suicidio en toda regla.

Manix se llevó la alegría del Estadi

A Jordi Roger, a quien presenciando el partido desde las gradas ante Las Rozas, la suerte le había sonreído, ayer se le acabó la fortuna. No gana el técnico cuando acaudilla a sus hombres desde la banqueta y tampoco lo hace cuando les dirige desde el graderío. El próximo paso es probar suerte viendo el encuentro desde casa, pero eso no es una decisión que dependa de la afición. Ingo Volckmann tiene ahí la última palabra y parece que, por el momento, el respaldo del alemán con el catalán no tiene fisuras. Mañana de contrastes en el estadi balear.

Manix se llevó la alegría del Estadi

Manix se llevó la alegría del Estadi