El músico norteamericano Josh Rouse regresa a Mallorca 20 años después para interpretar de nuevo su aclamado álbum 1972, que vio la luz hace dos décadas y presentó en el extinto ciclo Waiting for Waits. «Estamos celebrando los 20 años de este disco tocándolo entero en directo y disfrutándolo mucho», afirma quien este viernes seguirá deleitándose en la sala Es Gremi con un repaso a todos sus temas. «También habrá canciones de otros discos y una nueva», añade, durante 90 minutos de concierto que sus fans acogerán con tanto o más entusiasmo que antaño.

«La única diferencia que creo que notarán es que el tiempo ha pasado y mi voz suena mayor, más a Bob Dylan», bromea, aunque el cariño que le pone a sus temas es el mismo. «Es bueno que un músico no se canse de sus canciones. Me parece que es un álbum con una gran calidad y estoy orgulloso de lo que hice en 2004». Cuando lo ideó buscaba que tuviese «un sonido retro», por lo que se inspiró en el año en que nació y en artistas que admiraba de aquella época, entre ellos Tom Waits y su disco Closing time, al que homenajeó en el ciclo mallorquín.

Otros músicos de los que se nutrió el cantautor fueron Al Green (Call me), Steely Dan (Can’t buy a thrill), Carole King (Tapestry), Marvin Gaye (What’s going on), Neil Young (Harvest) y Stevie Wonder (Talking book). La crítica y el público aplaudieron el quinto LP de Rouse, que le consagró como músico pop-rock con raíces folk, según le han definido.

Con la perspectiva del tiempo, el intérprete de Nebraska ve 1972 «con un sonido clásico, más que retro», que se acentúa en los 2.000 vinilos de edición limitada que han salido a la venta con motivo del aniversario. Después de esa fecha clave, grabó otro álbum, titulado Nashville –en la que vivió muchos años y vuelve a residir–, y luego decidió dar un giro a su trayectoria vital y se plantó en Altea (Alicante).

Josh Rouse estuvo en España 15 años, donde formó una familia, lo que influyó indudablemente en su universo creativo. «A medida que mi vida va cambiando, mi música también. Es difícil definir cómo, simplemente sigo mi oído y lo que sucede a mi alrededor. Me gusta explorar y crecer. Siempre estoy consumiendo cultura: películas, palabras, arte, música... y todo eso está reflejado», resume.

El cantautor crea «por instinto, sin forzar un resultado, dejando que las canciones fluyan de forma natural», con historias sencillas que «es difícil lograr que acaben siendo redondas», concluye.