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El gallinero

Cine de barra

Rebeca del Fresno y Lorena Faus.

Supera la enésima convocatoria del Teatre de Barra la fórmula predominante en las últimas ediciones —bromas, anécdotas más o menos brillantes, gags alargados…— para acudir a la comedia amarga, el drama nostálgico o el thriller. El resultado —que se puede ver en los bares de Blanquerna y su contorno— son cinco piezas interesantes, equilibradas, muy diversas, que rinden tributo a los clásicos modernos del cine —esa era la propuesta general para los autores—.

La más loca, la más inflamada, es Pràcticament perfectes (basada en Mary Poppins) la ha escrito y dirigido Bernat Molina (un habitual del teatro breve) y expone un doble plano eficaz, dos mundos en principio paralelos, dónde los personajes (de Disney) y las personas se funden y confunden entre sueños frustrados e intentos de huida a ninguna parte. Estupendas Sofía Muñiz y Lourdes Ferriol generando momentazos. También escribe y dirige Alfonso Morillas —otro que domina el lenguaje del teatro condensado— la pieza más profunda de esta tanda. Jet Lag viene a ser un flash-forward de Cinema Paradiso; un texto bello, melancólico, muy cinéfilo, muy literario, dónde Laura Andújar y Miquel Àngel Torrens —un magnífico ‘Fausto’ para la ocasión - desentrañan recuerdos y secretos. El show de Truman/Tòfol, de Santi Celaya con Neus Cortés y Xavi Núñez— capta perfectamente la esencia de la película y combina bien el humor, la intriga y el existencialismo que destila la historia. La pieza más oscura la aporta Alejandra Catalán —también la interpreta junto a Pedro Orell, dirigidos por Joan Pizà—. En traspaso es una lectura claustrofóbica de Taxi Driver donde los límites entre la generosidad y la perversión se diluyen. A ratos incómoda, siempre desasosegante.

Dejamos para el final la más audaz, original, compleja. Penya-segat es una deconstrucción de Thelma & Louise: metateatral, sugerente, dura. Una de esas cositas aparentemente naif que te hielan la sonrisa. Una joya más de ese verso libre que es Lluís Colom —el autor más original del Teatre de Barra, el que personalmente más me motiva—. Además, ha vuelto a acertar con el casting; Rebeca del Fresno —un descubrimiento para mí— y Lorena Faus manejan como quieren la historia, el espacio y al público. Podéis ver las cinco historias durante los próximos cuatro jueves.

Sigue el Teatre del Mar a lo suyo, afortunadamente. Pasó por el Molinar Búho, de Titzina Teatro; una bonita indagación sobre la memoria, la identidad y el desapego, fruto de un extenso trabajo de campo —en el subsuelo de Madrid o Barcelona, en cuevas o en comisarías—y de entrevistas a profesionales implicados en el tema (los temas) de la obra. Texto, cuidado, y teatro físico en un montaje en el que me perdí en algún momento (también me emocioné).

En el mismo espacio, las próximas citas son con La Faula (Sargantana), para púbico infantil, con Rodo Gener, Salvador Oliva y Sara Sánchez, dirigidos por Pere Fullana; y Turistas, de Meridional Producciones, una de las apuestas fuertes de la temporada.

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