«Muchas gracias por venir. Hoy más que nunca el nombre de esta gira, Contra todo pronóstico, ha tenido razón. Hace unos 12 días agarré una gripe brutal y tuvimos que suspender dos conciertos en Galicia y ayer mi batería se cayó en la ducha, se rompió no sé cuántas costillas y está en el hospital. No sabíamos cómo íbamos a dar el concierto, pero los dioses paganos vinieron en nuestra ayuda y encontraron un magnífico batería que nunca había tocado con nosotros. Es de dos lugares que yo amo, mitad mallorquín y mitad argentino». Los aplausos del entusiasta público empezaron antes de que dijese su nombre, Cristian Costantini, y aumentaron después porque el gran trovador de Úbeda, Joaquín Sabina, sabe cómo meterse a los fans en el bolsillo.

Las anécdotas se sucedieron anoche entre canción y canción en el recinto de Son Fusteret ante unos seguidores muy entregados. Los 7.000 fans fueron testigos de que «por fin ayer llegó la hora tan temida de hacer balance de mi vida». El concierto de Sabina en Mallorca se asemejó a este verso de su segundo tema, Sintiéndolo mucho, que le valió el último Goya a la mejor canción, compuesta con Leiva para el documental del mismo título. Tras cinco años sin pisar la isla donde vivió Cuando era más joven -arrancó con este tema-, contó otra anécdota de aquella época: «Aquí hice la mili. Tiene que ser un sitio fantástico para tenerle tanto cariño después de hacer la puta mili. Y aquí me casé por muy serias razones, era la única manera de dormir fuera del cuartel». 

Joaquín Sabina saluda al público al inicio del concierto MANU MIELNIEZUK

Más de 20 canciones en dos horas

La veintena de canciones que desgranó durante dos horas con la gran ayuda de sus inseparables cantantes de apoyo y los virtuosos músicos sirvieron para volver a emocionarse con algunos de los himnos culturales de este país desde hace décadas. Y para hacer un par de dedicatorias, una a los «buenos amigos» que tiene en Palma y otra a la mítica Chavela Vargas: «lo malo de cumplir tantos años como uno tiene es que va perdiendo amigos del alma, como esta señora que fue tan íntima amiga. Esta canción, que llegué a tiempo de cantársela, no es para lamentar su muerte, sino para celebrar su maravillosa vida».

Por supuesto, el público coreó con él El bulevar de los sueños rotos. Y poco después Una canción para la Magdalena, a la que siguió 19 días y 500 noches, Y sin embargo y Princesa. El broche final llegó con la tradicional canción española Te quiero más que a mi vida y los casi insuperables temas Contigo, Noches de boda, Y nos dieron las diez. Como dijo Sabina, fue «para quitase el sombrero».