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Màrius Serra novela la vida de Palau Ferré, el pintor que quemaba sus cuadros

El escritor presenta ‘La dona més pintada’ en Manacor y Palma, un libro en el que profundiza en el litigio que mantuvieron el artista y un promotor

Màrius Serra empezó a trabajar en este libro hace cinco años, movido por la curiosidad que le despertó la reacción del pintor. | EUROPA PRESS

Màrius Serra (Barcelona, 1963) sintió «fascinación» por la historia de Maties Palau Ferré (Montblanc, 1921-2000), el pintor que quemaba sus cuadros tras haber sido condenado a pintar 40 metros cuadrados de óleos para pagar una deuda a un promotor. Al escritor le parecía increíble que un artista que fue discípulo de Picasso y al que llegaron a comparar con grandes como Miró o Dalí le resultara desconocido y, más aún, que un creador quisiera quemar su obra, como fue el caso de este catalán. Se documentó sobre su vida, ficcionó lo ocurrido a partir de documentación y entrevistas a familiares y escribió La dona més pintada (Proa), que presentará este viernes, 2 de junio, en Mon de Llibres de Manacor y este sábado, 3 de junio, en Rata Corner, en Palma.

El litigio entre Palau Ferré y Miquel Peirats tuvo lugar hace unos 50 años y acabó resolviéndose en el Tribunal Supremo. El promotor había denunciado al pintor por no cumplir con un contrato de compraventa de unas propiedades. Habían acordado que el artista pagaría con obra propia. La Justicia dio la razón al empresario y condenó a Palau Ferré a entregarle 42 metros cuadrados de pinturas al óleo para saldar cuentas.

Tras esa sentencia, el pintor dijo que quería suicidarse y empezó a quemar todo lo que pintaba. Y lo quemó a diario durante diez años. «Escribiendo la novela, al principio solo conocía la versión oficial de la familia del pintor, muy documentada. Pero vi que necesita contrastarla con la otra parte, de quien había ganado el litigio y, en cambio, había quedado ante la opinión pública como el malo de la película», comenta Màrius Serra.

Palau Ferré quemó sus cuadros durante diez años. |  ARCHIVO

Palau Ferré quemó sus cuadros durante diez años. | ARCHIVO

El escritor asegura que no quería hacer una biografía del pintor. «No soy un investigador que quiera establecer la verdad y el currículum de un artista desconocido, sino un novelista que ve una historia y se hace unas preguntas».

Al tirar de los diferentes hilos de la historia, Serra se encontró con una gran cantidad de datos reales y hechos verdaderos que se convirtieron en «el gran reto de la novela», ya que «la paradoja era que todo era documentable y, en cambio, todo parecía inventado».

En esa investigación, el escritor también ha descubierto la conexión con Mallorca del pintor. Palau Ferré tuvo en Josep Melià, director general de Relaciones Informativas y Secretario de Estado para la Información (1979-80) con Adolfo Suárez, «a uno de sus valedores». Y hay un libro editado en Felanitx, de Miquel Pons, titulado Converses amb Palau Ferré, centrado en este pintor, destaca Serra.

El escritor también aborda una historia más íntima, intentando averiguar quién fue la mujer más pintada por Palau Ferré, aquella de grandes ojos verdes almendrados que mira al lector desde la cubierta del libro y que da pie al título.

Una novela compleja

La novela no sigue la historia de Palau Ferré de manera lineal, el autor va intercalando capítulos de su juventud con los del enfrentamiento con el promotor. Introduce más personajes, reales como el periodista de sucesos Enrique Rubio, que investigó el enfrentamiento entre el pintor y el promotor, y hay también toda una parte documental, unas extensas notas, con más información para aquellos lectores que quieran saber más sobre esta historia. «Probablemente nunca como con esta novela he intentado comenzar de una manera más diferente, ha variado mucho en cinco años. Son 30 años en la vida del pintor. Para evitar que la parte del litigio resultara farragosa, la historia va y viene a los años de juventud en París», explica Màrius Serra.

Para el autor, este libro es el resultado de « un proceso de maduración larga» y teniendo muy en cuenta que escribía sobre algo real, que podría afectar a los descendientes de los protagonistas. «De hecho, este ha sido uno de los caballos de batalla, cuando vi que había tanta gente implicada, familiares, de un litigio que ha sido sangrante, pues fui con pies de plomo, hablé con todos, dejé bien claro que yo estaba escribiendo una novela, no una biografía, que no pretendía excusar ninguna verdad». Décadas después, Serra reunió a un hijo el promotor y a un sobrino-nieto del pintor y ambos han asistido a presentaciones de La dona més pintada. «No deja de ser una alegría que en un litigio como este, de Montescos contra Capuletos de hace 50 años, hoy día, por una novela, se haya cerrado esa herida», celebra el escritor.

Serra asegura que no ha tomado partido por ninguno de los protagonistas del litigio. «Me he hecho muchas preguntas, no solo de si hay buenos o malos, y no, no hay buenos y malos, sino por qué tenemos esta percepción. ¿Por qué un artista tiene prestigio social y, en cambio, un promotor tiene el sambenito de ‘este es el del tocho’, ‘será un gánster’ y después es el que gana?», reflexiona. «Conforme iba sabiendo más cosas, iba basculando de un lado a otro. Y lo intento exponer: no hay buenos y malos, lo que hay es percepción social, y depende de muchos factores y juicios, que a veces no están fundamentados en hechos, sino en prejuicios», concluye el escritor.

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