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Carme Riera: «Me parece una gran tontería lo políticamente correcto y darle la vuelta a ciertos términos»

La escritora y académica presentará la reedición de 'Temps d'una espera' el día 28 en el estand de Embat en la Fira del Llibre de Palma

Carme Riera reivindica la capacidad de las mujeres para crear vida en ‘Temps d’una espera’. | ENRIC FONTCUBERTA

La escritora y académica Carme Riera (Palma, 1948) escribió el diario Temps d’una espera (Edicions 62) hace casi 37 años, cuando estaba embarazada de su hija. Este año se ha reeditado sin que la autora haya cambiado una coma del texto, que es una reivindicación de la mujer y de su capacidad de gestar. El próximo domingo, 28 de mayo, estará en el estand de Embat Llibres, en la Fira del Llibre de Palma, presentando la nueva edición.

¿Cómo ha sido revisar este diario de maternidad 37 años después de haberlo escrito?

Pues una sensación de distancia, porque claro, 37 años son muchos años, lo que pasa es que me pidieron las editoras que no cambiara nada y solamente añadí una pequeña nota, un prólogo, porque me pareció que tenía más sentido dejarlo como estaba.

Es una reivindicación de la maternidad, pero sobre todo de ser mujer, de valorar la capacidad creadora.

Sin duda, la recreadora, la reproductora es algo que normalmente no se reivindica. Ahora empezamos a tomar la cuestión con mucho más interés, pero a lo largo de la historia eso no ha ocurrido porque se pensaba que toda nuestra misión consistía en eso, en la reproducción. Ahora como resulta que también podemos y creamos, no solo hay que reivindicar ese poder creador que ya tenemos, sobre todo en Occidente, porque si pensamos en muchos de los países de Oriente pues la decepción es terrible. Pero la recreadora que es tiene mucha importancia, el hecho de dar a luz me parece extraordinario.

Durante muchísimo tiempo, incluso ahora, no se ha hablado del embarazo en ámbitos profesionales, parece que una mujer tiene que pedir perdón por tener hijos y querer seguir trabajando…

Ese siempre es un reto, es decir, combinar todas las cosas por parte de las mujeres es realmente a veces problemático. Nuestras sociedades no están preparadas para eso y es verdad. Tener que apechugar con un embarazo y además con un trabajo, y esperar que ese trabajo no te lo quiten precisamente por el hecho de estar embarazada, y que tienes que tener un tiempo después para criar a tus hijos, es difícil.

Si fueran los hombres los que tuvieran que parir ¿La maternidad sería un mérito, un valor al alza?

Seguro. Tengo una amiga que dice que el mundo se habría acabado porque no habría habido más partos… No creo eso, pero desde luego estaría mucho más y mejor regulado.

La reedición de este libro ha coincidido además con el nacimiento de la hija de su hija. ¿Cómo ha sido la experiencia?

Pues muy diferente, las cosas ahora son muy distintas. En cierto modo, lo que potencian ahora los pediatras no es a los abuelos, no es la tradición, como ocurría en mi caso, que mi madre estuvo presente y tuvo un papel muy participativo. Ahora no, ahora es casi la unidad familiar estricta, supongo que eso viene de los Estados Unidos, como tantas cosas, y los abuelos, la familia se deja de lado.

¿Qué opina de que a las mujeres se nos defina como seres gestantes?

Me parece una gran tontería, es decir, lo políticamente correcto y sobre todo darle la vuelta a ciertos términos. Igual que con la palabra viejo, que ha significado a lo largo de la historia algo muy definido, la tercera edad, la cuarta edad, los mayores… todo esto son tonterías, zarandajas para no decir lo que es.

Ese sujeto gestante va en contra de lo que reivindica su libro: la mujer y su capacidad de crear.

Por supuesto. Lo primero somos mujeres, nuestra capacidad de gestar está en todas nosotras, queramos o no queramos hijos, y eso me parece algo muy normal, no lo otro.

¿Qué sensación le produce ver la división en el feminismo?

Realmente lo siento, porque el feminismo es un movimiento incruento, al contrario, no ha producido nunca muertes, en cambio las mujeres sí que han sido objeto de muertes precisamente por ser feministas, basta pensar en las primeras manifestaciones y las reivindicaciones de las feministas del siglo XIX, de las pioneras digamos, y basta ver lo que ha pasado en Irán con el asunto del velo. Yo creo que hay toda una serie de reivindicaciones que han puesto a la mujer en el lugar de la víctima, nunca del verdugo y en este sentido, es una pena que el feminismo ande dividido. Yo, como ya soy mayor, pertenezco al grupo de las antiguas feministas, por tanto, creo que las jóvenes tienen que hacer su trabajo, pero si me pregunta, estoy con las antiguas, no con las de ahora.

¿Se siente excluida de este nuevo feminismo? ¿O atacada?

No, porque tampoco me importa mucho. Yo he hecho mi trabajo, lo seguiré haciendo, seguiré luchando por los principios en los que creo en relación a esto y lo que hagan lo demás pues no me interesa demasiado.

¿Qué otros proyectos profesionales tiene, en qué trabaja?

Pues en una novela que espero que pueda salir el año que viene, y estoy terminando de corregirla con mucho interés para que quede bien.

¿De qué genero?

Procuro cambiar de género cada vez porque escribir siempre de lo mismo me aburre, de manera que es distinta a todo lo que he hecho y el planteamiento es algo que creo que nos preocupa a todos y que alguna vez hemos pensado ¿qué hay después de la muerte? Ese es el punto de partida.

Es como un ciclo. En ‘Temps d’una espera’ habla de la maternidad y en esta de lo que habrá después de la muerte…

Sí, en realidad nacemos ya marcados por esa referencia, de la cuna al sepulcro, lo decía Quevedo, hay más de un paso, todo es efímero.

Hace unos meses se estrenó la ópera ‘L’Arxiduc’, para la que escribió el libreto, y dijo que tenía otra propuesta. ¿Está en ello?

¿Otra propuesta operística? No. El gran músico de la ópera Antoni Parera Fons siempre me dice que lo que tenemos que hacer es una ópera sobre la cuestión de los judíos conversos que aparece en mi libro Dins el darrer blau. No he empezado con eso porque me parece muy difícil, mi libro es una novela coral, son muchos personajes y eso para una ópera resulta muy difícil. Pero bueno, a lo mejor si este verano me encuentro con Toni, avanza el proyecto.

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