Diario de Mallorca

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Entrevista
Elvira Lindo Escritora

“Desamparo infantil va a haber siempre porque los niños no tienen armas para protegerse”

“No hay que buscar paralelismos con mi vida; quise deshacerme de mi propia historia para crear un personaje poderoso”

Elvira Lindo. Víctor Echave

De En la boca del lobo, su autora, Elvira Lindo, dice que los lectores y lectoras siempre quieren saber un poco más de la trama de suspense. Cuenta historias duras, de una niña que sufre desamparo y de su madre, que la tuvo con 16 años, sin ningún tipo de vocación para criarla. También dice que la música que acompaña a esta historia es la tradicional de Rincón de Ademuz, que son las salvadas, y, como banda sonora, destaca también la que suena mientras el panadero amasa el pan, las canciones italianas que inundan todo. Lindo mantuvo ayer una conversación con sus lectores y lectoras, dentro del ciclo Encontros con Escritores.

En la boca del lobo narra la historia de una niña, Julieta, pero también de su madre y de su abuela, ¿cómo afronta la escritura de tres mujeres tan diferentes pero que pertenecen a la misma familia?

Me cuesta mucho resumir, porque cuando resumimos, de alguna manera, los argumentos quedan muy simplificados. Es una pequeña población en la que hay muchas mujeres, pero en la que también hay hombres. La voz principal la lleva Julieta, que es una niña de once años, luego, la mujer que se encuentra en el bosque, que es Emma, pero a su alrededor vamos conociendo a su madre, a su abuela, a las vecinas... Mi propósito era que cada una tuviese su momento para expresarse. La propia voz de la protagonista escucha lo que dicen los demás, escuchamos a la mujer en la que ella deposita su confianza, sabemos algo de la madre, que era una mujer extraña, inexperta e irresponsable, pero también de una mujer, Virtudes, que representa la bondad en el pueblo, no porque yo así lo quiera, sino porque es una mujer bondadosa, y hay un hombre muy importante en la novela, que es Leonardo. Yo creo que es una comunidad a la que Julieta pone voz con todo el tiempo que dedica a observarla.

Saca a Julieta de Valencia y la lleva a un sitio mucho más pequeño, de pequeña usted también se tuvo que mudar muchas veces, ¿usó esa experiencia para trasladar a una aldea tan pequeña a su protagonista?

La utilicé en el sentido de que mi madre era de esa tierra, de Rincón de Ademuz, entonces, entre traslado y traslado, en una familia bastante nómada, esa comarca era donde pasábamos vacaciones de Navidad y verano... El lugar tiene mucha simbología para mí, porque es mi infancia. Pensé en un primer momento que era como un reencuentro con el fantasma de mi infancia, que todavía seguía allí, pero luego me olvidé de la idea nostálgica para hacer todo lo contrario: alguien que llega allí y no se quiere ir y tiene razones poderosas para no querer irse. El hecho de que sea en esa aldea, que está basada en una aldea real, que se llama Sesga, es porque yo esa naturaleza la conozco muy bien y, de pronto, sentí que ese era el lugar en el que tenía que situar la historia.

A usted de pequeña tampoco le gustaba la escuela, hasta que llegó a Mallorca, que fue en el primer lugar en el que se sintió bien, a esta niña también le pasa algo y, de pronto, no va bien en el colegio...

No hay que buscar paralelismos con mi vida, porque es un personaje completamente inventado. Yo misma quise deshacerme de mi propia historia para crear un personaje poderoso, quizá tenga alguna similitud conmigo a la hora de mirar aquello, pero no se parece en nada a mi historia.

¿Es “en la boca del lobo” un sinónimo del patriarcado?

No, es una expresión que a mí me venía bien para esta historia, además situándose en un bosque, con muchas similitudes con los cuentos y las fábulas, pensé que iluminaba y la definía perfectamente.

¿Es buscada esta forma de narrar entre el thriller y los cuentos infantiles o la historia fue derivando hacia este ritmo?

Según la historia que quieres contar, tienes que pensar muy bien en la forma que le quieres dar. En este caso, esta historia susurrante y de suspense psicológico, para aquello tan delicado que yo quería narrar, que es el desamparo infantil, era exactamente el tono que yo buscaba.

Hay muchos silencios, secretos y cosas que se saben y no se cuentan y que son un pilar más de la historia, como pasa tantas veces en los pueblos y las familias.

Es importante lo que no se cuenta, porque yo no quería que fuese obvio ni caer en el dramatismo. No sé si hay más silencios en una comunidad pequeña que en una grande, desde luego, los personajes que yo he creado tienen mucho afán por comunicarse y, muchas veces, dentro de una ciudad, te parece que hay más comunicación y no es así. No creo que haya menos comunicación en un pueblo pequeño.

Una escritora puede tener una idea para escribir una novela en el momento en el que tiene que hacerla o puede rumiar esa idea durante años hasta que encuentra la manera de contarla, ¿cómo nació En la boca del lobo?

Fue como un flechazo, fue muy rápido, de pronto sentí que podía situar una historia en este entorno que es de una naturaleza abrumadora y bellísima y la historia vino a mí de repente, pero tú escribes con tu experiencia, no puedes escribir en el vacío, por mucho que lo que le ocurre a esta preadolescente creas que lo has inventado, de pronto, hay muchas cosas en tu vida, muchas personas a las que has observado y escuchado que te sirven a la hora de crear un personaje.

En el libro se narran cosas muy graves, como los menores que están desamparados o las madres que no quieren serlo, y que, aún a día de hoy son realidades silenciadas, ¿por qué siguen siendo tabú estos temas cuando sabemos que ocurren?

Yo creo que los errores de los seres humanos son irremediablemente repetidos, por mucho que la sociedad mejore, porque creo que ha mejorado, y más en un país como España, pero siempre hay secretos y cosas que se ocultan, por eso ocurren cosas que no nos explicamos y por eso un niño o una niña se ve solo ante situaciones que no puede controlar y que no entiende muy bien. La sociedad puede mejorar, pueden mejorar las leyes, puede mejorar la forma en la que la escuela da cuenta de ellos, puede mejorar la familia, pero estas situaciones de desamparo infantil siempre van a ocurrir porque cuando una persona es pequeña no tiene armas para protegerse.

¿Puede la literatura ayudar a crear un futuro mejor, al menos, en lo que tiene que ver con la protección de los menores?

Yo no tengo un afán terapéutico, ya ha leído mucha gente el libro, aunque ha salido hace poco, y hay personas a las que puede ayudar, como a mí leer me ayuda a entender el mundo, con la lectura entiendes a seres humanos que son muy diferentes a ti, o una situación o, de pronto, algo enigmático se convierte en algo claro pero no porque en mi afán esté lanzar ningún tipo de mensaje. Yo soy siempre muy fiel a los personajes que creo y les dejo moverse con cierta libertad, no estoy detrás, haciendo que hablen como yo hablo. Muchas veces son víctimas de situaciones espantosas, pero yo tengo que dejar que fluya la historia. Esta niña tiene la necesidad de hablar, pero yo, en el libro, dejo que encuentre su momento para hacerlo, que no es en la primera página.

¿Alguno de los personajes la sorprendió queriendo ir por un sitio por el que usted no había planeado mientras escribía?

Hay que dejarse llevar por la personalidad y el carácter de los personajes, yo sabía qué quería contar y el final de la historia, pero el camino siempre es misterioso, siempre vas alumbrando con muy poca luz lo que vas contando. Yo controlo perfectamente la historia, los personajes y hacia dónde quiero ir, pero es verdad que hay momentos en los que cierta personalidad de un personaje te subyuga y te dejas llevar por ella.

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