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Entrevista
Israel Elejalde Actor

"Lo bueno del teatro es que sobrevivirá a la inteligencia artificial"

El intérprete madrileño viaja a la isla este sábado para representar junto a Irene Escolar ‘Finlandia’, una obra escrita y dirigida por el dramaturgo Pascal Rambert

El actor madrileño Israel Elejalde.

La última vez que Israel Elejalde (Madrid, 1973) pisó las tablas del auditorio de Can Ventosa fue en 2018 para meterse entre rejas y dar vida a un dramaturgo en la tragedia ‘Tebas Land’, de Sergio Blanco. Cinco años después regresa a Ibiza al mismo espacio con la actriz Irene Escolar para representar este sábado, 13 de mayo, a las 21 horas ‘Finlandia’, escrita y dirigida por el dramaturgo Pascal Rambert. La obra se estrenó en septiembre en el Teatro de la Abadía de Madrid y lleva de gira desde octubre, con un parón de cuatro meses. Los bolos se retomaron la semana pasada, como explica por teléfono a Diario de Ibiza, del grupo Prensa Ibérica, el actor madrileño, que tiene otros proyectos entre manos, como la serie ‘Las noches de Cefía’, de Miguel del Arco, que se estrenará pronto en Atresplayer.

Lo que vamos a ver este sábado sobre el escenario de Can Ventosa es el brutal enfrentamiento de un padre y una madre por la custodia de su hija, algo que desafortunadamente en la actualidad es el pan de cada día...

Sí, es uno de los muchos temas que toca ‘Finlandia’, porque el teatro de Pascal Rambert es muy complejo. La obra habla de una pareja que se ha amado, que ha convivido y que ha tenido un vínculo brutal que ha dado lugar a la creación de una hija y de cómo eso queda arrasado y enterrado por la incapacidad para entender los problemas que tiene el de enfrente. Rambert muestra cómo cuando hay conflictos, a veces, los seres humanos nos comportamos como si fuéramos animales y cómo los protagonistas, Israel e Irene, empiezan a defender la custodia de su hija como si fuera un país defendiendo un territorio, sin tener en cuenta las necesidades del otro.

Cómo comentaba, el teatro de Rambert es complejo y ‘Finlandia’ tiene varias lecturas. No sólo retrata el enfrentamiento entre un padre y una madre sino también la lucha entre un hombre que ve que pierde sus privilegios y una mujer que reivindica su lugar.

Sí, es otro de los grandes temas. Los protagonistas tienen tres diferencias: la de ser hombre y mujer, la de que él es mayor que ella y la de que Irene pertenece a una clase social más alta que la de Israel y tiene más éxito en la vida con su trabajo. Todas esas diferencias configuran una incapacidad para llegar a acuerdos. Irene es una mujer que probablemente cuando era más joven vivió a la sombra de su pareja y que, poco a poco, con el tiempo se va empoderando y adquiriendo una serie de compromisos ideológicos que antes no tenía o no había descubierto. Mientras, Israel, que pertenecía a la izquierda y se reivindicaba como un luchador contra el sistema, ve cómo ahora la gran luchadora es ella y no entiende muy bien cómo se ha producido ese cambio y cuál es la posición que debe tomar, sobre todo porque en el fondo tiene un enorme dolor porque ve cómo la mujer que ama se le escapa. Todo eso genera un cóctel molotov muy potente que enfrenta a dos personas que empiezan a entender el mundo de una manera totalmente antagónica.

¿Diría que es una obra feminista?

Evidentemente, Pascal Rambert es feminista, si entendemos el feminismo como la lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer y la equiparación en todos los estamentos, pero no creo que él definiera esta obra como feminista. El teatro no puede ser una cosa de género. ‘Finlandia’ es una obra donde se pone el altavoz a muchas cosas que ocurren y a muchos discursos que manejamos tanto hombres como mujeres, de izquierdas y de derechas. Creo que es el espectador el que debe definir qué es lo que ocurre sobre el escenario, pero la obra no tiene un afán aleccionador, no tiene el afán de mostrar quiénes son los buenos o los malos, cuál es el camino que se debe seguir o hacia dónde debe girar el mundo. El protagonista, siendo, como tú dices, un hombre que ha perdido los privilegios y que está intentando recuperarlos y que no quiere aceptar el cambio de ella, tampoco es una persona malvada. Es un hombre que está peleando de alguna forma para intentar encontrar un hueco y ella tampoco es una mujer perfecta.

Una escena de ‘Finlandia’ con Israel Elejalde e Irene Escolar. Vanessa Rabade

En este combate entre Irene e Israel se lanzan palabras afiladas como cuchillos…

Sí, es una de las señas de identidad del teatro de Pascal, la de mostrar cómo utilizamos el lenguaje y nuestro conocimiento, en vez de para intentar llegar al otro y hacernos entender, para intentar hacerle daño. En sus textos siempre hay personajes sumergidos en conflictos muy fuertes que tienen una enorme capacidad dialéctica que utilizan para dañar en vez de para construir.

La obra la escribió Pascal Rambert pensando expresamente en Irene Escolar y en usted. Eso, me imagino, supone una gran responsabilidad.

Más que una responsabilidad es un gran honor que un autor como Pascal decida escribir un texto pensando en ti. Además, lo hace conociéndote y adecuándose a tus características, lo que facilita mucho el trabajo.

¿Le ha sido fácil meterse en la piel del protagonista de ‘Finlandia’?

Para mí es un papel bastante doloroso, por lo complicado. Pascal lo ha escrito para mí, pensando en mis capacidades y en mis tonos y yo eso lo noto, pero a la vez me ha dado un personaje muy duro de retratar. Es una persona muy herida, muy hundida, con una visión muy negativa del mundo, con una profunda crisis y en una decadencia brutal. Un hombre que de alguna manera ha perdido su norte y empieza a sentirse desplazado y está como chapoteando en una charca de barro en la que ve que se hunde y que no sabe qué hacer para salir adelante. Es una persona muy perdida. Como hombre, indagar en ese tipo de energía es apasionante por una parte, pero también doloroso y ha sido duro, porque Israel no es un personaje luminoso.

Pascal Rambert, Israel Elejalde e Irene Escolar. Vanessa Rabade

Trabajar con Irene Escolar presupongo que habrá sido cómodo porque ya ha coincidido con ella en otras obras.

Sí, con Irene he trabajado anteriormente en dos obras que dirigió Àlex Rigola, ‘Un enemigo del pueblo’ y ‘Días mejores’, y en una película en la que yo hacía de Valle-Inclán. Además, la he visto actuar una veintena de veces y somos amigos y nos conocemos bien. Ella sabe mis virtudes y defectos y yo los suyos, así que sí, trabajar con ella para mí ha sido muy fácil.

"El arte que no fomenta el espíritu crítico ni invita a hacerse preguntas no tiene interés para mí"

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‘Finlandia’ supone el regreso del proyecto Kamikaze, que creó hace ya muchos años junto a Miguel del Arco y que ahora ya no tiene sede fija. ¿Qué voluntad tenían cuando se metieron en esta aventura?

Teníamos la voluntad de hacer lo que nosotros consideramos buen teatro y apoyar, sobre todo, a autores contemporáneos, aunque también nos hemos hecho famosos haciendo clásicos remozados. Kamikaze ha conseguido hacer productos de calidad que, aunque no están tan en la línea de lo más comercial, no renuncian a llegar a todo tipo de público. Nuestra idea es que el espectador pueda acceder a dramaturgias no demasiado convencionales, que pueden ser muy entretenidas y no difíciles de ver, pero que van un poco más allá para fomentar en el espectador el espíritu crítico.

Me quedo con ese último comentario, el de fomentar el espíritu crítico...

Es que yo no entiendo el arte si no es con espíritu crítico. Puede ser o no entretenido, pero si no intenta conducir al espectador a concebir el mundo de otra manera o al menos a que se haga determinadas preguntas, no tiene demasiado interés para mí.

Comenzó como actor profesional hace cerca de 28 años en el teatro, que ha tenido mucho peso en su trayectoria. ¿Qué ha supuesto vitalmente para usted?

El teatro, para mí, más allá de una forma de ganarme la vida es una forma de vivir. Soy actor de teatro porque desde que tenía trece o catorce años soñaba con ello y lo he conseguido. No podría vivir sin hacer teatro. A veces me agota, porque es muy complicado y a medida que te vas haciendo mayor cada vez es más agotador, pero cuando me paso tres o cuatro meses sin subirme a un escenario es como si me faltara algo, necesito la energía que te da, esa sensación que me sigue emocionando y creo que lo hará siempre.

Gracias a las plataformas digitales, los actores, por lo menos las caras más conocidas, están viviendo una etapa boyante. ¿Cómo lo ve usted? ¿Cree que esa burbuja estallará?

Es cierto, ha habido una explosión brutal de series con las plataformas digitales y la televisión y eso evidentemente ha ayudado a los actores muchísimo, no sólo a los famosos. El cine, sin embargo, está haciendo lo que puede. Salió bastante herido del confinamiento y empieza a resurgir ahora con más dificultad. Yo no recuerdo haber visto hasta ahora a tantos intérpretes trabajando, a pesar de que es una profesión en la que sigue habiendo un paro inmenso. Supongo que esta explosión en algún momento se moderará; de hecho ya hay algunos signos que indican que la cosa se está tranquilizando, pero no creo que la burbuja se desinfle del todo y que entremos en una crisis y de repente de hacer 30 ó 40 producciones pasemos a dos, porque las plataformas han venido para quedarse y la gente quiere llegar a casa y tener veinte series para elegir.

También los actores han encontrado un filón en los audiolibros.

Sí, justamente me has pillado grabando uno. Es un campo en el que también ha habido una explosión, que ahora se está moderando, y en el que muchos compañeros han conseguido trabajar, incluido yo mismo, que he hecho muchos audiolibros.

"El teatro lleva desangrándose casi desde finales del siglo XIX y sigue aguantando"

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Y el teatro, ¿en qué momento se encuentra?

El teatro lleva desangrándose casi desde finales del siglo XIX y sigue aguantando. Nunca va a morir. La pandemia afectó al teatro, pero luego recuperó rápidamente el público bastante bien. Lo malo es que la situación que hemos atravesado ha afectado a las giras, que son cada vez más difíciles. En todos los sitios te programan solamente un día. Si antes se hacían diez, doce o catorce bolos en un mes, ahora la compañía, si tiene éxito, lo más normal es que haga cuatro o cinco, y si no, uno mensual. A eso se suma que se reclaman cada vez más actores para hacer series y es muy fácil que, de repente, no se puedan hacer determinadas cosas o que haya que sustituir a uno de los intérpretes porque deja la gira para hacer un proyecto televisivo.

¿Ha pensado en el futuro que aguarda a su profesión con la inteligencia artificial?

La inteligencia artificial va a llegar, de hecho está muy cerca, y va a haber problemas. Ahora bien, al teatro no lo va a tocar. Es lo bueno que tiene este arte, que es muy minoritario, que es en vivo y que requiere de ese juego casi infantil que se establece entre unos señores y unas señoras que están fingiendo y el público que hace que se los cree. Da igual cómo cambie el mundo, siempre existirá público que querrá acudir a una sala para ver esa cosa casi atávica que es el teatro. No habrá ninguna inteligencia artificial que decida hacer teatro, porque esto es sólo para locos.

El teatro puede que sobreviva, pero habrá que ver cómo afecta, por ejemplo, al cine, porque viendo lo que hace ya la inteligencia artificial imitando las voces de los cantantes famosos da miedo.

Sí, ya se está empleando también para hacer audiolibros. Hay empresas que te piden treinta o cuarenta segundos de voz, te pagan un dinero y directamente copian tu voz para lo que ellas quieran.

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