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La parroquia de Santa Creu inicia un plan director para asegurar su futuro

Este documento, que estará redactado en unos dos años, marcará la restauración, eliminación de deficiencias estructurales y fijará el uso de los espacios y la conservación de sus bienes patrimoniales

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La histórica parroquia de Santa Creu se rehabilitará Manu Mielniezuk

La histórica parroquia de Santa Creu de Palma ha iniciado un proyecto ingente y ambicioso que va a ser decisivo en su futuro y que le va a llevar años completar. Nadal Bernat, su rector, ha encargado lo que se podría resumir como un diagnóstico del edificio y de lo que contiene que permita diseñar un plan de restauración y conservación de este templo, que se remonta a época medieval y que está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC). Un equipo multidisciplinar de especialistas ya está implicado en la elaboración de lo que será un plan director, que marcará no solo las obras a realizar para reparar los daños en la iglesia y su patrimonio material, sino el uso que se dará a cada espacio y la imagen pública que se transmitirá. Además, se quiere conocer mejor su historia y documentar los cambios en el edificio, realizando, si se cuenta con los medios económicos, catas arqueológicas.

El pasado mes de marzo, seis voluntarios sacaron a la calle los 48 bancos del interior de la iglesia para que un equipo de especialistas de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona pudiera realizar una medición con láser de todo el templo para obtener un modelo tridimensional. Miembros de la Cofradía de Penitentes el Santo Cristo de Santa Creu también se encargaron de retirar una pérgola exterior para posibilitar esa planimetría 3D. Pese a lo avanzado de la técnica y a contar con los mejores especialistas, que han trabajado en diferentes catedrales, entre ellas la de Mallorca, el informe tardará ocho meses en estar listo.

Voluntarios retirando los bancos del interior.

El doctor en Historia del Arte Antoni Pons, miembro de la comisión diocesana de patrimonio cultural, es el coordinador de este plan director «para repensarlo todo y que todo cuadre y saber las preferencias de la comunidad de la parroquia». Explica que ese diagnóstico de la Rovira i Virgili es fundamental para conocer el edificio, qué espacios hay y cuál es su estado, si hay deformaciones estructurales y si están relacionadas con patologías visibles o no, información necesaria antes de emprender cualquier intervención.

El investigador calcula que en dos años podría tener redactado el plan director de Santa Creu, aunque mientras tanto se va avanzando en otras cuestiones, como la restauración del Sant Pere o de algunas piezas del belén histórico, incluidas algunas creadas en el taller de les Verges Rosses.

De momento, en este proyecto de plan director ya están implicados el taller de restauración Xicaranda, con Alfredo Claret al frente; el arquitecto José Velázquez; la arquitecta técnica e ingeniera en edificación Arantxa Pardo Rodríguez-Gachs y el diseñador gráfico Jaume Falconer, quien ha creado la imagen para «una nueva manera de comunicar las cosas», señala Pons. «Es muy interesante la visión que tiene mosén Nadal a la hora de gestionar un equipo que tiene que llegar a todas partes, desde la conservación preventiva hasta la distribución del conocimiento de la parroquia», añade el investigador.

Medición con láser en la parroquia. Parroquia de Santa Creu

El origen de esta parroquia está en una iglesia de repoblación construida tras la conquista de Mallorca en 1229. Tal como apunta Bartomeu Bestard en un artículo para este diario, «la primera construcción que se hizo fue el oratorio de Sant Llorenç, situado –como cuerpo independiente– debajo del presbiterio del actual templo parroquial». Con el crecimiento de la población feligresa, se replantearon las dimensiones de la iglesia. «Sabemos con certeza que hacia 1352 se había empezado a construir un nuevo templo, el cual se inició pel cap, es decir, por el ábside, y éste se asentó sobre el oratorio de Sant Llorenç», añade el cronista de la ciudad. «No sabemos si esa iglesia está enterrada o si se la cargaron al hacer esta», añade al respecto Pons.

«Lo que se ha estudiado del edificio no basta, sabemos que hay una serie de cuestiones a resolver antes de intervenir, si es necesario con excavaciones arqueológicas», apunta Antoni Pons.

La histórica parroquia de Santa Creu se prepara para el futuro

La histórica parroquia de Santa Creu se prepara para el futuro M. Mielniezuk

Recorrido por la iglesia

Desde la rectoría, por una estrecha escalera de caracol se accede a la parte más alta de la parroquia, no apta para quien tenga vértigo. Caminando por esta cubierta se llega hasta la base del campanario. A simple vista se observa una larga grieta y desperfectos en lo más alto debido a la filtración de agua. En esta torre hay tres campanas, al menos una de ellas se remonta al siglo XIV.

Dando la vuelta a esta terraza, Pons muestra dónde se encontraron con la desagradable sorpresa de un espacio invadido por las palomas con un palmo de excrementos acumulados que hizo necesario contratar a una empresa para que lo limpiara antes de la llegada del equipo de Tarragona. De nuevo aquí, el historiador del arte muestra una gran grieta que, tras ser inspeccionada por los arquitectos, parece ser que no pone en peligro la estructura de la parroquia. «Este lugar, a la larga, se podría convertir en un espacio de valor para la iglesia, sobre todo si montamos un acceso y el Consell de Mallorca nos lo permite, porque es un BIC», comenta Pons. Un futuro archivo o un rincón para investigación es lo que se imagina aquí el conservador.

Descendiendo por la escalera de caracol se accede a otro espacio, uno de los más antiguos del templo, justo detrás del altar mayor. Allí, Antoni Pons señala un grafito en una pared. «Es un barco histórico y además, el reticulado en el casco de la nace es muy típico de los grafitos que se hacían en época antigua, no puede decir exactamente de cuándo es, pero una nave de dos palos... Elvira González [arqueóloga de la comisión diocesana de patrimonio cultural] podría hacer una revisión de los grafitos de esta parroquia, que no creo que estén explicados todos», afirma el investigador.

Al historiador le intriga lo que puedan encontrar en el espacio bajo la iglesia, justo detrás de la cripta de Sant Llorenç, por si quedan restos de la iglesia de repoblación originaria. «Es un edificio muy complejo, yo creo que incluso más que la Seu», afirma Pons, experto también en la arquitectura de la Catedral.

Siguiendo el recorrido, el coordinador del plan director comenta que también hay que intervenir en la rectoría, que tiene justo debajo el museo de Santa Creu, otro espacio que requiere obras y eliminar el problema «serio» de humedad, que impacta nada más entrar. Las piezas se están inventariando, para guardarlas en un lugar seguro a la espera de tener un espacio adecuado para su exposición y para que puedan ser estudiadas.

La parroquia tiene piezas muy valiosas y también es el lugar donde está enterrado el Capità Toni, feligrés y benefactor de Santa Creu. «Esta iglesia sin el Capitán Barceló no se entiende ahora mismo. Hizo toda una labor de promoción artística», comenta Pons. «Tenemos que decidir si tenemos que recuperar su capilla mortuoria, porque sabemos dónde está», añade sobre una de las innumerables cuestiones que se tienen que repensar.

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