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Biografía

Elvis Presley está vivo: aquí está la prueba

Peter Guralnick ofrece en "Elvis: Último tren a Memphis" y "Elvis: Amores que matan" una biografía monumental del rey del rock

Elvis Presley, por Pablo García.

La corta vida de Elvis Presley (solo 42 años) fue tan larga en acontecimientos y dejó un legado musical tan poderoso que Peter Guralnick ha necesitado dos tomos para completar la biografía definitiva del rey del rock: "Elvis: Último tren a Memphis" y "Elvis: Amores que matan" (Libros del Kultrum). Una obra monumental que rastrea en profundidad una figura compleja en público y privado, un mito que pasó de ser una estrella incontestable a estrellarse en una decadencia vertiginosa. Ha sido calificada como la mejor biografía jamás publicada sobre una estrella del rock, nadie que la lea se atreverá a cuestionarlo.

Guralnick no solo desbroza a Elvis para arrancar de cuajo tópicos, malentendidos, falsedades y confusiones, también consigue ofrecer un retrato lleno de matices y aristas que permiten acceder a las luces y sombras del artista con una mirada limpia de prejuicios y desenfoques: imposible no ver y escuchar a Elvis a partir de ahora con otra perspectiva. El autor ofrece un caudal fluido y abundante de información, y pertinentes reflexiones sobre lo que significó el cantante en la historia de la música. Guralnick no escribe para mitómanos ni morbosos. Ni se acerca demasiado ni se aleja en exceso: crítico y comprensivo, indaga sin puñales ni vendas. Solo así se puede entender más y mejor a un hombre finalmente atropellado por la vida dentro de una sociedad que aclamó su ascenso y asistió expectante a su caída.

Vendidos ambos tomos en un solo estuche a precio muy razonable, sus casi 1.500 páginas llenan las inmensas lagunas y corrigen los "retoques" de la reciente película de Baz Luhrmann, con prudente devoción por el músico y sin cebarse –ni mucho menos juzgar o sentenciar– en sus acciones y omisiones. Y ofreciendo retratos de las personas que lo trataron (bien o mal, bien y mal) alejados de la casi caricatura de Tom Hanks como el coronel Parker.

Más allá del propio protagonista de este nuevo ejemplo de tragedia americana, "Elvis" es una radiografía exhaustiva de la fama. Y los demonios y penitencias que trae consigo. No se aceptan aquí juicios morales retroactivos, descartado el "atávico hábito humano de juzgar enseguida, sin cesar y a todos; de juzgar antes de comprender y en ausencia de comprensión". Porque cuando se trata de ahondar en toda una vida se debe rechazar la superficialidad de las valoraciones.

El autor apunta que Elvis tal vez sea la figura de nuestro tiempo "sobre la que más se ha escrito. También es, en varios sentidos, la peor entendida tanto por nuestra propensión a juzgar como porque, justamente, parece ser tan conocido. Se ha hecho casi imposible imaginar a Elvis entre todas nuestras presunciones, entre toda la falsa proximidad derivada del famoseo".

Elvis, seamos conscientes de ello cuando volvamos a ver sus últimas actuaciones con la salud quebrada y la mirada doliente, el peso sin medida y el look hortera, "construyó un caparazón donde alojar su soledad y ese caparazón se fue endureciendo a sus espaldas". Una historia muy triste que el autor describe echando mano de abundantísima documentación, aunque el biografiado no escribió un diario ni memorias, apenas unas pocas cartas y escasas entrevistas. Lo que sí hay son muchas grabaciones de sus palabras. Guralnick alimentó su trabajo con noticias de la época, revistas de los fans, críticas, análisis periodísticos, anécdotas y testimonios de amigos y testigos. Todo ello filtrado luego por el instinto periodístico para separar polvos y pajas porque se trata de "pintar un retrato y no a crear una página web".

¿El objetivo? Contar al mundo por qué aquella música era "tan vital, estimulante y culturalmente significativa, de qué modo formaba parte del mismo caudal de música tradicional estadounidense que dio lugar a Robert JohnsonHank WilliamsSam Cooke, los Statesmen, Jimmie Rodgers y el Golden Gate Quartet". Nada menos. Ese empeño al final despeñado está en el origen de la obra, pero a medida que se adentraba en los pliegues más escondidos de Elvis, el escritor afiló su mirada y amplió sus conclusiones. "Antaño veía a Elvis estrictamente como un cantante de blues (era mi prejuicio); actualmente, le veo del mismo modo como, pienso, el se veía a sí mismo desde los comienzos, como alguien cuya ambición era abarcar cada veta de la tradición musical americana". Y ha despertado "a la belleza de muchas de las baladas que anteriormente había menospreciado, a la vez que ha revivido mi admiración por la tradición de los cuartetos de góspel que Elvis conocía tan a fondo".

Cientos de entrevistas durante docenas de veces. Un alud de voces para entrar en el laberinto y no perderse. O perdiéndose para encontrar la pista necesaria, la huella que había quedado oculta por tantas pisadas previas. De ahí la minuciosidad de la narración: no siempre lo significativo está en las grandes escenas, sino que se agazapa en conversaciones secundarias: "Deseas que el lector escuche la exuberancia despreocupada de la risa de Elvis". Leves signos de intimidad. Cientos de versiones, cientos de verdades propias, cientos de miradas ajenas. Toda valen, todas cuentan algo enriquecedor para ampliar el contexto al tiempo que acotan su límites.

Elvis no estaba dispuesto a arrojar su personaje al basurero: lo había creado y lo disfrutaba. Los últimos años fueron "una triste pendiente, algo que ha servido de pasto" para caricaturas, y su música "ha pasado a convertirse en un campo de batalla para reñidas disputas étnicas". Tal vez perdiera el rumbo, pero "incluso en sus momentos más oscuros siguió conservando parte de la transparencia inocente. Pese a todas sus dudas, pese a sus decepciones, pese al odio a sí mismo que a menudo sentía, pese a la desilusión y el miedo, siguió viviendo en un ideal democrático de transformación redentora, siguió buscando una conexión con el público, un público que lo quería no por lo que era sino por lo que quería ser".

Amén.

Elvis

Elvis (Último tren a Memphis y Amores que matan)

Peter Guralnick 

Traducción de Alberto Manzano

Libros del Kultrum, 575 / 847 páginas, 39,90 euros 

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