Tenía ochenta y un años y hasta su retiro de los escenarios hace menos de diez años, fue considerado como un referente en el campo de la música antigua, ofreciendo versiones de las obras más emblemáticas de Vivaldi, Haendel, Purcell o Bach, aunque también destacó en la música de su tiempo; citemos como ejemplo sus papeles en óperas de Benjamin Britten como Midsummer Night’s Dream o Death in Venice. Nos referimos al contratenor James Bowman, que murió el pasado lunes, dejando atrás una prolífica y muy interesante carrera como cantante y profesor. Nacido en Oxford en 1941, su discografía, riquísima y muy extensa, contiene joyas al lado de directores como Nikolaus Harnoncourt, Gustav Leonhardt, John Eliot Gardiner, Frans Brüggen, Roger Norrington, Christopher Hogwood y Robert King. Se ha ido un maestro pero podemos tenerlo presente escuchando sus aportaciones en forma de disco, algunas fáciles de encontrar, como la Cantata BWV 54 de Bach; elegancia, estilo y purismo.