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La ensayista Silvia Federici en Mallorca: «El feminismo ha comprendido que no hay que pedir solo igualdad»

La reconocida autora participa en el ciclo formativo de Es Baluard, donde hablará de poner "la vida en el centro para recuperar la salud, la comida y la sexualidad". También ha presentado último libro, ‘Yuyu, flores y poemas’

Silvia Federici: “El feminismo ha comprendido que no hay que pedir solo igualdad”

Silvia Federici: “El feminismo ha comprendido que no hay que pedir solo igualdad” Redacción

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Silvia Federici: “El feminismo ha comprendido que no hay que pedir solo igualdad” Redacción

A la ensayista Silvia Federici, cuyas conferencias se llenan de jóvenes feministas, le gusta que canten: «Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar». «Estos cantos salen porque se han identificado con el discurso de la reproducción social, el cuidado y las brujas», dice la activista sobre su ámbito de divulgación, que ha plasmado en libros como Calibán y la bruja y Revolución en punto cero.

Cree que «muchas jóvenes están muy motivadas para que se produzca un cambio porque ven que la sociedad actual no les va a dar lo que necesitan y no quieren lo mismo que sus madres, que son feministas y trabajan mucho más que antes. Ahora hay una nueva generación que es consciente de que el discurso de la paridad con los hombres no aporta una vida feliz y totalmente plena».

Por este motivo, Silvia Federici (Parma, 1942) es una defensora a ultranza de «la vida en el centro», de la que hablará este miércoles en el ciclo formativo de Es Baluard Museu, Laboratori d’Art i Pensament. Para colocarla en este lugar, hay que «construir una sociedad en la que la producción de la riqueza social, la reproducción cotidiana de la vida, no sea sometida a la acumulación de riqueza privada, sino que sea puesta al servicio del bien común [...]. Por eso creo que el feminismo ha comprendido que no se puede cambiar la situación de las mujeres únicamente pidiendo igualdad», en palabras de la experta.

Si prosigue la lógica actual, «sometida al lucro», no hay «justicia social ni valorización de la vida», de ahí la existencia de «una serie de luchas, contra la guerra, contra la militarización de la vida, contra la destrucción de la naturaleza, la comercialización del campo... y también, sobre todo, para recuperar el confort en la salud, la comida, la sexualidad. Que el lucro, el provecho, no sea el fin que gobierna la vida», pide sobre el cambio de rumbo.

La activista feminista desde los años 70 fue una de las principales animadoras de los debates sobre la condición y remuneración del trabajo doméstico. Reconoce que cuando lo proponían en aquella época se sorprendían, por lo que se alegra de que «hoy tenemos una concienciación diferente acerca de este trabajo». Destaca que «en Francia son las mujeres quienes encabezan las protestas contra la decisión del gobierno de aumentar el número de años para tener una pensión» y lo recuerda porque todo el tiempo que han permanecido en casa sin cotizar «han hecho un trabajo real, que es una de las formas de producción capitalista».

Federici explica a qué se refiere: «No sirve solo para la vida de una persona, una familia o una comunidad. Este trabajo doméstico contribuye a crear más riqueza social porque produce nuevos trabajadores y no existe inteligencia artificial que iguale algo así». Por eso lamenta que las mujeres dedicadas a ello «solo son felicitadas el día de la madre y no todos los días».

Silvia Federici en Es Baluard Museu Pere Joan Oliver Orell

El trabajo doméstico continúa sin ser remunerado ni valorado por los hombres, «como sucede también con los cuidados, que principalmente recaen en ellas. Hay que compartirlos y eliminar la división sexual, pero cuando un miembro de la familia tiene que quedarse en casa, siempre lo hace la mujer porque es la que gana menos». De ahí la importancia de «que los sindicatos no luchen solo por lo que ocurre en las fábricas, sino también en las familias, que necesitan un trabajo doméstico remunerado. La mejora no debe ir solo a una parte limitada de la vida, sino a toda la vida», remarca la especialista.

La revolución feminista en la que las mujeres salieron de casa para trabajar fuera «no ha sido una emancipación real, ya que continuamos en la casa y hemos sumado el exterior, por lo que nos hemos quedado sin apenas vida personal, cultural, para respirar. Ha sido una ilusión, porque la emancipación gracias al trabajo es en realidad el uso masivo de la mujer como fuerza laboral barata sin liberarla del otro esfuerzo», concluye sobre el tema.

Además de ensayista, Federici escribe poesía y este martes presentó en Es Baluard su último libro, Yuyu, flores y poemas, ilustrado por la artista Begonia Santa-Cecilia. Tal como detalla, «la temática es la misma que en los demás textos, aunque con un lenguaje que crea un imaginario y moviliza sobre todo la emoción, muy necesaria». De todos modos, considera que ambos géneros «se entremezclan y utilizan la misma herramienta: la palabra, que produce magia y nos da felicidad».

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