Can Vivot, uno de los edificios singulares de arquitectura civil más grandes de Palma cuyos orígenes se remontan al siglo XV, declarado Monumento histórico-artístico en 1973 y Bien de Interés Cultural en 1995, pide ayuda para su conservación. «Mantener este edificio supone un esfuerzo epopéyico y pedir la cooperación de las instituciones es de cajón. Es un compromiso, porque si no podemos hacer nada con la casa y tenemos la obligación de mantenerla y enseñarla, en algo tienen que cooperar. El paciente, la casa, está muy deprimida», lamenta Pedro de Montaner, doctor en Historia por la Universidad de Barcelona, director del archivo y bibliotecas del ayuntamiento de Palma durante años y gran conocedor del patrimonio mallorquín.
Plan Director (2023-2027) en tres fases
El primer paso para la restauración integral de Can Vivot pasa por un Plan Director (2023-2027) que se redacta en tres fases y que contempla detallados informes referidos a su historia-documental e inventario de bienes muebles e inmuebles; lectura material del subsuelo; planimetría, estado actual de las patología y soluciones; proyectos de conservación y restauración; plan de inversión; y un plan de gestión, entre otros documentos.
Los herederos de esta casa señorial mallorquina han remitido este viernes a la directora insular de Patrimoni, Kika Coll, un avance de este Plan Director, una primera entrega que incluye los currículos de sus redactores, todos miembros de la Asociación Can Vivot: Pedro de Montaner; la historiadora y responsable de la gestión de este plan, Magdalena de Quiroga; el arquitecto Carlos Clemente; la historiadora Aina Pascual; la arqueóloga Elvira González; el especialista en Patrimonio mueble y etnográfico Jaume Llabrés; la especialista en gestión de patrimonio Soledad de Montaner; y la restauradora de textiles Caterina Fiol.
Intervenciones más urgentes
La rehabilitación de Can Vivot permitirá en el futuro ampliar las actuales visitas, ahora restringidas a solo unas cuantas dependencias del edificio como son las salas barrocas, previa inscripción; abrir un centro socio-cultural; y desarrollar diferentes talleres en sus habitaciones, dedicadas a labores textiles o muebles. Entre las intervenciones más urgentes está la retirada de las redes que hay en la fachada, colocadas por orden del ayuntamiento hace dos años. «Se instalaron como medida preventiva, por si caía del alero alguna piedra, pero es una prioridad absoluta su retirada, porque todo el agua que entra se queda en la red y va a parar a la casa, a la cual le daña considerablemente», señala Magdalena de Quiroga.
Otra prioridad «muy importante» son los frescos del tercer estrado, que están desapareciendo por unas humedades que proceden del tejado, porque las cubiertas están bastante deterioradas. «No hay otros frescos como estos en toda Mallorca», afirma la experta.
Una tercera acción urgente sería la de la escalera, que data de 1701. «En algunos puntos se está hundiendo. Sin desmontarla, habría que reforzarla», apunta.
Convenios de colaboración
La Asociación Can Vivot trabaja para crear convenios de colaboración con la Administración y entrar en el circuito de la Fundación de casas históricas de España.
Según explica el arquitecto Carlos Clemente, «lo importante es cómo se sostendrá la oferta cultural por la que apuesta Can Vivot. Lo que hace el Plan Director es dar una garantía de cuáles va a ser los gastos de mantenimiento, el personal que deberá tener, la catalogación del archivo o cómo se podrá acceder por internet a este fondo que conserva 800 años de historia».
Antes del verano está previsto que Kika Coll convoque una reunión para una comisión de seguimiento, con todos los especialistas y técnicos de Patrimonio así como expertos de ámbito nacional, y se solicitará la entrada en el Plan Nacional de Castillos y Palacios de España, a través del cual se podrá optar a ayudas europeas.
