"La experiencia traumática por la que he pasado recientemente, sin embargo, ha eliminado la palabra 'gira' de mi vocabulario”. Así de contundente le explica el aragonés Enrique Bunbury a sus fans que está descartada su vuelta a los escenarios (al menos, en formato gira) a pesar de que definitivamente ha encontrado la causa que le provocaba afecciones en su garganta, el humo de los conciertos. Bunbury se ha estrenado de esta manera en la 'newsletter semanal' con la que se ha comprometido a ir respondiendo preguntas de sus fans de un modo directo sin redes sociales de por medio.

En esta primera carta, Bunbury da explicaciones sobre su retirada ya que, asegura, la mayoría de mails recibidos (más de 2.500) giraban en torno a esta cuestión. “Estaba harto de sufrir, de que cada día que me despertaba en un hotel, una duda constante y creciente me atormentara: Saber si iba a poder completar el 'show', con un equipo de veintialgo personas, preocupados, preguntándome: "¿Hoy cómo te encuentras?", explica con sinceridad el artista que prosigue: “Sabía que nada de eso me ocurría en el estudio, ni en los ensayos. Intentaba buscar una respuesta: quizás, la altura, el smog, el ómicron o el delta, o el virus que fuera... Quizás era un tema psicológico -también pensé-, que mi mente ya se había cerrado a la posibilidad de la vida errante de las giras y no quería continuar y no disfrutaba”.

Todo se había desatado cuando en el 'tour' con el que volvía tras el parón de la pandemia, Bunbury empezó a ver cómo sus problemas de salud se acentuaban: “Nada más comenzar los 'shows' de México, quizás al segundo o tercer concierto, ya empecé a tener síntomas importantes. Básicamente, una tos nocturna y compulsiva que me impedía dormir y descansar: Me costaba respirar y sentía una sensación como de arena en los pulmones. Me arrastré durante el tramo de la gira mexicana, que duró unas cinco semanas, cancelando, (no recuerdo bien si dos o tres 'shows'), pero terminándola”. Ahí tomó la decisión de concluir la gira pero se retiraría tras la misma, asegura el artista.

"Tenía una tos nocturna y compulsiva que me impedía dormir y descansar: Me costaba respirar y sentía una sensación como de arena en los pulmones"

Pero todo se complicó aún más al empezar la gira por Estados Unidos, explica él mismo. Por eso, señala el zaragozano, fue a visitar a varios especialistas que le hicieron pruebas para tratar de encontrar la causa de lo que le sucedía. Todo hasta llegar al concierto de Chicago donde definitivamente tomó la decisión de no concluir la gira con la que se iba a despedir: “New York y Atlanta fueron dos conciertazos espectaculares; pero al llegar a Chicago, empecé a toser de nuevo compulsivamente y la noche anterior al concierto no dormí nada y me di cuenta de que teníamos un problema muy serio, que estaba ahí y que no se iba a ir. El día del 'show' en Chicago tomamos la decisión de que nos íbamos todos a casa y que tenía que volver a Los Ángeles y trabajar con el especialista hasta que averiguáramos de qué se trataba. Mi decisión ya era irrevocable. No quería pasar de nuevo por ese trauma”.

"La creación artística es algo que me sigue emocionando y poder escribir, pintar y componer, es lo que ocupa en estos momentos mis días"

Todo hasta que definitivamente se encontró con la causa, el propilene glicol, contenido en el humo de los conciertos: “Después de todo este tiempo, saber que el problema no está en mí, sino en un producto tóxico y que mi salud está en perfectas condiciones, me tranquiliza y es una liberación. La experiencia traumática por la que he pasado recientemente, sin embargo, ha eliminado la palabra gira de mi vocabulario. Afortunadamente, la creación artística es algo que me sigue emocionando y poder escribir, pintar y componer, es lo que ocupa en estos momentos mis días”, concluye.