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Clásico del indie

Antonio Luque (Sr. Chinarro): “¿Qué otra cosa guay hay en el mundo? El sexo, la música y ya está"

El músico presenta su nuevo álbum, ‘Reality show’, trufado de crítica sociopolítica, en la sala Wolf, arropado por su banda, remodelada con músicos catalanes vinculados a Mishima, Amaia y Zahara

Antonio Luque, más conocido como Sr Chinarro. EPC

¿Quién dijo que el ‘indie’ de toda la vida no estaba politizado? Escuchen canciones como ‘Falsos autónomos’, ‘La audiencia decide’ o ‘Sexo, mar y sol’ (“una multinacional se llevó los años / los mejores años de mi amor”) y admírense del creciente poder corrosivo de la lírica de Antonio Luque en el nuevo álbum de Sr. Chinarro, ‘Reality show’. Esbelto catálogo de canciones pop que mostrará al público barcelonés este viernes en la sala Wolf.

La portada muestra una panorámica de Barcelona desde un recodo del Park Güell, aviso de que estamos ante un álbum con marcado ascendiente catalán. Luque ha remozado la banda una vez más, ahora con Dani Vega (guitarrista de Mishima), Miquel Sospedra (bajo; Alizzz, Amaia, Mazoni) y Xavi Molero (batería con Zahara e Iván Ferreiro), un supergrupo de prestaciones “muy finas y muy elegantes, con clase”. Ha grabado el disco en Molins de Rey y decora la portada una foto de la barcelonesa, ya habitual, Blanca Viñas. Y en Cornellà, donde ha pasado “nueve años yendo y viniendo”, compuso la mayoría de las músicas.

Un poco de humor

Los textos, elaborados en Málaga, donde vive en la actualidad, vienen a proyectar una mirada escéptica al espectáculo de la vida. Luque reconoce, con su habitual retranca, que con los años ha ido a peor por lo que respecta a su conciliación con la realidad. “A mí siempre me ha parecido todo absurdo e intento sobrellevarlo sin deprimirme, con un poco de sentido del humor. Pero van pasando los años, y ya voy por los 52, y cada día me parece todo más estúpido. Igual al final se comprueba que el estúpido era yo”, cavila el sevillano, que destruye aquel cliché según el cual, con el tiempo, uno se vuelve más conservador. “En mi caso es al revés. La primera vez que voté, con 22 años, lo hice al PP, porque no soportaba aquella hipocresía de Chaves de llamarte socialista y vivir como un rey”. ¿Y ahora? “Voto a los más violentos que pueda, o al menos que lleven el pelo raro, para joder a los encorbatados hipócritas”, revela, y añade una apostilla inquietante. “Según me hago mayor me doy cuenta de que hay cosas que solo se pueden arreglar con la violencia, y hasta aquí puedo leer”.

Al menos, en una de las nuevas canciones, la acusatoria ‘Cobarde’, afirma que “el amor existe”, pero no nos hagamos ilusiones. “Sí, el amor es un impulso de vida, pero ahora estoy en una fase más cínica. A veces veo un poco de luz, y de ahí sale esa letra, pero en realidad la canción va contra mí”, reflexiona. La autoría del tema, y de todos los del álbum, aparece acreditada a los cuatro miembros del grupo, una señal de generosidad. “Para mí, la composición es la melodía de voz y las armonías, pero con eso se pueden hacer muchas cosas distintas, y ahí entran los músicos. A los compositores les cuesta dar porcentajes de autoría, pero yo tengo esa costumbre”.

Lejos del vallenato

Con Vega, Sospedra y Molero (y otros dos cómplices, la corista Georgina Wolkowicz y el guitarrista Josep Vilagut), ha construido Luque un álbum pop de complexión dinámica y estribillos memorables, con músculo y finos trazos de sintetizador. Cabe situarlo entre las cumbres de un catálogo discográfico que el próximo otoño cumplirá 30 años y que sigue bien asentado en torno a ese imaginario pop británico que va de New Order a Echo & The Bunnymen. “Mi música favorita es la que es. No me gusta bailar vallenato, me genera cierta inquietud nerviosa. Al fin y al cabo, en la música de ahora no hay nada diferente. ¿Rosalía, porque ha metido el sonido de una moto? Eso ya se hizo antes. ¿Y el ‘autotune’, que ya lo utilizó Cher en los 90?”.

Así, tirando de su propio hilo y cuidando los detalles, sigue Luque ampliando su cancionero. “¿Qué otra cosa guay hay en el mundo? El sexo, la música y ya está. Y el queso y el jamón. Y ver a los niños crecer”, concluye el ‘señor Chinarro’ titular, padre de “uno de 17” al que le gusta el rap, “pero de la ‘old school’, de los 80”, precisa “para salvaguardar su honor”. Un cancionista que no se fatiga y que piensa ya en su próximo álbum. “¿Parar? ¡Que pare otro!”. 

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