Josep Maria Espinàs dedicó en 2005 uno de sus libros de literatura de viajes (A peu per Mallorca. Sense veure el mar) a Mallorca, en el que descubre una isla genuina, tradicional y secreta, solo accesible a las almas más inquietas.

Es curioso cómo el escritor describe la isla como un lugar «por el que no ha pasado el tiempo invasor, que ha naufragado en las playas» y explica cómo la famosa Mallorca vendida al turismo conserva elementos como la pedra en sec en muchos de sus muros, propios de la «la Mallorca sobria, natural».