Diario de Mallorca

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El gallinero

El apocalipsis según Baos

Cartel de ‘El Jorn del judici’.

Imagino a Sergi Baos en el primer día de ensayos de El jorn del judici advirtiendo a los actores de que si han venido a jugar, que apuesten fuerte. Y es que la pieza –escrita a seis manos entre él mismo, Marta Barceló y David Mataró– parte de un lugar muy loco (un gran tsunami ha arrasado Mallorca y solo han sobrevivido cuatro personas y una cabra) y a partir de ahí no para de escalar, apoyada en unas interpretaciones subidísimas, hilarantes, desacomplejadas y no sé cuántas cosas más.

Lo primero destacable es que, a pesar de que el estilo de los tres dramaturgos es muy diverso, el texto es compacto (resulta difícil averiguar qué parte ha escrito cada uno) y coherente dentro de una historia que va de lo distópico a lo surrealista. Un relato humano y sociológico al mismo tiempo, con personajes bien definidos desde el principio (algunos evolucionan más que otros) y situados al límite en lo físico y lo mental. Para que todo eso funcionase hacía falta acertar en el casting –radicalmente bien Alba Flor, Lluqui Herrero, Lluís Oliver y Toni Gomila–, la escenografía tenía que ser acorde a la propuesta, y lo es (brava Elionor Sintes), y la puesta en escena estar a la altura del relato; y ahí Baos ha plasmado su sello: un ritmo de vértigo, una comicidad que bebe sin disimulo del slapstick o los Monty Python y que está envuelta en una coreografía precisa y una narrativa que no da respiro. El público va a salir encantado de ese retrato apocalíptico. No es nada fácil lo que han hecho.

Mientras El jorn llenaba la sala de Es Tub, el Principal presentaba la programación de la temporada, donde habrá artistas locales –con el plato fuerte de Reis del Món (adaptación de la novela de Sebastià Alzamora, con dramaturgia de Josep Maria Miró, dirección de José Martret y de nuevo Toni Gomila en escena) y títulos grandes de fuera: Silencio, de Juan Mayorga, con Blanca Portillo (en marzo); Terra baixa, de Àngel Guimerà con dirección de Carme Portaceli (en abril) o La isla del aire, de Alejandro Paloma protagonizada por Nuria Espert (en mayo); La Bohème y La traviata reinarán en la temporada de ópera.

En el Principal se pudo ver la semana pasada Ana contra la muerte, de Gabriel Calderón; otro tsunami, esta vez trágico, de la escuela Veronese, donde la palabra se va inflando hasta aplastar a un espectador que se va quedando sin armas racionales para gestionar tanta intensidad. Teatro puro. Lástima que las fechas y la climatología abortasen un lleno que en estas ocasiones se me antoja necesario.

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