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Francesc Vicens: «El estudio del canto de la Sibil·la aún puede ofrecer algunas sorpresas»

El musicólogo publica un libro sobre el impacto de esta tradición tras su catalogación como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad

El musicólogo Francesc Vicens. P. ESTELRICH

La Sibil·la després de la Unesco. De patrimoni immaterial a la reafirmació de la identitat (editorial Lleonard Muntaner) es el título del libro del musicólogo Francesc Vicens, que no hace «un análisis ni una perspectiva histórica ni musical ni artística del canto, sino que se valora la influencia que ha tenido durante esta última década», tras ser declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Sobre la Sibil·la se ha investigado y escrito mucho, aunque, para el musicólogo, aún pueden encontrarse nuevos elementos que ayuden a entender una tradición de tan fuerte arraigo en las iglesias de la isla: «Hace 20 años que estoy trabajando en ello y no creo que nunca deje de hacerlo, pues de forma constante aparecen cosas nuevas, la última ha sido el hallazgo de unas pinturas que representan a una sibil·la en el edificio de la actual residencia de sacerdotes que tiene la diócesis cerca de la Catedral. Se conocían esos dibujos, ciertamente enigmáticos, pero nadie los había estudiado antes y han resultado ser unas piezas muy curiosas relacionadas con los misioneros mallorquines en Perú. Con ello quiero decir que que el estudio de la Sibil·la no está cerrado y puede dar aún algunas sorpresas».

El volumen tiene 200 páginas y un centenar de fotografías que ayudan a entender esa tradición y, sobre todo, cómo ha influido en ella la catalogación como bien universal. «Todo elemento cultural vivo está sujeto a transformación, así que como musicólogo me interesan muchos esos cambios».

Pero ¿qué han significado esos diez años? «Lo más importante es que se ha dado a conocer fuera de Mallorca y de los ámbitos musicológicos, pues ha pasado de ser una tradición de la isla a ser conocida por mucha más gente más allá de los especialistas, que eran casi los únicos que sabían de ese canto fuera del archipiélago», en palabras de Francesc Vicens.

La Sibil·la se ha hecho visible al aparecer en páginas web muy consultadas, como la de la Unesco, y al ser llevada a ferias culturales y turísticas. A pesar de todo, se ha mantenido firme a la tradición. Para el experto, «después de diez años de visibilidad internacional, la Sibil·la sigue manteniendo ese punto de elemento patrimonial, alejada de alteraciones que la puedan convertir en elemento museístico». Y respecto al hecho de que haya aparecido en ferias turísticas, Vicens remite a las palabras de Iván Murray, quien intervendrá en la presentación del libro el miércoles en Drac Màgic. «Para él, todo hecho cultural vinculado al turismo tiene el peligro de convertirse en producto de consumo de masas para acabar desligándose del vínculo tradicional que tenía inicialmente».

La portada del libro "La Sibil·la després de la UNESCO" de Francesc Vicens Vidal.

La portada del libro "La Sibil·la després de la UNESCO" de Francesc Vicens Vidal.

¿Sabemos los lugares en los que se canta la Sibil·la? El especialista cree tener localizados todos los lugares. «Quién sabe si en el futuro descubrimos alguna sorpresa, cosa difícil pero no imposible. La Sibil·la se canta en todas las iglesias de Mallorca durante la ceremonia de la Nit de Nadal, cosa que en algunos casos, en llogarets o parroquias de barriada, provoca ciertos problemas a la hora de encontrar quién la cantará».

Desde hace unos años, sopranos profesionales o semiprofesionales han querido poner en su repertorio ese canto y son ellas las que suben al altar o al púlpito, aunque no siempre ha sido así, pues durante mucho tiempo fueron monaguillos varones los que lo cantaban: «Antiguamente, los que cantaban eran hombres vestidos de mujer, sacerdotes vestidos con ropas vistosas, diademas, pelucas, en muchos casos naturales y elaboradas con cabellos que las familias daban a la iglesia. Después fueron niños y, tras el Concilio Vaticano II, se abrió la puerta a la incorporación de las mujeres», explica el musicólogo. Si en alguna parroquia lo cantara un hombre, sería más un anacronismo que una traición. «El discurso que clama el personaje puede leerse desde una perspectiva de empoderamiento femenino», puntualiza.

Respecto al futuro, «su continuidad está garantizada, pues es importante que ha motivado revisiones curiosas en otros géneros, como pop, rock, doom metal o jazz, con lo que se ha ampliado el abanico para darla a conocer y manteniendo vivo su canto con los elementos propios de la música del siglo XXI», concluye Vicens.

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