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La poesía se alza entre el público en el Festival de la Mediterrània

Las nueve voces del XXIV Festival de Poesia de la Mediterrània recitaron y cantaron desde la platea, los palcos y el escenario del Teatre Principal en una edición dedicada a Miquel Costa i Llobera en el centenario de su muerte

La poeta catalana Odile Arqué se levantó de su butaca en platea y comenzó a recitar y cantar rodeada de público. Guillem Bosch

Se baja el telón y comienza el espectáculo. Antes, levantado, los asistentes a la Festa de la Poesia van sentándose en sus butacas del Teatre Principal mientras suena de fondo El pi de Formentor en la voz de Maria del Mar Bonet, un homenaje al poeta Miquel Costa i Llobera durante el centenario de su muerte. Entre el público, tanto en platea como en los palcos, hay poetas, no solo anónimos, sino también los nueve protagonistas de la XXIV edición del Festival de Poesia de la Mediterrània. Pero hasta que no se alzó cada uno con sus versos cuando el telón bajó, todos fueron espectadores de un evento literario que puso en valor un año más «la cultura catalana minorizada», en palabras anoche del director, Biel Mesquida.

Nueve poetas –seis mujeres y tres hombres– recitaron en cinco idiomas, la mayoría en catalán, aunque también en castellano, euskera, francés y árabe. Letras que en todo momento estuvieron acompañadas por el lenguaje universal de la música, a cargo del contrabajo Antoni Cuenca. Tras la presentación desde un palco del maestro de ceremonias, la poeta catalana Odile Arqué se levantó de su butaca en platea y comenzó a recitar y luego cantar mientras un foco la alumbraba. Le siguió el mallorquín Miquel Àngel Adrover y sus poemas resonaron en la sala desde un extremo de la platea. Cuando el público ya buscaba al tercer autor entre los presentes, el telón finalmente se levantó y en el escenario apareció la poeta siria Nisrín Akram Khouri.

De nuevo la atención en platea, Louise Dupré recitó sus versos en el francés de Quebec, otra de las lenguas minorizadas, que cobró protagonismo ayer proyectada desde las primeras filas del teatro público de Ciutat. El acto central del consolidado festival poético siguió en una pantalla iluminada situada en el escenario desde la que se reflejaba la sombra de la poetisa, compositora y cantante del grupo Marala, Clara Fiol Dols. La joven isleña interpretó uno de sus temas antes de aparecer tras el enorme lienzo y dar paso a los versos mientras avanzaba hacia su butaca entre los espectadores. A continuación llegó el turno de Arnau Barios, Mari Luz Esteban, ella en euskera, y Aina Riera, que precedieron al último poeta de la noche, el también renombrado ensayista Ramón Andrés.

La sombra de la cantante y poeta Clara Fiol en una pantalla. | G. BOSCH

Todos ellos consiguieron lo que Mesquida pidió al público al inicio del «concierto», según su definición, «que la poesía y la voz humana hecha música entren por todos los agujeros del espíritu». También destacó el lema de esta edición, Poesia és lluita, porque «es una herramienta de combate» que logra lo que muchos tratan de impedir, es decir, «la percepción, el pensamiento y la fraternidad. La poesía nos hace más sabios, igualitarios, libres y un poco más felices», sentenció. Y explicó por qué una silla antigua tapizada con terciopelo rojo presidió durante toda la noche el escenario de la Festa de la Poesia: «Nació como símbolo del escritor perseguido, encarcelado, asesinado; y está aquí para recordarlo». Una de ellas es la autora siria que subió al escenario del Principal, refugiada en España desde hace tres años por la guerra en su país.

El director del festival, Biel Mesquida, desde un palco. | G. BOSCH

La XXIV edición del Festival de Poesia de la Mediterrània tiene continuidad este sábado, también en el teatro palmesano, con la puesta en escena de los poemas de Francesc Company en la obra Animals a la carrera, junto a la banda de rock Orquídea; y al día siguiente la danza protagonizará el evento multidisciplinar con el espectáculo Malditas plumas, de la bailarina Sol Picó.

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