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Cómic

'El Guerrero del Antifaz' cabalga de nuevo

La editorial mallorquina Dolmen rescata al legendario personaje de cómic 40 años después de sus últimas aventuras para una ambicioso plan que cuenta con el beneplácito de la familia Gago

Eduardo de Salazar, guionista, y Miguel Quesada, dibujante

‘El Guerrero del Antifaz’, el clásico del cómic creado por Manuel Gago García a mediados de los años 40 de la pasada centuria, seguirá haciendo historia, agigantando su leyenda al grito de ‘Voto a bríos’. La editorial mallorquina Dolmen, que cuenta con el beneplácito de la familia Gago, tiene un ambicioso plan para los próximos años: la publicación de historias clásicas, nuevos álbumes ambientados en la colección original, aventuras actualizadas al siglo XXI, novelas, antologías con material nuevo y el final del histórico “continuará” de la serie.

El primer paso, presentado hace unos días en Madrid, son las ‘Nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz’, 40 años después de su publicación original, una colección de once volúmenes de periodicidad cuatrimestral cuyo primer volumen incluye una historia corta que narraba el origen del Guerrero, así como los nueve números iniciales de los finales de los años 70, con un prólogo de Marisa Gago (hija de Manuel) y otro nombre propio de la historieta, Carlos Giménez.

Un momento de la presentación celebrada en Madrid

Dolmen también pone a la venta ‘El Guerrero del Antifaz: El impostor’, un álbum firmado por Eduardo de Salazar y Miguel Quesada, hijo del legendario historietista y sobrino del propio Manuel Gago, con prólogo de Luis Alberto de Cuenca, en el que el héroe de la capa cuenta con la ayuda de su fiel escudero Fernando, con el que sigue recorriendo territorios en liza entre musulmanes y cristianos en busca del asesino Alí Kan. “Este proyecto es global -cuenta el editor de Dolmen, Vicente García-­, e incluye incluso una novela del personaje escrito por la hija del autor, Marisa Gago. Por eso mientras el álbum que acaba de aparecer de Eduardo de Salazar y Miguel Quesada es continuista, y mantiene la personalidad del Guerrero, cuando hagamos el remake la idea será alejarnos y emplear simplemente la base fundacional”.

'El impostor', lo nuevo de 'El Guerrero del antifaz'

Vicente García (Palma, 1971), que lleva cerca de 30 años dedicados al mundo editorial, recuerda que se enganchó al Guerrero a principios de los 80, “en un estanco de la plaza Fleming”. Precisamente ha sido su “megalomanía ecléctica” la que encendió este proyecto que hoy ve la luz: “Cuando Eduardo de Salazar me propuso sacar el álbum que había escrito, decidí acompañarlo de una línea entera y resucitar la franquicia del personaje que llevaba 40 años muerta. Digo megalomanía pues no hacen las cosas sueltas en pequeña escala, y eclecticismo porque no había una línea exacta donde encajarla. Pero me gustaba el proyecto y las posibilidades. Y era un reto emocionante”, reconoce.

“Creo que todavía hay bastantes incondicionales del Guerrero que esperan poder seguir viendo a su personaje favorito espada en mano repartiendo mandobles y es pensando en ellos como hemos hecho esta nueva aventura. Tenemos la esperanza de que haya gente más joven dispuesta a coger el relevo. Es difícil pero no perdemos la esperanza. No creo que podamos resucitarlo. Me conformo con que esto sirva como un homenaje digno para Manuel Gago y si de paso alguien descubre al personaje y se engancha bienvenido sea”, confiesa el dibujante Miguel Quesada.

Un sueño de infancia

Hijo del célebre historietista homónimo, cuyo nombre está ligado a títulos como ‘La pandilla de los siete’, ‘Pantera negra’ o ‘Dan Barry’, y sobrino de Manuel Gago, el hoy sexagenario Miguel Quesada se crió “rodeado de tebeos y de gente que se dedicaba a hacerlos. De niño quería hacer tebeos de aventuras al estilo del Guerrero pero cuando me hice mayor ya no estaban de moda. Como dibujante solo pude hacer cómics de chicas para Alemania y después me dediqué durante años a trabajar en animación 2D. El hacer ahora el Guerrero es como poder cumplir un sueño de la infancia”.

El Guerrero del Antifaz llegó a publicar 668 cuadernos en 21 años y es, junto a Roberto Alcázar y Pedrín, uno de los títulos con mayor peso del cómic español de mediados del siglo pasado. Con tiradas de más de 200.000 ejemplares en los años 50, solo sería superado en popularidad y en ventas por ‘El Capitán Trueno’. “En su momento fue toda una revolución al ser un nuevo estilo de hacer historietas mucho más dinámicas de lo que se había visto hasta entonces y con una trama folletinesca que dejaba siempre al lector con la necesidad de saber qué pasaría en el siguiente cuadernillo. Fue el inicio de la Escuela Valenciana e influyó de manera definitiva en todo lo que se publicó en España en las siguientes dos décadas”, afirma Quesada, un autor que no olvida sus raíces, presume de ADN y se atreve a destacar algunas cualidades de sus maestros familiares. De Manuel Gago, además de la imaginación que le permitió crear montones de series diferentes, subraya “la capacidad de trabajo sobrehumana que le hacía producir el triple de tebeos que cualquiera de sus coetáneos pero sobre todo que como persona también fue un fuera de serie”. Respecto a su padre señala que “fue junto con Luis Bermejo (mallorquín de adopción) y poco tiempo después José Ortiz quien mas acertadamente supieron seguir la senda que había marcado Gago y todos ellos dejaron obras tanto a nivel nacional como internacional que se han de tener muy en cuenta al hablar de la historia del cómic”.

El Guerrero del Antifaz, un personaje de cómic legendario que se abre a nuevos horizontes

El Guerrero del Antifaz, un personaje de cómic legendario que se abre a nuevos horizontes

El guion, a cargo de un experto en superhéroes

Eduardo de Salazar (Madrid, 1964), especializado en cómics de superhéroes, es el encargado de ponerle voz a las nuevas entregas del Guerrero, una empresa a la que se enfrenta “con vértigo, timidez, curiosidad, alegría y satisfacción... y espero que con prudencia y paciencia. También con ansiedad. Se mezclan muchos sentimientos, algunos contradictorios. Nunca me imaginé en esta situación”, expresa.

Al igual que Quesada, el guionista creció con El Guerrero, una de sus colecciones favoritas. “Siempre pensé que era una lástima que no pudiese evolucionar y desarrollarse más”, apunta sobre un cómic que dejó de publicarse en 1980, con la muerte de su creador. Su pasión por el héroe del antifaz nació a la par que su devoción por el Capitán Trueno y el Jabato. “En Trueno y Jabato, que tienen etapas admirables, pronto descubrí que por muy mal que lo pasasen, al final siempre triunfaban. El Guerrero, en cambio, podía ganar luchas físicamente, pero su victoria nunca era completa, y sus amigos podían morir, desaparecer, o estar separados durante largas aventuras, a diferencia del inseparable trío de Mora”, comenta.

De Salazar, que ha escrito y mucho sobre Spiderman, Hulk, Iron Man o el Capitán América, considera al Guerrero “un anti-héroe, porque pese a sus hazañas es rechazado por la sociedad en la que vive. Lleva encima un sentimiento de culpa que le atenaza, y sin embargo no duda en seguir adelante y hacer lo que considera correcto”.

En sus nuevas andanzas, El Guerrero del Antifaz contará con nuevos compañeros, unos leales, otros no tanto. Es el caso de Myriam y su padre, Abdul Azim, que ya aparecen en ‘El impostor’. “Me gustaba la idea de añadir trasfondo a la juventud del Guerrero. Si conoces su historia, crece creyéndose musulmán y combate a los cristianos hasta que su madre le revela que ella fue raptada cuando estaba embarazada y que su padre era un noble cristianó. De la noche a la mañana, el personaje cambia de bando, y nunca más se hace mención de sus 20 primeros años de vida, ni de la gente con la que convivió, tuvo que tener amigos, novias y maestros”.

Editor, dibujante y guionista, en definitiva, los nuevos impulsores de El Guerrero del Antifaz, confían en volver a conectar con el lector, a conquistar a los más jóvenes y reconquistar a los que en su día ya se rindieron ante su magia. “La acción y la emoción, eso es lo que conectó con el público en su mejor momento. Son las bases de cualquier narración de aventuras, que todo ocurra muy rápido, y que al mismo tiempo despierte curiosidad por lo que ha de venir, que se sufra con el protagonista, o con sus amigos, y uno se sienta feliz o angustiado con sus peripecias”, reflexiona el guionista.

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