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Gary Hill: «El lenguaje es la sustancia primaria del ser humano, igual que el ADN»

El prestigioso artista conceptual americano con residencia en Mallorca presenta un «work in progress» en la Galería Baró de Palma, donde la muestra de su obra irá cambiando con diferentes acciones performáticas hasta finales de año

El artista Gary Hill, fotografiado en su exposición de la Galería Baró. B. Ramon

La identidad de la obra de Gary Hill (Santa Mónica, 1951) se asocia inmediatamente con el lenguaje, ya que la mayor parte del tiempo trabaja con palabras, tanto escritas como habladas. Se inició en escultura, pero en la actualidad es uno de los artistas contemporáneos más importantes que investigan las relaciones entre las palabras y las imágenes electrónicas «algo que ocurrió por casualidad a raíz de lo tedioso que es la escultura, un proceso que conlleva muchísimo tiempo y frustración. El vídeo, el sonido y otros medios de comunicación son una forma más conceptual de pensamiento, donde puedes externalizar esas ideas», remarca.

Hill estudió en la Arts Student League de Woodstock, Nueva York. Entre sus numerosas subvenciones y becas se encuentran las del Consejo Estatal de las Artes de Nueva York, el Fondo Nacional de las Artes, dos becas de la Fundación Rockefeller y una beca de la Fundación Guggenheim. Ha expuesto en los museos más importantes del mundo, como la Fondation Cartier pour l’art contemporain y el Centre Pompidou de París; el Whitney Museum of American Art o el MoMA, entre tantos otros, además de haber recibido numerosos premios. En la actualidad vive en Palmanova con su mujer de origen polaco y su hijo de 8 años.

Para la obra que expone en Palma ha utilizado un sistema no binario informático que descompone los pronombres. «Un amigo lo diseñó para mí hace ya casi 30 años», explica. Además de los cuadros y murales ha llevado a cabo algunas esculturas tridimensionales que en este momento están en París. Un vídeo que tiene como protagonista al propio Hill y una grabación con su voz narrando su manifiesto, puede escucharse individualmente complementando así la instalación. Su intención es reflejar el 1y el 0, el él y el ella, e ir cambiado continuamente de forma performática, algo característico de las instalaciones de Hill y de su ferocidad intelectual.

Durante su carrera de más de 40 años, se ha movido más allá de los estrechos confines del vídeo hacia tecnologías interactivas experimentales, utilizando medios electrónicos novedosos, que se despliegan como un medio para investigar la relación entre la percepción, la cognición, el lenguaje y la conciencia. En Baró utiliza largas secuencias que combinan he, she, his y hers, pronombres personales en inglés. «Parece muy abstracto pero cobra sentido cuando le pones un título», subraya el artista. «Utilizo puertas lógicas en el ordenador para investigar la concepción que tiene el espectador de un yo unificado, más allá del lenguaje», añade.

A Hill le gusta jugar con lo visual y lo conceptual y se concibe como un artista del lenguaje. «El lenguaje es la sustancia primaria del ser humano, igual que el ADN. Cuando se habla de inteligencia artificial puede ser ciertamente poético ya que el origen del lenguaje es un misterio, así como la manera en la que formulamos pensamientos», explica.

El artista considera que los NFT’s en el sentido de arte conlleva cierto carácter estúpido ya que cualquier cosa puede ser denominado arte digital. «La única ventaja de los NFT’s es que cada vez que se vende, el artista tiene asegurado que recibe un porcentaje. No es arte, es solo una prueba de un block chain. Dejando esto a un lado, hice un NFT basado en una experiencia que tuve cuando robaron mi obra Frustrum de la Fundación Cartier en París. Esa obra incluía un lingote de oro de 12 kilos que tenía grabado For everything that is Visible is a copy of that which is Hidden (Por cada cosa visible hay una copia de ello que es invisible) y que imagino fue fundido. Después decidí hacer un vídeo conceptual de 45 segundos sobre ello», relata.

Sobre las personas le interesa que estén presentes a través de proyecciones, aunque hace dos años escribió el libro Encounters sobre un indígena estadounidense, Martin Cothren, fallecido en 2016 y con el que Hill expresa, «seguiré trabajando con su espíritu». Aunque provenían de diferentes orígenes, tanto cultural como creativamente, Hill y Cothren forjaron una estrecha conexión y permanecieron en la vida del otro durante 20 años, hasta la muerte de Cothren. You Know Where I’m At and I Know Where You’re At (Tú sabes dónde estoy y yo sé dónde estás tú) es la culminación de su «amistad de alteridad». Atraviesa sus altibajos, desde la paranoia y la generosidad hasta el perdón y la tristeza a través de dibujos, cartas escritas a mano y prosa. El libro reúne los objetivos del proyecto de experimentación artística y literaria a través de la colaboración.

Esta es la segunda exposición en Palma del artista, tras la primera en 2016 en la Fundación Juan March a través del Kunstmuseum Wolfsburg de Alemania.

Como cualquier artista que utilice medios de imagen y sonido, la obra de Hill en vídeo trata de una nueva forma de escritura. Se inspira en las perspectivas postestructuralistas sobre las cambiantes relaciones entre el habla, la escritura y el lenguaje, y a veces incluso se puede considerar que las reivindica. En la Galería Baró comparte espacio estos días con Chakras & Geometries del artista pakistaní́ Rasheed Araeen, una retrospectiva condensada de sus 60 años de práctica artística, reuniendo obras históricas y su última creación.

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