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Escritor
Entrevista

Juan Manuel de Prada: "Mallorca era el paraíso perdido y el epicentro de la vida poética y afectiva de Ana María Martínez Sagi"

El escritor presenta este martes en Palma 'El derecho a soñar', la investigación sobre la vida de una mujer pionera en numerosas facetas y que cayó en el olvido

Juan Manuel de Prada presenta este martes en Palma 'El derecho a soñar: Vida y obra de Ana María Martínez Sagi'

Juan Manuel de Prada presenta este martes en Palma 'El derecho a soñar: Vida y obra de Ana María Martínez Sagi' Pere Joan Oliver

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Juan Manuel de Prada presenta este martes en Palma 'El derecho a soñar: Vida y obra de Ana María Martínez Sagi' Montse Terrasa

Juan Manuel de Prada ha invertido 26 años de su vida en conocer la verdadera historia de Ana María Martínez Sagi, sobre la que ya publicó Las esquinas del aire en el año 2000. Ahora presenta El derecho a soñar, un libro de 1.700 páginas que constituyó una tesis, en el que reconstruye la vida de esta poetisa, sindicalista, periodista y fotógrafa en el frente durante la Guerra Civil, feminista y anarquista que fue campeona de España en lanzamiento de jabalina y la primera mujer que formó parte de la junta directiva del Barça, entre otros logros que De Prada reivindica. Exiliada de España, a su regreso décadas después, se topó con el olvido. El escritor ha querido presentar su obra en Mallorca, una isla que marcó la vida y los poemas de Martínez Sagi, una mujer que estará siempre ligada a él, asegura. La presentación será este martes, 18 de octubre, en el Centro de Cultura Sa Nostra, a las 19 horas.

Afirma que esta es la obra de su vida. ¿Por qué? Más allá de los años de investigación... 

Fundamentalmente porque el personaje de Ana María me conmovió muy profundamente, me desconcertó también que una mujer que había sido tan importante se convirtiera en una mujer anónima, esto me impresionó mucho. Y luego, la verdad es que cuando me asomé a su obra, sobre todo a su obra poética, me quedé deslumbrado, me pareció que tenía muchísimo talento y creo que la vida trágica que vivió hizo que ese talento no pudiera fructificar debidamente. Le tocó vivir situaciones muy difíciles. La mezcla de todo esto me afectó mucho, prácticamente la vi morir, yo la conocí ya en la última etapa de su vida lúcida, pasó el último año con un deterioro cognitivo muy fuerte y me impresionó mucho el personaje y me impresionó mucho su talento. Ella, además, me encomendó la recuperación de su obra, a los 20 años de su muerte. Parte de esta obra era de temática amorosa y referida además a una mujer, de la que estuvo siempre enamorada, que era Elisabeth Mulder, otra escritora catalana, y yo creo que no quería ofender a su familia o simplemente quería poner un poco de tiempo de por medio… Me pidió que tratara de publicar su obra una vez que hubieran pasado 20 años de su muerte. Empecé a preparar su obra y me di cuenta que tenía que lanzarme a escribir esta biografía.

Había publicado ‘Las esquinas del aire’ ¿En qué momento decide que la vida de esta mujer merece una investigación más profunda?

Preparando su obra inédita, me doy cuenta que hay muchas cosas que ella me había contado que no están bien contadas o que tienen lagunas… Entonces me empieza a picar la curiosidad y me doy cuenta que hay muchas cosas que no me ha contado. Ella ha tenido una vida muy traumática, tanto en el aspecto afectivo-personal, como en el aspecto puramente histórico. Ella era una mujer con inclinaciones lésbicas, digámoslo así, aunque también tuvo relaciones con hombres, pero que tiene un ansia de maternidad tremenda y eso genera en ella un problema fuerte, afectivo, existencial, y toda su vida afectiva, ella me la cubre con un velo. Me hace ver que su gran amor es Elisabeth Mulder, pero tuvo otras muchas relaciones importantes que ella me ocultó. Y es una vida traumática desde el punto de vista histórico, es una chica de la alta burguesía, conservadora, que, sin embargo, ella en toda su juventud se mueve en ambientes de izquierda catalanista, próximos a Esquerra. Ella vive también en una tensión, porque su formación en su familia había sido en francés y en castellano y ella se mueve en un ambiente catalanista y sin embargo no escribe bien en catalán, de hecho su poesía es toda en castellano. Su periodismo no, alterna catalán y castellano. Esto genera una tensión muy fuerte que rompe cuando estalla la guerra yéndose a Aragón como corresponsal y se adhiere al anarquismo. Se implica mucho y vive situaciones muy duras, en primera línea en el frente, en los artículos que escribe ella te cuenta cómo ve morir a la gente. Y creo que también es testigo de represiones muy duras, allí en Aragón, y esto la deja muy tocada. Luego, sus primeros años en el exilio en Francia son también durísimos, creo que las pasa canutas, pasa hambre, le toca dedicarse a oficios muy duros y esto le traía recuerdos malos. Es posible que hiciera cosas de las que se arrepintiera en esos años. Ella echa un velo sobre todo esto, pero yo me doy cuenta que para entender su poesía y para reivindicarla de verdad había que contar su vida, había que investigar la verdad.

En esas cosas que ella fabulaba, incluso dijo que había tenido una hija

Ella no tuvo ninguna hija. Ya cuando escribí Las esquinas del aire, hace más de 20 años, me asaltaron las dudas, su testimonio lo veía muy poco convincente, porque situaba la hija en un momento en que ella ya era cuarentona muy avanzada, eso a lo mejor hoy día, pues bueno... pero en aquella época era insólito. Había incongruencias, pero aún así yo en aquel libro lo puse tal y como ella me lo contó, porque cuando quise aclararlo, ella había perdido el oremus. En esta biografía demuestro que no tuvo ninguna hija, que fue un sueño que ella concibió producto de la frustración enorme que le producía no haber tenido hijos.

Cuando va descubriendo cosas y comprueba que ella ha ocultado o edulcorado ciertas vivencias. ¿Su sentimiento es de enfado, de sentirse engañado por ella?

No. Mi sentimiento es que el ser humano no está hecho de una sola pieza, a pesar de que hoy en día los fanáticos nos hagan querer creer que las personas estamos hechas de una sola pieza, es falso. Las personas tenemos muchos recovecos, muchas complejidades, somos un puzle y hay muchas cosas que no las contamos porque nos hieren, no hay que buscar tampoco razones sórdidas, razones delictivas o malvadas… Todos en la vida hemos tenido experiencias muy duras que preferimos dejarlas a un lado. Sentí compasión, me identifiqué mucho más con el personaje. El testimonio que ella me dio de su vida me pareció un poquito empalagoso, merengoso, porque todo era estupendo, maravilloso, luminoso y las vidas no son así.

En la pascua de 1932, ella viene a Mallorca con Elisabeth Mulder. Aquí vivieron, o por lo menos en sus poemas lo refleja, una historia de amor. ¿Cómo debió ser en una isla tan diferente a la turística de hoy? 

Fue el acontecimiento cenital de su vida, por eso yo he querido venir a Mallorca, porque considero que Mallorca era el paraíso perdido y era el epicentro de la vida poética y afectiva de Ana María. Ana María conocía Mallorca gracias a su hermano Armando, jugador de fútbol, venía a su casa los veranos. Cuando se enamora de Elisabeth Mulder le propone venir a Mallorca y vienen en abril del 32, viven aquí una relación muy intensa, tan intensa que luego va a ser la inspiración poética de Ana María para toda la vida. ¿Cómo pudo ser esa relación? Dentro de un mes voy a publicar una especie de diario lírico fantaseado en torno a esa relación que ella tiene aquí en Mallorca, se titula Donde viven las almas, y creo que ellas llevan una vida muy recoleta, se van a Alcúdia, que en ese momento es un paraíso. Cuando hace tres años fui allí, me encontré una Alcúdia que sospecho que no tiene nada que ver con la que conoció Ana María, porque en las descripciones siempre habla de que los pinares prácticamente llegan hasta el mar y ahora en esos pinares hay montañas de apartamentos. Ellas viven un amor del que hay muchísima constancia en los poemas de Ana María. Llegó incluso a escribir poemas muy eróticos, de un erotismo muy osado para la época, impublicables. A ese amor que vive en Mallorca le dedica dos libros, uno que se llama Amor perdido y luego deja un libro inédito, que yo recuperé hace unos años, que se llama La voz sola. Estos libros están íntegramente dedicados a su amor por Elisabeth Mulder en Mallorca. Y luego hay un tercer libro, Canciones de la isla, que escribe entre 1932 y 1936, también íntegramente dedicado a Mallorca. Podríamos decir que la mitad de la obra poética de Ana María Martínez Sagi está dedicada a Mallorca.  

Usted estuvo en Mallorca, siguiendo sus pasos. ¿Cuál ha sido el trabajo de campo?

Lo primero que hago en Mallorca es ponerme en contacto con Margalida Capellà, porque ella le hace una entrevista a Ana María en el año 1970. Para mi decepción, Capellà no recordaba a Ana María. Entonces le pido teléfonos de escritores de aquella época y no la recuerda ninguno. Entonces ya desesperado, me meto en internet y veo que hay un tío que tiene un blog que ha publicado cosas, pero las ha quitado. Y veo que se llama 'Balutxo', Bartomeu Mestre. Y él se acordaba perfectamente. Y se convierte en mi escudero en la investigación y ha sido quien más me ha ayudado en la investigación. Bartomeu sí se había quedado con esta mujer, le había impresionado mucho. Algunos de los descubrimientos más fuertes de este libro los logro gracias a él. Uno de los más impresionantes es la faceta de fotógrafa de guerra de Ana María, no solo es corresponsal literaria, sino que es corresponsal gráfica, hace fotos en el frente.

Fue pionera en todo...

Sí, es la única mujer española que hace fotografías en el frente durante la Guerra Civil. Y tiene fotos muy buenas publicadas en La Vanguardia y en otros periódicos. Lo que más pena me ha dado es que siendo un lugar tan importante para ella, fíjate, dejó ejemplares de su libro Laberinto de presencias en todas las bibliotecas de Mallorca, en cambio no he podido encontrar en los archivos de la isla ningún vestigio de ella y tuvo que escribirse con gente de Mallorca. Ella tiene mucha relación con Jaume Adrover, en los años 70, que era un gran animador cultural de ese momento. Se mueve un poco en los ambientes de los intelectuales antifranquistas del momento...

Incluso con la madre de Maria del Mar Bonet...

Con la madre de Bonet tuvo relación antes de la Guerra. Ella tuvo una relación con una gimnasta suiza Elsy Longoni y esta era muy amiga de Mercè Verdaguer, que era una chica joven que se dedicaba al naturismo sobre todo. Evidentemente fue amiga de ella. En los años 70, antes de su definitivo regreso, siempre viene a Mallorca, pasa temporadas largas.

De hecho, sus cenizas fueron arrojadas aquí...

Sí, cuando ella muere, pide que le arrojen las cenizas al "mar de Mallorca", su corazón estuvo siempre en Mallorca.

Fue vocal del Barça femenino.

Sí, la primera mujer directiva de un equipo de fútbol en todo el mundo, al menos de cierta categoría, en el año 34.

Y pese a todos sus logros, cae en el olvido

Sí, me sigue pareciendo sorprendente en cierto modo, pero cuando entiendes la historia de España, es comprensible. En el año 39 se produce una ruptura absoluta y de muchos escritores que se van al exilio, su figura se difumina. Y todavía, si tejen vínculos entre ellos, pues unos por otros... su memoria se mantiene. Pero Ana María rompe sus vínculos con otros exiliados. A partir del año 46, en donde inicia una relación con otra mujer, que llegaría a ser importante en Francia, rompe con el mundo del exilio, se mueve más en ambientes culturales franceses... Y cuando vuelve a Cataluña, vuelve con ilusión de reanudar su carrera literaria, pero se tropieza con el desprecio del mundo cultural catalán, en el que por un lado estaba la gente todavía viva de su época, pero era gente que se había asimilado al franquismo y un personaje como Ana María les era incómodo. Pero el mundo cultural antifranquista, que era sobre todo juvenil, la generación de Barral, de Castellet, pues la desprecia, la ve como una reliquia. En ese momento, a una mujer se la percibe con un poco, no diría que de desprecio, pero no se la toma en serio. También se ha quedado desfasada. Ella entabla relación con el mundo feminista catalán, pero las feministas de los 70 están en otras movidas muy distintas a las de ella. Y ella tiene un carácter muy duro, era una mujer muy fuerte, que había querido siempre imponerse, el paso de los años y los sufrimientos padecidos la hacen una mujer muy dura, muy resabiada y no habría que descartar que tuviera un pequeño trastorno mental.

Finalizada la obra, ¿cuál es su sensación ahora?

Para mí reconstruir la vida de Ana María han sido 25 años, porque la conozco en 1996 y este libro lo acabo en 2022. Creo que este será un libro apreciado con el paso del tiempo. Tampoco puedo pretender que la gente se lo ponga a leer como un best-seller, es un libro de 1.700 páginas que solamente lo va a leer gente muy interesada. Pero lo que más me importa es que Ana María tenga la posibilidad de ser reconocida, porque creo que nunca la tuvo, por razones diversas. Me gustaría que pudiera ser conocida y valorada, creo que es una poeta de muy alta categoría. Tiene poemas dedicados a Mallorca extraordinarios.

Después de tantos años centrado en esta figura, ¿ahora qué se plantea?

A mí Ana María me acompañará siempre, además tengo la certeza de que volverá a mí. Es una relación de por vida. Ella me marcó mucho y creo que ya nunca me podré separar de ella, seguirá siempre en mí, en mi corazón e inevitablemente en mi obra.

Se acaba de entregar el Premio Planeta, que usted consiguió en 1997. ¿Qué recuerdos tiene?

El Premio Planeta te cambia la vida, para bien y para mal, porque pone el foco en ti, te da una proyección enorme, te permite vivir profesionalmente de la literatura, también te saca de tus casillas. Te da una proyección tan brutal que te convierte en un personaje público. Lo recuerdo con cariño pero también con alivio de haberlo dejado atrás.

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