Una defensa de la lectura, una apuesta por la literatura oral, y también por la música, una oportunidad única para conocer el oficio del escritor, y en algunos casos para ponerle rostro a nuestro autor favorito. Eso fue, a grandes rastros, lo que dio de sí la cuarta edición del festival Literanit celebrado ayer en distintas librerías, bibliotecas, comercios de restauración y espacios polivantes de Palma, la Part Forana, Menorca, Eivissa, Formentera y Barcelona.

Organizado por la Institución Francesc de Borja Moll, asociación que, entre otros objetivos, trabaja desde 2015 por la dinamización en el campo literario a partir de actividades lúdicas, transversales y gratuitas como el Literanit, esta gran fiesta de la lectura arrancó en Palma a media mañana, en el Espai Caramulls y la Botiga Melicotó, y concluyó pasadas las nueve de la noche en In Café, con La nit, la foscor i els monstres, acto que contó con la presencia de Emili Sánchez-Rubio y Damià Rotger. Entremedias hubo conferencias, presentaciones de libros, coloquios, recitales y conciertos, de todo tipo y para todos los públicos.

El acto inaugural se celebró en Can Balaguer, y giró en torno a literatura y música, con Aina Fullana, Sebastià Alzamora y el dueto compuesto por Alba Casaramona y Joan Berenguer como protagonistas. La primera confesó qué significa para ella el ejercicio literario: «Escribir, para mí, es crear un espacio en el que puedan convivir libremente todos los pensamientos y las emociones que han pasado alguna vez dentro de mí, incluso aquellos de los cuales no he sido consciente».

«Todas las formas de literatura son importantes porque nos permiten expresar y conocer cada una de las verdades que hay en el mundo. Nos permiten hablar de racismo, de machismo, de violencia de cualquier tipo, de sexo, de pobreza y de riqueza, de autoconocimiento, de adicciones, de traumas, de política, de lengua, de historia, de salud mental, de amor, de dolor… (…) Porque la literatura llena los vacíos que la historia ha dejado silenciados y nos enseña el que la escuela nos ha privado de tener al alcance. La literatura no entiende de edad, género, nacionalidad, clase social… Aquello que nos preocupa a todos, todo lo encontramos en la literatura», subrayó Fullana en el pregón.

Por su parte, Alzamora, que fue el encargado de pronunciar el Manifest per la lectura, honor que en la edición pasada del Literanit recayó en el poeta Biel Mesquida, empezó su intervención preguntando en voz alta «por qué leemos» y encontró una respuesta en Jaime Gil de Biedma: «Le preguntaron por qué escribía, y él respondió, por si acaso». «También lo hacemos para obtener placer», añadió Alzamora, y en este sentido señaló que «leemos mucho más de lo que escribimos. Hay una sobrevaloración evidente del hecho de escribir: una burbuja especulativa de la escritura».

Para el autor de Ràbia, Crim de sang y La netedat, por citar solo algunos de sus muchas obras premiadas, escribir ni es divertido y «tampoco un suplicio, es un oficio, y como todos los oficios requiere esfuerzo, voluntad y una cierta capacidad de renuncia», a diferencia de la lectura, que resulta «mucho más gratificante».