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«El amor es tan exagerado que una novela no puede reflejarlo»

Maria de la Pau Janer (Palma, 1969) estrena novela. ‘Tots els noms d’Helena’ no es un jalón más en la abultada producción de la ganadora del Planeta, porque pone fin a siete años de silencio literario marcados por vivencias dramáticas. Para comenzar de nuevo, una revisión de ‘La Ilíada’

Maria de la Pau Janer Ricard Cugat

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿Ha vuelto?»

Sí, he regresado, el retorno es la palabra adecuada porque siete años son mucho tiempo. De hecho, albergo sentimientos contradictorios. Tengo ganas y también algún miedo, por esta novela nacida con esfuerzo de circunstancias complicadas.

Clausura siete años de silencio.

No había acabado el libro cuando Joan (Corbella) murió. Él estaba entusiasmado y le gustaba mucho. Me preguntaba por el final y no se lo quise contar, aunque siempre lo tengo claro desde el principio. A su muerte, interrumpí la escritura.

«Me siento como si no hubiera publicado nada en toda mi vida».

No soy la misma que hace siete años, así que he recuperado la sensación que no había vuelto a experimentar con un libro nuevo, es como si fuera el primero.

Menuda matanza causó su Helena de Troya.

Una grandísima escabechina, pero ella no es la culpable. La guerra no es fruto de la belleza ni de la bondad, sino de la ambición desmesurada y la sed de poder. Helena protagoniza una leyenda preciosa y no se le dio voz.

‘La Ilíada’ es un libro machista, patriarcal.

No, es un libro magnífico. A través de una guerra terrible, permite que incluso quienes somos antibelicistas entendamos que en el campo de batalla se exprimen todas las miserias y virtudes humanas. La guerra es un espejo de la miseria y la grandeza.

O sea que hay vida más allá de los cincuenta.

Si me lo hubieras preguntado hace un tiempo, te hubiera respondido que no la hay. Hoy apuesto a que sí.

No me creo el amor en las novelas.

Y yo te digo que el amor en las novelas, aunque sea explicado de forma intensa, no alcanza la fuerza destructiva o constructiva que logra en la realidad. El amor es tan exagerado en la vida real que una novela no puede reflejarlo sin hacerse inverosímil.

¿Hasta dónde ha llegado o llegaría por amor?

Muy lejos, creo. Depende del amor. Por mi hija, hasta el final.

¿Irene Montero leerá este libro?

No sé si le llegará a las manos. Escribo con mirada de mujer, pero no me pondría la etiqueta feminista porque se han perdido los papeles muchas veces en nombre del feminismo.

Su protagonista es tan obsesiva como usted misma.

No sé si tanto, porque lo soy bastante. Soy la actriz Eva, Helena de Troya y todas las mujeres de mi novela, pero no me encontrarás si no me conoces.

En la era digital, todos somos espejos.

Ahora nos miramos demasiado, Helena no podía enfrentarse a un espejo. No resistía su imagen, era consciente de su influencia y no le gustaba.

La belleza es la peor de las maldiciones.

No, es magnífica en la vida, en la naturaleza, en el arte. Y al mismo tiempo, es muy cruel y dura para quien la tiene.

Cuántas mujeres se casan sin amor con su Menelao.

Muchísimas, incluso hoy. Menelao es la opción más práctica, sencilla, fácil. Hoy todo es rápido, superficial, de mirar y no tocar, no se buscan las historias potentes y profundas. Vamos tirando.

¿‘Tots els noms d’Helena’ significa que todas las historias ya están contadas?

Significa que dentro del personaje no hay una sola novela. Muchas mujeres hemos sido en algún momento Helena de Troya, complejas y perpetuamente divididas, hijas de dios y mortal.

Maria de la Pau Janer siempre es noticia, por lo literario o por lo sentimental.

Tengo esta habilidad, que no creo que sea un don porque a menudo se convierte en una cruz. No me altera ni lo más mínimo porque, a medida que te haces mayor, lo relativizas todo y más bien me provoca una sonrisa.

Ya sabemos qué escribe, ¿qué lee?

Mucho, desde pequeña. Sobre todo poesía, la necesito porque me alimenta. La novela me llevó a La Ilíada, La Odisea, y de ahí a las tragedias clásicas. Ahora leo ensayos sobre la prehistoria, los Neandertales. Y novela de actualidad, como Benvolguda de Empar Moliner, amiga y buena escritora.

Además de las clásicas, hay una excelente hornada de nuevas escritoras.

La mujer está logrando el empoderamiento en muchos ámbitos. Procuro leerlas, y ahora mismo estoy fascinada por Irene Vallejo.

¿Volverá a ser noticia por motivos extraliterarios?

No lo sé, a mí la vida me continúa sorprendiendo.

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