La manera en que Marcos Collantes y Keina García han decidido celebrar el vigésimo aniversario de Mushroom Pillow, el sello discográfico que crearon allá por principios de este siglo, es tan atípico como la traca final de las celebraciones. Se trata de un recopilatorio con versiones de canciones fundamentales en la trayectoria del sello a cargo de grupos que, en su mayoría, no forman parte del mismo, inicialmente publicadas en seis singles en formato vinilo, y que ha visto la luz a mediados del año siguiente del propio aniversario.

“Nuestra obsesión real es avanzar sobre lo que hacemos. Hacer una celebración mirando hacia atrás nos parecía algo aburrido por un lado y, por otro, nos daba la sensación de que quien hace eso suele hacerlo con un afán de que cualquier tiempo pasado fue mejor, y en nuestro caso no es así”, cuenta Marcos Collantes.

Lo que fuera un proyecto de dos universitarios coruñeses con 1.000 euros de capital y la idea de expandir los horizontes de la música alternativa española en todas direcciones ha ido consolidándose cómo una marca de éxito que, desde el primer gran acierto que fueron Xoel López y su Deluxe antes de que rompiese las barreras entre el indie y el mainstream con su hit Que no, ha sabido apostar siempre por caballos ganadores de todo pelaje como DeloreanThe Sunday DriversTriángulo de Amor BizarroLove of Lesbian o Yall, entre muchos otros.

“Tenemos cero nostalgia y, precisamente, nuestros mayores éxitos están sucediendo ahora”, asegura el responsable de Mushroom Pillow (retratado en la fotografía de arriba), que tuvo claro desde un principio que los fastos de celebración de las dos décadas de la discográfica no incluirían fiestas, conciertos o exposiciones, tan solo música: “La gente, al final, lo que quiere es engancharse a una canción, disfrutar de un tema que sea especial y le da igual que sea de hace diez años, quince, cinco o ayer”, destaca.

Hogar de grandes nombres del pop-rock indie español como los antes citados y otros como La Habitación RojaSr. Chinarro o El Columpio Asesino, Mushroom Pillow, como explica Collantes, ha ido diversificando su negocio. Una primera pata está centrada en el catálogo más tradicional de la discográfica durante los últimos años; otra tiene un perfil más internacional y se acerca al pop electrónico, con “números uno en Francia y en toda Europa”, y una tercera tiene que ver “con el nuevo pop español que está sucediendo ahora, algo que nos alegra muchísimo porque conectamos muy bien con ese tipo de gente”. La última pata, bajo la marca Relatin, se centra en la reinterpretación de clásicos de la música latina en clave electrónica y de club, con djs y productores de todo el mundo. “Ahí estamos consiguiendo tener una repercusión en Reino Unido que nunca habíamos tenido”, puntualiza.

Toda esa diversificación, explica el director de Mushroom Pillow, surge de una necesidad de ampliar territorios, pero también de una genuina curiosidad musical. “La labor de nuestra compañía va más allá del éxito del momento. Va de crear un catálogo que a veces parece que no tiene nada que ver, pero que si lo pones todo junto en una playlist y eliges las canciones adecuadas, te das cuenta de que sí hay un hilo conductor”, destaca. Una filosofía que permite una convivencia coherente entre veteranos como Sr. Chinarro, alter ego grupal del sevillano Antonio Luque, que lleva editando sus discos con Mushroom Pillow desde 2006, y jovencísimos talentos como Jimena Amarillo quien, con la misma edad que el propio sello, ha publicado su debut discográfico en él tras una meteórica trayectoria de autoedición.

Antonio Luque, líder y único miembro fijo de Sr. Chinarro.

Luque destaca como mayor virtud del equipo de Mushroom Pillow “que son trabajadores; cuando tu eliges un camino tienes que trabajar e insistir, no como le pasaba a Acuarela (su primera discográfica), que les gustaba mucho la música, pero les gustaba más la fiesta que la música”, se sincera. “Con todo mi respeto a Jesús Llorente (fundador de Acuarela discos), que sabe que le tengo aprecio".

Tienen buen criterio y me gusta que confíen en el artista y no le digan lo que tiene que hacer” -Jimena Amarillo

Por su parte, Jimena Amarillo destaca de su experiencia con la discográfica “que dejan mucha libertad, y creo que tienen una visión muy chula. Comparto muchos gustos musicales con ellos, creo que tienen buen criterio y me gusta que confíen en el artista y no le digan lo que tiene que hacer”, cuenta la artista valenciana. Amarillo señala que pasar a trabajar con Mushroom Pillow no ha supuesto ningún peaje a nivel creativo (“sigo grabando en casa de Pau Roca, de La Habitación Roja, no he pisado un estudio en mi vida”), pero sí le ha aportado cosas importantes: “A nivel repercusión es tremendo, ahora hago conciertos que flipo y he conseguido cosas como que Cris Carmichael, que ha hecho arreglos de cuerda a Taylor Swift, colabore en mi canción Cuando ya no me quieras”.

Para Marcos Collantes esta buena sintonía no es ninguna sorpresa. “Me siento más cómodo y más afín hablando con gente de 18-22 de ahora que con gente de 40-45, porque me parece más interesante lo que quieren hacer a nivel de producción o cómo entienden los sonidos que vienen de otro sitio y los adaptan a su realidad”, cuenta. Sin embargo, sí admite que la afinidad con todos los grupos de su catálogo no es exactamente igual, “pero eso me ha sucedido siempre”, apostilla. “El problema es que antes había una involucración demasiado emocional con algunos grupos, y me he dado cuenta de que eso no es bueno ni para mí, ni para el grupo ni para nadie, porque lleva a malos entendidos que no tienen sentido”.

Una manera de gestionar relaciones que, como señala Antonio Luque, es beneficiosa para todos: “Yo no espero que la gente de mi sello sean mis amigos del alma ni Chiquito de la Calzada: son gente que lo que tienen que hacer es trabajar y punto”. Luque, sin embargo, sí destaca la buena sintonía con los empleados que han pasado y siguen en el sello, como también con sus dos máximos responsables: “Me alegra verlos, ver cómo pasa el tiempo y que están bien; les veo interesados en mí, y quiero pensar que algo habré colaborado en su bienestar, igual que ellos en el mío, y eso está bien”, razona.

Pese a repetidos intentos de hacerle caer en algún renuncio, Marcos Collantes mantiene la cabal serenidad que ha hecho que artistas de todo tipo hayan fichado por su sello (“Marcos no bebe alcohol y Keina es vegetariana, eso ya te da una idea de que tienen mucha fuerza de voluntad”, destaca Luque). La máxima concesión es la promesa de montar, ahí sí, una fiesta por todo lo alto el día en el que Mushroom Pillow baje la persiana, y una confesión que, de puro natural, suena sincera: “Al final, de los artistas con los que no volveríamos a trabajar ahora has aprendido un montón de cosas, muchas tensiones que no te interesa volver a vivir, y te permite entender cómo es la gente con la que vas a colaborar, y prever si estás dispuesto a hacerlo”. Es muy posible que, dentro de veinte años, Mushroom Pillow siga en pie y, aún así, no haya fiesta de celebración. Al tiempo.