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Inés Martín Rodrigo: «La palabra amar, a base de usarla, se ha vaciado de significado»

La ganadora del Premio Nadal,dio ayer una charla en el Club Pollença

La escritora y periodista Inés Martín Rodrigo, ayer hablando de ‘Las formas del querer’. | GUILLEM BOSCH

Escogió la palabra querer, no amar, porque es «más bonita». Inés Martín Rodrigo, ganadora del último Premio Nadal por su novela Las formas del querer, charló anoche en el Club Pollença sobre el libro que le ha cambiado el último año de su vida y en cuyo título no utilizó «amar» porque, «a base de usarla, de mal usarla, se ha vaciado de significado». En cambio, «querer es virgen, no ha sido tan usada [...] y es terrenal, la notas, la sientes y la tocas», no como la «espiritual» amar, comparó quien también es periodista en el suplemento literario Abril, del grupo Prensa Ibérica, al que pertenece Diario de Mallorca.

La escritora ha dado vida a la protagonista, Noray, y a «muchos robaplanos» que representan las formas del querer en un volumen donde hay además «mucho dolor, enfermedad mental, física, maternidad, amistad...», enumeró. La conversación en el centro cultural de la localidad de la Serra fue introducida por la jefa de redacción del suplemento cultural de ABC, Laura Revuelta, que calificó de «novelón, tal como se decía antes», una ficción que «retrata la Historia de España [de los últimos 80 años] sin pretensiones ideológicas». Martín Rodrigo añadió que «la historia de Noray transcurre pareja a la historia reciente del país, pero ese no es el contexto fundamental, sino lo que ocurre de puertas para adentro».

Es lo que sucede en la vida de «una joven de veintipocos años que tiene que afrontar la muerte inesperada, sobrevenida, de sus abuelos maternos, que la han criado. Para superar ese duelo se refugia en la escritura encerrada en la casa familiar de un pueblo que puede ser extremeño o castellano y retoma una novela sobre la historia de su familia que había postergado, por lo que es una dentro de otra», explicó.

La conversación tuvo lugar en el Club Pollença. | G. BOSCH

Las formas del querer, donde «hay mucho» de la autora, «no surgió de repente. La escritura no es algo que surja y la literatura no es de repente, sino algo que uno lleva muy dentro. La escritura era mi vida privada, mi vida íntima», afirmó sobre su relación con ella antes de publicar su galardonada primera creación narrativa y dos libros previos, una biografía y una recopilación de entrevistas. «Tuve la suerte de encontrarme con mi primera editora, Belén Bermejo, que me animó a salir de la esfera privada y escribir Azules son las horas», rememoró. Antes de ello pasó muchos años «soñando» porque, como le dijo la escritora Siri Hustvedt, «el mecanismo de la escritura se parece mucho al de los sueños».

«Todavía me pellizco»

Lo que no podía ni imaginar es verse ganadora del Premio Nadal. «Todavía me pellizco», bromeó. «Lo han ganado escritoras que son mis madres literarias, como Laforet, Matute y Martín Gaite, y en la ensoñación de si alguna vez osara presentarme a un premio, tenía que ser el Nadal». Lo hizo tras la lectura y el consejo de «las dos personas más importantes» de su vida. «Cuando la terminé, sabía que era una novela especial [...]. Fue una especie de mensaje que metes en una botella y lanzas al mar, con la diferencia de que la botella llegó a Destino», afirmó haciendo un guiño a la editorial que la ha lanzado al éxito.

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