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Isabelle Huppert: «El cine es el arte de la delicadeza y la seducción»

La actriz francesa, que anoche recibió el Premio Masters of Cinema, alaba del Atlàntida «su dedicación para subrayar nuevos directores»

Isabelle Huppert en el Atlàntida Mallorca Film Fest Guillem Bosch

La gran dama del cine francés, Isabelle Huppert, mostró anoche en Palma «el arte de la delicadeza y la seducción», como ella define el séptimo arte. Lo hizo durante la clausura del Atlàntida Mallorca Film Festival, que homenajeó a la intérprete con el Premio Masters of Cinema. Se lo entregó la Reina Letizia, quien presidió el cierre de la 12 edición ante un abarrotado patio de la Misericòrdia, y la actriz gala recogió el reconocimiento «tanto por el pasado como por el futuro». «Es un premio que, como representa el trabajo de toda mi vida, me gusta compartir porque lo he conseguido con la ayuda de numerosa gente», afirmó horas antes del evento.

Huppert, homenajeada varias veces en los festivales de Cannes y Venecia, entre otros muchos, destacó en especial del Atlàntida «su dedicación para subrayar nuevos directores y talentos», una vertiente «muy interesante» para la prolífica actriz, con más de un centenar de cintas en su carrera y medio siglo siendo dirigida por los grandes del cine francés.

A los directores les pide que sean «geniales». Son aquellos que «consiguen entablar una relación tan estrecha con el intérprete que les permite actuar con libertad. Ambos generan una confianza y ese es el sentimiento que logra un gran director, ser libre de hacer lo que uno quiere». Dicha libertad incluye «el arte de la seducción. Para mí es importantísima y me ha encantado usarla en el cine». Como la delicadeza. «Realmente es lo que se trabaja», añadió sobre su profesión. Isabelle Huppert la definió con los términos «emoción, ambigüedad, invisibilidad, de alguna manera, porque a veces mostramos una cosa y al mismo tiempo escondemos otra».

Así actúa la protagonista de las exitosas La pianista y Elle cuando se enfrenta a un papel, que elige en función del director, incidió. «Es mi criterio principal. Para mí es el elemento más importante de la película junto con el personaje, evidentemente, pero sobre todo el director», entre los que citó a Chabrol y Haneke. Los papeles que ha interpretado con ellos y otros tantos son sobre personajes que «están predeterminados, con un condicionamiento», por lo que «hay una visión del mundo y al mismo tiempo una alineación. Yo navego entre esos dos aspectos e intento hacerlo de la forma más delicada posible», aseguró.

Una característica relevante de las mujeres a las que ha dado vida es la fortaleza que desprenden. Pese a que algunos papeles son extremos, para ella no supone una «elección arriesgada», sino «muy gratificante. Me aportan mucho y podríamos decir que desde que existe la ficción con la tragedia griega, este tipo de personajes más fuertes y evocadores son los que llaman más la atención, los más atractivos, no solo para los actores, sino para el espectador». Con ellos el cine logra uno de sus objetivos, «sacudirnos de alguna manera, llevar a que nos hagamos preguntas. Es algo que no implica ningún riesgo y a mí me encantan esos personajes», resaltó.

Uno de los últimos fue el de la película La viuda, del oscarizado Neil Jordan, quien en la gala de inauguración del Atlàntida Film Fest recibió el Premio de Honor Master of Cinema. A Huppert le encanta. «Pensó en mí» para el papel, «lo cual puede resultar un poco inquietante», bromeó, ya que es «un personaje bastante monstruoso», concluyó.

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