Un oscarizado en el Atlàntida. Neil Jordan, Oscar al Mejor Guion Original en 1993 por The Crying Game, se erigió ayer en el auténtico protagonista del Atlàntida Mallorca Film Fest. El cineasta fue reconocido anoche con la distinción Masters of Cinema en la gala inaugural del festival de cine más famoso de Balears, que también proyectó la citada película del director irlandés en Cine Ciutat. Una gala única en Mallorca que acogió además a la cantautora catalana Rita Payés y el estreno de Ramona, el debut cinematográfico de Lourdes Hernández, de Russian Red. 

Neil Jordan recogió ayer su condecoración Masters of Cinema, al igual que lo harán a lo largo de los próximos días Isabelle Huppert y Sergei Loznitsa. El Atlàntida Mallorca Film Fest le cuelga el título de «maestro» a Neil Jordan, aunque este, horas antes, aclaró que no se siente como tal: «Soy demasiado joven para ser un maestro (risas). Empecé a hacer películas hace mucho tiempo. Soy de Irlanda, nunca ha habido una tradición cinematográfica ahí y esa es una de las razones por las que empecé. Y así he continuado. No puedo escapar de mi estilo, de mis preocupaciones, de mis obsesiones, de mí mismo», confesó en un encuentro con los medios.

Tras una infancia en la Irlanda rural católica, Jordan se trasladó a Dublín para cursar estudios superiores. Su inclusión en la industria cinematográfica ocurrió como asesor de campo en el guion de Excalibur, de John Boorman, aunque en realidad le movía una motivación literaria que le habría llevado a publicar una serie de cuentos cortos llamado Night in Tunisia seis años antes. 

De las palabras dio el salto a las imágenes con En compañía de lobos (1984), su primer proyecto como director, terminando por convertirse en autor de culto. Con títulos como la ya mencionada The Crying Game o Entrevista con el vampiro en su filmografía, Neil Jordan presume de un León de Oro por la película Michael Collins, un Oscar y un BAFTA, entre otros numerosos reconocimientos. 

Con cuatro décadas de carrera a sus espaldas, ahora es reconocido con distinciones como la del Atlàntida. Sin embargo, al recibir este tipo de galardones lamenta en lo que se han convertido los cineastas de reputada trayectoria: «Es una ironía. A la industria le gustan los directores jóvenes y los directores alternativos. Yo ya tengo 72 años, no debería decirlo pero los tengo (risas). Es un punto en el que es más difícil hacer películas pero la gente te celebra más. Es irónico que seas celebrado por algo que cada vez tienes más difícil hacer. Me pregunto que estará haciendo Brian de Palma estos días». 

Además, reconoció a Hollywood como cómplice de este relevo generacional: «Me encanta Hollywood pero Hollywood no me quiere a mí. Hice varias películas con ellos, con De Niro, con Sean Penn... A Hollywood le encanta la gente como yo y al mismo tiempo nos odian. No saben qué hacer con nosotros. Para Marvel, por ejemplo, eligen a directores jóvenes poco reconocidos. Eso puede estar bien para ellos, que suben como la espuma, pero para directores como yo no nos hacen ningún favor».

40 años escribiendo y llevando a la pantalla historias pioneras en cuestiones sociales. Según explicaba Neil Jordan, de volver a rodar The Crying Game en la actualidad, 30 años después, todo sería diferente: «Sería imposible. El protagonista no podría entrar en un bar de ambiente y no reconocerlo»

Un lenguaje revolucionario en temas de identificación de raza y de género, y de cómo esas cuestiones atañen de forma muy diferente en la actualidad: «En la película me centro en una persona que está pasando por un proceso de transición de género. En esa época surgió la posibilidad médica de llevarla a cabo y concernía a muchas personas. Ahora el mundo es completamente diferente. La cuestión de la transexualidad está muy viva». 

El de Sligo recordó, además, esa época extinta y lo asoció al sentimiento que uno de sus protagonistas reflejaba en Entrevista con el vampiro: «Armand, el personaje de Antonio Banderas, pertenecía a una época que ya no existía. Creo que ese es un sentimiento que tiene mucha gente hoy en día. Cuando te haces mayor te preguntas dónde ha ido el mundo que conocías». 

El Atlàntida Mallorca Film Fest, por otra parte, parece haber encajado a la perfección con la idea del director de la industria cinematográfica en la actualidad, donde los proyectos de presupuesto medio tienen menos cabida al lado de las súper producciones o películas de carácter alternativo. 

El festival es el primero híbrido, a caballo entre Filmin -la plataforma digital de contenidos audiovisuales- y la semana de presencialidad en Mallorca. La escena online, para Neil Jordan, ha cobrado un papel importante para impulsar proyectos específicos y contribuir al proceso de transición del cine. «Hay una crisis en el cine. Las películas que todos recordamos y amamos están en crisis. El tipo de película por la que se me reconoce parece solo existir ahora online. La industria está pasando por un proceso de transición. Es muy confuso. La cuarentena parecía que iba a ser la muerte del cine, pero no ha sido el caso. El cine se niega a morir», sentenció. 

Actualmente, Neil Jordan está trabajando en la adaptación literaria del icónico detective Philip Marlowe, interpretado por Liam Neeson, que pretende ver la luz el próximo 2023. Un largo rodado en Barcelona gracias a su estilo arquitectónico que ha permitido al director recrear la época en la que está ambientado el libro sin necesidad de efectos especiales: «La película está ambientada en 1938 en Los Ángeles. A Los Ángeles les encanta destruir al pasado. Esa época allí ya no existe»

Neil Jordan, en la proyección de Juego de lágrimas en el Cine Ciutat ayer por la tarde, habló de la película: «Decidí trabajar con este personaje porque era un personaje muy típico y tópico: un hombre irlandés, soldado, blanco,... Yo quería cuestionar todos los aspectos de su identidad y esos clichés así que escribí este guion para saltar todos esos aspectos de identidad». 

«Es genial encontrar otra forma de celebrar el cine», agradeció al recibir el premio en la gala inaugural. Y con esos debates pioneros y revolucionarios, de enseñar qué meriendan en Plutón o cómo se acaba el amor, el cineasta se ha conseguido consolidar en el mundo del cine a lo largo de los años hasta convertirse en lo que el Atlàntida Mallorca Film Fest considera un «maestro».