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Análisis

Expediente Morad: el rapero, más allá de su ficha policial

El artista del barrio de La Florida (Barcelona), que esta semana ha sido detenido por cuarta vez en lo que va de año, se ha convertido en uno de los popes de la música urbana global gracias a sus crónicas desde el margen

Expediente Morad: el rapero, más allá de su ficha policial.

No, Morad no es conocido por las noticias de sus detenciones, a pesar de lo que hayan podido leer por ahí. Tampoco le han hecho famoso los Mossos, a pesar de que en lo que va de año suma varios encontronazos con la policía y ha sido detenido en cuatro ocasiones. Lo cierto es que Morad, rapero del barrio de La Florida de L’Hospitalet, nunca habría sido noticia sin su música: como tantos otros niños y jóvenes criados en la marginalidad, seguramente habría tenido una vida fuera de todo radar y formaría parte de aquellos a los que nadie mira o, si se hace, es de reojo. Un veterano periodista que puede cumplir con el perfil de catalán medio-medio bien decía esta semana que la principal virtud del rapero es enlazar incidentes y delitos. Bien, es obvio que no conoce a Morad. 

Ahora, por fuerza, con el enorme altavoz que ha construido en unos mal contados cuatro años de carrera musical, millones de ojos siguen sus pasos, y también sus tropiezos. Un par de datos de su dimensión: cuenta con más de 7,5 millones de oyentes mensuales en Spotify y dos millones de seguidores en Instagram. En Youtube, sus videoclips suman millones y millones de reproducciones. "Son muchas para un chaval al que antes ni miraban en la calle", dijo en su primera entrevista, que concedió a El Periódico, en mayo de 2019, cuando, evidentemente, tenía una repercusión muy inferior a la actual. A julio de 2022 suma ya más de una veintena de discos de Oro y Platino.

La música de Morad poco tiene que ver con el rap español y sí mucho con el rap francés ligado a la inmigración. Durante su corta carrera ha colaborado con muchas figuras de Francia (como Lacrim y Naps), país con una industria muy potente alrededor del rap. Un ejemplo de todo esto: hace unas semanas, Morad participó en un concierto de Jul, uno de los capos del país galo, en Marsella, ante 60.000 personas. Otro patrón que se puede ver en sus colaboraciones con artistas extranjeros es el del vínculo del origen magrebí. Así, Morad ha llegado a países como Italia, Reino Unido u Holanda, juntándose con cantantes de estos lugares que tienen padres argelinos, marroquís... Es más: programa un 'tour' por capitales europeas y llena las salas. Para él, más allá de España, son tierras fértiles Italia, Francia y México. 

El de L’Hospitalet representa en una España poliédrica el triunfo de los hijos de la inmigración. En un momento en el que la música urbana es banda sonora mundial, un joven de La Florida irrumpe como príncipe de la música de calle. Su figura agigantada también ha puesto el foco en esos sombríos márgenes llenos de historias, a menudo, crudas. Vidas fuera del sistema. De las 'banlieues' a La Florida. Es muy fácil en sus letras –ese testamento vital que queda en un limbo artístico– entender cosas de esos "cuentos basados en hechos reales" que son sus canciones. "La playa era pa’ meter los paquete; nunca estirado en la hamaca", dice en Habla claro, tema que canta con la estrella puertorriqueña Eladio Carrión. 

Su música tiene poco que ver con el rap español y, en cambio, conecta con lasrimas de los hijosde la migración francesa crecidosen las ‘banlieues’

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Morad ha hecho de la calle su marca. Las siglas M.D.L.R. (mec de la rue, chico de la calle en francés) son su sello, el nombre de su grupo más cercano o –como dice él– su "banda familiar organizada" (el término ahora se ha popularizado tanto que también lo utilizan alumnos de escuelas situadas por encima de la Ronda de Dalt que consumen calle con su música). Desde sus comienzos, Morad, un chico impulsivo y determinado, hablaba de su carrera en plural. Tenía la voluntad de que no solo él viviera de la música, sino que su entorno, de una manera u otra, también participase de su éxito. La voluntad era crear movimiento y, al menos en La Florida, es fácil comprobar como, más allá de él y Beny Jr, muchos otros chavales han empezado a cantar buscando un destino. La música, otra vez, una válvula de escape. 

Tropiezos

No busquen en Morad lo común, un relato de fantasía o el testimonio de un joven que esconde sus resbalones. Hay autenticidad, disidencia, superación y sacudidas al sistema. En este sentido, y volviendo a sus letras: "Soñaba con el camino, y me tuve que yo resbalar; soñaba con el camino, pero lo he podido lograr". 'Soñar' es un canto a la resiliencia que Morad dedica en sus conciertos a los más pequeños que, como él, nacen con piedras en los bolsillos.

De hecho, él fue un adolescente descarriado que pasó por un centro de menores. Y desde el primer momento en el que Morad empezó a ser Morad tenía claro qué debía salir por el altavoz. «El mensaje es que esto no es bueno, que hay gente que ha perdido cosas, que ha acabado mal, y que hay gente que se arrepiente. Y uno de ellos soy yo», exponía a este diario en una entrevista. Sus canciones han interpelado a personas que hasta ahora no se sentían aludidos por la música. Es una novedad: un referente mediático que les representa por origen y discurso. Y eso ha supuesto, por ejemplo, una ola de empoderamiento para hijos de padres migrantes y, en general, en barrios de clase trabajadora. Así lo han comprobado muchos docentes de escuelas de la periferia. 

Morad dice que, de pequeño, él y sus amigos siempre habían soñado con ser futbolistas, boxeadores... En definitiva, tener una vida digna y quizá tocar el éxito. Ninguno, ha comentado más de una vez, soñaba con ser policía, en alusión al conflicto abierto que mantiene con los Mossos. Hace poco Morad fue denunciado por conducir sin carnet de coche. También tiene pendiente un juicio por calumnias contra los Mossos y por difundir el rostro de un agente del cuerpo.

El rapero grabó al policía, al que acusó de haber agredido a menores de su barrio en una intervención policial. Ese mismo agentes, según cuentan fuentes conocedoras de los hechos, estaba en su última detención, la noche del domingo pasado al lunes, que se produjo en el interior de un restaurante en Cornellà después de que el coche en el que iba el rapero como copiloto se saltara un semáforo en rojo. Esa infracción de tráfico desencadenó una discusión. El resultado: Morad pasó la noche en comisaría y fue puesto en libertad el lunes por la mañana acusado de amenazas leves. 

Muchas semanas es el artista español más escuchado en Spotify, donde suma más de 7,5 millones de oyentes al mes. Y no tiene discográfica. Tampoco un gran equipo detrás

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En marzo, además, fue absuelto por falta de pruebas de un juicio por un intento de robo en una casa del barrio del Putxet en 2018, cuando el cantante empezaba en la música. Las fotografías en las que se basaba la acusación no eran de la calidad suficiente para identificarlo, según decía el informe de la causa, a pesar de que uno de los mossos que declaró en el juicio afirmó que las imágenes no dejaban lugar a dudas. La jueza concluyó que los hechos denunciados no quedaron «suficientemente acreditados». En el mismo juicio, el abogado del artista, Fernando Martínez, hizo constar en su defensa final que Morad tiene muchas canciones que cargan contra los Mossos y que eso podía haber «determinado» a los agentes. De hecho, tiene un tema ('Paranoia freestyle') en el que repite hasta nueve veces "Cataluña, 'fuck' Mossos d’Esquadra". 

Intruso

Al salir de sala, Morad se dirigió a uno de los cámaras que le seguía en las inmediaciones de la Ciutat de la Justícia y le dijo: "Tengo 22 años, yo no me dedico a esto de la tele, solo me gusta cantar y hacer feliz". Solo 22 años, que ya son 23. Al igual que no esconde su pasado, reivindica su derecho a dejarlo atrás. "Ahora que uno hace las cosas bien, me gano mi pan, no hago nada malo, ¿por qué me tienen que dar peor trato que cuando hacía las cosas mal?2, se preguntaba a finales de 2019 sobre su relación, como poco enmarañada, con la policía. 

El rapero, nacido en L’Hospitalet, de ascendencia marroquí y criado por su madre en La Florida, empezó a cantar por su amigo Beny Jr, otro príncipe de la música de calle surgido del mismo barrio. Un día le acompañó al estudio y un día se animó a grabar. Ahora los dos triunfan juntos: en el pasado Sónar se abrazaban en el escenario durante la canción Sigue, una imagen imposible años atrás.

A Morad nadie lo esperaba aquí y, como un intruso, se ha colado en el 'mainstream' musical, sin ayudas o empujones de ningún tipo, pues no tiene una discográfica detrás, ni tampoco un numeroso equipo. Se pueden contar con los dedos de la mano las personas que trabajan en su carrera de una manera directa. Sus videoclips, casi todos realizados por Ivan Salvador, son muy austeros y suelen retratar la realidad del barrio con la complicidad de muchos de los colegas del cantante (la policía ha hecho acto de presencia en algunas grabaciones por las multitudes que se reunían).

En marzo fue absuelto por falta de pruebas en un juicio por un intento de robo en una casa del barrio del Putxet en 2018, cuando empezaba a centrarse en la música

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Su música se expande por todos lados. Muchas semanas es el artista español más escuchado en Spotify, y detenta un récord que comparte con la también catalana–aunque de un universo totalmente distinto– Aitana. Ambos han logrado tener las dos canciones más escuchadas en España en un mismo día. El camino hasta ese número uno y número dos es muy distinto: el catalán no invierte nada en promocionarse, tiene su propio sello y digamos que, a diferencia de la exconcursante de 'OT', no casa con la radiofórmula. 

Morad aún no tiene un disco con cara y ojos. Sacó en mayo de 2019 su carta de presentación, M.D.L.R. (10 canciones), pero desde entonces todo lo que ha sembrado lo ha hecho a golpe de singles y un epé. Ahora parece que no tardará en lanzar un álbum acorde a su yo actual. Mientras eso llega, el camino le ha unido a reyes del pop latino como Ozuna y ha despertado la curiosidad, entre muchos otros, del gigantesco rapero canadiense Drake. Por ahora ese interés se ha materializado en una colaboración de Morad con la marca de ropa del que fue el cantante más escuchado de la última década según Spotify.

Cuatro canciones clave de Morad

1) ‘M.D.L.R.’

"Pobres pero no pobrecitos", sentencia en uno de sus primeros himnos, publicado en 2019. Con este tema empezó a presentar desde La Florida ese "mundo que tú no ves" y a construir su marca: calle, lealtad y sacudidas al sistema.  

2) ‘Aguantando’

El aguantando viene seguido de "abusos policiales". El rapero de L’Hospitalet relata experiencias propias y ajenas, así como sus choques con la autoridad y la justicia en la que es sin duda una de sus canciones (2019) más trascendentes.  

3) ‘Motorola’

La canción (2020) se catapultó vía TikTok. Y Morad llegó a un público mucho más amplio ( ah, y en la telefónica aún se frotan las manos). El videoclip es un ejemplo de la poca inversión que hay detrás del fenómeno, pues está hecho con un móvil.

4) Bzrp Session

Fue –como dice en el tema (2021)– el primero "que viene de África" en colaborar con Bizarrap, fenómeno del momento. El estribillo, ilustrativo: "No tenía para entrar en las tienda’; dudo que ese mundo tú ya lo entienda’; me tenía que robar to’a las prenda’; ahora pago to’ los meses a Hacienda".

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