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Entrevista

Santiago Segura: "Quiero hacer un documental sobre los 25 años de 'Torrente'"

El cineasta madrileño estrena 'Padre no hay más que uno 3', una nueva entrega de la popular franquicia de comedias blancas protagonizada por la bulliciosa familia García Loyola

Santiago Segura, en la terraza de un hotel barcelonés, con la sierra de Collserola al fondo. JORDI OTIX

Santiago Segura (Madrid, 1965) llega un año más puntual a su cita estival con las salas de cine, y lo hace exprimiendo por tercera vez la fórmula de la comedia blanca con familia numerosa que tan buenos resultados comerciales le dio en ‘Padre no hay más uno’ (2019) y ‘Padre no hay más que uno 2: La llegada de la suegra’ (2020). En este tercera entrega de la serie, los nuevos enredos de la familia García Loyola están ambientados… ¡en plena Navidad!

-¿Cuál fue la última película de temática navideña que se estrenó en verano? ¿’La jungla de la cristal’?

-Esa es la que yo tenía en mente, sí. Pero he estado investigando un poco y han salido más; como ‘Gremlins 2’, que también se estrenó en verano, y ‘Batman vuelve’, de Tim Burton. Así que hay más precedentes. En todo caso, a mí eso me da un poco igual, porque, al fin y al cabo, el cine es abstracción, magia, cambiar la realidad, irte a otro sitio…

-¿No le da miedo alienar a los espectadores?

-No, para nada. Es cierto que hubo una cierta presión para estrenar en Navidad, pero lo que yo digo es que no hay que ver la película como una cosa navideña sino como la tercera parte de una saga que mola. Si en lugar de buscar una figura del pesebre esta familia hubiera estado buscando el conejo de Pascua, ¿tendría que haber estrenado en Semana Santa? Además, con el calor que está haciendo, una película de Navidad proporciona un poco de fresquito y eso se agradece.

-Desde que empezó a hacer comedias familiares siempre ha estrenado en verano.

-Claro, mi cita es veraniega. En verano hay dos meses de vacaciones escolares y es el momento en que los padres pueden tener ese momento de ocio con sus hijos. Además, los momentos más felices de mi infancia han sido en cines de verano, al aire libre, una maravilla. Desgraciadamente, esa es una tradición que se está perdiendo. Como lo de ir a las salas. Ahora las películas se consumen de otras maneras. Y yo estoy a favor de los cambios, pero eso me parece una pena, porque no tiene nada que ver la experiencia de ver una comedia rodeado de 500 personas que verla tú solo en tu casa. 

-Una vez más, su película es esperada como el estreno que tiene que salvar este año la taquilla del cine español. ¿Le pesa esa responsabilidad?

-Hombre, pues sí, porque en algún momento la gente decidirá que no quiere ver mi película y no irá, y entonces se dirá que mi fracaso ha hundido al cine español o vete a saber. Mira, yo trabajo para el público. Y si el público alguna vez no aparece, me voy a sentir muy defraudado, pero no porque me vea como el salvador del cine español ni nada. A mí todo eso me da igual. Yo no quiero hacer cine español, yo quiero hacer cine: de comedia, de entretenimiento… Ponme la etiqueta que quieras, pero no esa.

"Yo no me veo como el salvador del cine español. De hecho, yo no quiero hacer cine español; yo quiero hacer cine"

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-Tal como está yendo la cosa después de la pandemia, hará falta un superhéroe para salvar la taquilla del año. Y no me refiero a otro estreno de Marvel.

-¿Qué te voy a decir? Yo estoy muy pendiente. Todos los fines de semana miro cómo mis amigos están pasándolo mal porque han hecho una película con todo su entusiasmo, toda su alegría y todo el esfuerzo que conlleva y no encuentran su público. El cine en general está un 32% más bajo que antes de que empezara todo este horror. Y eso tiene que afectar. Mi película, aun yendo bien, probablemente no irá tan bien como las dos anteriores, y me da un poco de pena.

-¿Ha rebajado esta vez sus expectativas?

-A ver, yo confío mucho en la película porque creo que esta me ha salido mejor que las otras. Cada vez que haces una secuela la haces para mejorar lo anterior, pero a veces no lo consigues, porque no das con el tono o lo que sea. Yo creo que aquí he conseguido mezclar el tono de la 1 y de la 2. Qué voy a decir yo, que soy el creador. Pero, sí, da un poco de miedo estrenar porque las cifras están siendo paupérrimas.

-Y, sin embargo, ha triplicado el ritmo de producción respecto a la época de ‘Torrente’. Ahora estrena una película cada año.

-Lo que pasa es que los guiones de ‘Torrente’ los hacía yo solo, y yo soy un tío muy disperso y muy crítico conmigo mismo. Entre ‘Torrente 3’ y ‘Torrente 4’, por ejemplo, pasaron seis años. Y no es que no quisiera hacer la cuarta, porque la anterior había sido un pelotazo, pero no me acababa de gustar nada de lo que escribía. Y luego se me ocurrió hacerla en 3-D y hubo que estudiar cómo iba eso y…, en fin, locuras. Ahora por fin tengo una coguionista, y Marta [González de Vega], además de escribir unas cosas muy graciosas y de ser un frontón en el que puedo contrastar mis ideas, tiene mucha disciplina, que es algo muy necesario. Sin ella, este ritmo anual sería imposible.

-Así también puede sacar el máximo partido a los niños de sus películas antes de que dejen de serlo, ¿no?

-Claro, claro. Yo ahora podría hacer ‘Torrente 6’ y tengo algunas ideas por ahí, pero me da pena que este momento mágico de los niños se pierda. Me parece que entre los tres y los seis años los niños tienen un ángel especial, y de los seis a los nueve también es muy bonito. Luego ya, de los 10 en adelante empieza una preadolescencia que me hace menos gracia. Cuando yo era adolescente no me gustaba ni a mí mismo. Y, ojo, que en esta película hay dos niñas que están ya en la adolescencia, lo cual, por otra parte, enriquece la trama porque aparecen conflictos nuevos.

-Si en las dos primeras entregas de la serie sobrevolaba el espíritu de ‘La gran familia’, de Fernando Palacios (1962), en esta tercera el homenaje se hace explícito. ¿Por qué sentía la necesidad de reivindicar esa película? 

-No lo planteo como una reivindicación, sino como un homenaje a algo que a mí me encanta. Yo, cuando veo ‘La gran familia’, pienso en mis padres, en mis abuelos, en cómo vestía esa gente… Me retrotrae a la infancia de una forma tan brutal que me hace darme cuenta del poder que tiene el cine. Y soñaba con, de alguna manera, tomar el relevo y hacer un clásico como ese que puedan ver mis hijas todas las navidades. Y que dentro de 30 años digan: “Ay, mira que aplicaciones había en el móvil”. Y que sus hijas pregunten: “¿Qué es eso del móvil?”. Es una manera de meter los recuerdos en una cápsula y preservarlos en una sociedad que va cambiando. Para que veas que soy un soñador.

Fotograma de la película 'La gran familia'.

-Uno diría que en sus películas familiares, al menos en la superficie, hay muy poco de su propia infancia.

-Efectivamente, mi infancia no fue así, porque nosotros éramos de clase bastante humilde y estas películas son un rollo aspiracional, una fantasía… Las casas son más bonitas de lo que son las casas de verdad, porque no es cine social. Eso ya lo hace muy bien Ken Loach y yo prefiero hacer esto para divertir a la gente. No quiero que estén deprimidos porque haya un desconchado en la pared, aunque en mi casa algún desconchado sí que había. Pero sí he utilizado sensaciones y anécdotas. Te pongo un ejemplo: nosotros éramos pobres como ratas pero a mi madre le encantaba ir a ver pisos, y un día me llevó de la mano y yo iba diciendo “pero, mamá, si no tenéis dinero, si no vais a comprar nada”, ahí, con el vendedor al lado. Y mi madre me pegó un apretón en la mano y yo le pregunté: “¿Por qué me aprietas la mano, mamá?”. Bueno, pues esa escena se me quedó grabada y he querido meterla de alguna manera en esta película.

-¿No le tienta hacer una película de recuerdos de infancia como han hecho últimamente Alfonso Cuarón, Paolo Sorrentino o Kenneth Branagh?

-Esos que mencionas me dejan un poquito indiferente. Ahora, si me dices que haga un ‘Amarcord’ de Fellini, ahí ya sí. Yo cuando vi esa película me dije: “Algún día haré algo así”. Me gustaría hacer una película de mis recuerdos de instituto, que son brutales. En todos los sentidos de la expresión, porque aquella era otra época, otra sociedad, yo estudié en un instituto solo para chicos… No sé cómo hemos salido vivos de allí. Y creo que eso tiene una buena película. Lo que me parece más complicado es el cásting. Es muy difícil encontrar actores de ciertas edades para hacer una cosa de ese tipo.

"Me gustaría hacer una película de mis recuerdos de instituto, que son brutales"

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-Hablando de cosas que le gustaría hacer, la secuencia de créditos en la que aparece bailando con Toni Acosta casi parece el embrión de un musical futuro.

-Ahí estaba pletórico y amargado al mismo tiempo, porque a mí me hacía una ilusión enorme hacer un homenaje a Fred Astaire y Ginger Rodgers. Pero nos invadió el covid, todos lo pillamos y hubo que cambiar el plan de rodaje. Y el baile, que se iba a rodar al final, hubo que hacerlo al principio, por lo que solo tuvimos la mitad del tiempo para ensayar la coreografía. Así que ahora, cuando lo veo, pienso: “Joder, esto era mi sueño y solo me fijo en los defectos”. Soy un gran amante de los musicales, pero me parece el género más difícil. Y aunque me da un respeto enorme, sueño con hacer algún día uno.

-El año que viene se cumplen 25 años de ‘Torrente’. ¿Algo a la vista para celebrarlo?

-25 años ya, ¿qué te parece? Pues mira, el otro día estaba en mi oficina pensando que con eso del aniversario quizá me llamaría alguien que quisiera hacer un libro o un documental, y me dije: “Igual es mejor que lo haga yo”. Y, sí, creo que voy a hacer un documental de ‘Torrente’, porque tengo tantos recuerdos y tan graciosos… Cuando me preguntan si hoy se podría rodar ‘Torrente’, yo digo que sería muy difícil. Pero no por la corrección política y todo eso, sino porque la hice con película de celuloide y la monté en moviola. Lo pienso ahora y me veo como los pioneros del cine. Viéndola hace unos años me pareció que había envejecido bien y que tenía cierta pátina de clásico, aunque esté mal que sea yo el que me tire flores.

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