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Bibiana Fernández: «Yo nunca quise ser una mujer trans, yo quería ser una mujer»

La artista se declara «a favor de todas las libertades», pero no quiere ser etiquetada. «Mi vida entera es una reivindicación», alega

La actriz Bibiana Fernández. CONTACTOPHOTO

El próximo martes estará en el Teatre Principal de Inca junto a Diabéticas Aceleradas para celebrar el 30 aniversario de la película 'Tacones lejanos', de Pedro Almodóvar. Un acto que forma parte de Orgullosament Inca.

Viene al Orgullosament Inca, y a conmemorar los 30 años de ‘Tacones Lejanos’.

Pues 30 años no es nada, la vida es eso, cumplir años, con alegría, rodeada de amigos, habiendo hecho una carrera, con mucho trabajo desde entonces y con la enorme satisfacción de trabajar con el que me parece uno de los hombres más brillantes del cine, no solo de España...

¿Qué recuerdos tiene?

Tengo recuerdos muy bonitos, porque además fue una película emblemática, aunque casi todas las película de Pedro, unas con más o menos éxito, lo son. Pero aquella, en aquel momento, con Marisa, Miguel, Victoria, Diabéticas, aquellas canciones, que eran de Mina adaptadas a Luz Casal, la música de Alberto Iglesias, que siempre añade... Era una época en la que vivíamos alocadamente, eran los 90, yo acababa de separarme o me iba a separar...

¿Es de revisar sus trabajos? ¿Ha vuelto a ver ‘Tacones Lejanos’?

No suelo revisar, pero sí he visto Tacones muchas veces. Es que cuando veo que ponen una película de Pedro, como decía él cuando éramos jóvenes, que salíamos cada noche, y daban en La 2 el ciclo de Hitchcock,y se quedaba para ver La ventana indiscreta «por respeto», yo ya me quedé con eso. Si ponen una película de Pedro otra vez, aunque la haya visto muchas veces, la vuelvo a ver, porque además descubres cosas nuevas, cosas en que no caíste en ese momento, detalles... Y cómo ha sobrevivido al tiempo.

Y ¿Cómo ha sobrevivido ‘Tacones lejanos’?

Muy bien porque es una historia entre madres e hijos, distancias, rencores, peleas, amores... Hay temas que son universales y esos, normalmente, no suelen envejecer.

Participará en Orgullosament Inca ¿Es usted de reivindicar el Orgullo, de participar en los desfiles?

Yo no soy muy reivindicativa porque creo que mi vida entera es una reivindicación. Vamos, yo me salté todas las normas que había en su momento. Yo nunca quise ser una mujer trans, yo quería ser una mujer, porque no existían mujeres trans. Esto es una moda de ahora. Cuando era chica, quería ser una mujer porque no tenía otro modelo. Yo no quiero que me etiqueten. Ahora, estoy a favor de todas las libertades, de cualquier clase. Es más, yo tuve la suerte de nacer en Tánger, de relacionarme con religiones distintas, con poblaciones distintas. Hasta el 60, Tánger fue puerto franco, yo viví toda esa resaca, los intelectuales americanos, desde Gore Vidal hasta Paul Bowles, desde Barbara Hutton hasta Adolfo de Velasco. Yo ya viví en el metaverso, yo ya tenía mi propio metaverso, sin gafas ni nada, porque yo tenía mi vida normal y corriente, de una persona humilde, pertenecía a una familia desestructurada cuando no se hablaba de eso... Siempre fui rara, pero sobreviví a todo lo que me tocó. Y un día tomé una decisión, como los que se tiran a las balsas... Tú sabes cuál es el destino, el destino es la esperanza, es la felicidad... Puedes ir a donde tú quieras, ahí puedes encontrar la felicidad, o en una identidad sexual, en una manera de sentir, de vivir. Y me parece mal cualquier retroceso en derechos, pero desde el aborto en Estados Unidos a que aquí no se ponga la bandera en el Ayuntamiento, no por nada, sino porque no cuesta nada. A mí me detenía la Policía, en el 72. Ahora eso, afortunadamente, no pasa, pero sigue habiendo una serie de problemas que se tienen que solventar. Porque a mí no me importa con quién te acuestes, ni quién seas, ni qué color tengas... Me importan las personas, lo que me aportan.

Usted alertaba el otro día de que los derechos se pueden perder en un instante...

La libertad no es una conquista eterna, es como la salud, la tienes que cuidar. No se puede dar un paso atrás, claro que sí, hay que colgar banderas y hay que salir a la calle y hay que hacer lo que sea. Yo no soy de salir porque mi vida ya es un compromiso justamente por todo eso, desde que tengo uso de razón he vivido contra viento, contra marea, contra mis padres, contra dios, contra el jefe del Estado que gobernaba este país y era un señor bajito... Yo ya soy una bandera, con mi propia existencia.

¿Ahora es usted la mujer que quería ser?

Yo no soñaba nada concreto. Sí soy la mujer que quiero ser, no sé si la que quería ser. Tengo 68 años, soy una mujer mayor, me siento tranquila, vivo en soledad, no siempre me gusta, pero he aprendido a convivir con ella, porque aunque sea dura, también significa libertad.

¿Qué relación tiene con Mallorca?

He estado muchas veces en Mallorca, empecé a ir en el 76, a una sala que se llamaba Broadway, con lo cual hace mucho tiempo. Íbamos a comer arròs brut a Valldemossa, te estoy hablando de la Reconquista casi... Y después he vuelto infinidad de veces, a la Costa de los Pinos, y es una delicia. Toda Balears lo es. Son islas amables, bonitas geográficamente, tienen todo lo que me gusta de una isla.

Le gustan los deportes y es seguidora de Rafa Nadal. ¿Cómo ha vivido su retirada?

Nadal y Federer son los dos caballeros dentro y fuera de las pistas, son un ejemplo a seguir. A mí me ha dolido en el alma, porque pensaba que este año podía ganar los cuatro grandes.

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