Christina Aguilera, en su estreno en la isla y 18 años después de su última actuación en España, convirtió ayer el Antiguo Aquapark de Calvià en una pista de baile y se coronó reina de la noche en la segunda jornada del Mallorca Live Festival, que a diferencia de la primera, la del viernes, se desarrolló sin colas ni problemas con las pulseras.
Con 30 minutos de retraso sobre el horario previsto, la cantante y compositora estadounidense apareció en el Escenario 1 para disfrute de sus seguidores, que la vitorearon desde la primera a la última canción, a ella y a sus bailarinas, envueltas en chorros de humo y en medio un despliegue de focos y luces que hicieron de su concierto un auténtico show.
A la espera de Franz Ferdinand, que al cierre de esta edición no habían saltado al escenario, Aguilera, gracias a su torrente de voz, fue la gran triunfadora aunque otros grupos y solistas le disputaron la partida, como Temples. La banda de rock inglesa, con el cantante y guitarrista James Bagshaw al frente, se llevó los aplausos por un recital hipnótico, envolvente y enérgico a la vez.
Los mallorquines también dejaron huella, desde Saïm, trío que abrió las actuaciones del Escenario 1, a Yoko Factor, con su distorsión y electricidad, pasando por Sweet Poo Smell, para muchos una sorpresa, agradable, más aun colocándolos en el Escenario 5, el que da la bienvenida a los festivaleros.
