Una noche sin luna, espectáculo de Juan Diego Botto, se alzó como mejor espectáculo de teatro en los Premios Max 2022 que se celebraron anoche por primera vez en el Teatre Principal de Maó (Menorca). Fueron los primeros sin necesidad de mascarilla, en los que hubo un clamor por recuperar el público en los teatros. La pandemia primero y el temor a la inflación por la guerra en Ucrania combinado con la llegada del buen tiempo han dejado muchas funciones con media plantea o menos. Como dijo en su discurso Juan José Solana, presidente de la Fundación SGAE, la organizadora de los premios desde hace 25 años: «El teatro y la danza no se han recuperado del acomodo a entretenerse en casa. Necesitamos que eso cambie, que la gente se levante de esos asientos cómodos y vuelva a los teatros».

Juan Diego Botto, creador e intérprete de Una noche sin luna, obra unipersonal sobre la muerte de Federico García Lorca, no pudo estar presente al estar en un rodaje. Su mensaje llegó sin embargo a través de su hermana Nur Levi, que leyó las palabras del actor al ganar el premio al mejor intérprete masculino que dedicó «a todos los hombres y mujeres que como Federico García Lorca siguen enterrados en las cunetas esperando a que se haga justicia».

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Así fue la ceremonia de los premios Max de las Artes Escénicas 2022 Efe

Su mensaje recibió una gran ovación. Cuando le concedieron el premio al mejor espectáculo de teatro, Sergio Peris-Mencheta, director de la obra, proclamó: «¡Viva Lorca, viva Botto y viva la madre que los parió!», en escena estaba Cristina Rota, madre de Botto. «Él escribió la obra porque había ecos en vida de Lorca en nuestros días», dijo en referencia «al auge de la extrema derecha que se apropia de la españolidad para expulsarnos a los demás, que dio un golpe de Estado y provocó una guerra». Y recordó «Lorca es el desaparecido más famoso pero no el único».

Canto jo i la muntanya balla, adaptación de la novela de Irene Solà, fue el primer montaje catalán en llevarse la estatuílla en forma de manzana enmascarada diseñada por Joan Brossa. Fue para el mejor diseño escénico, para Alfred Casas y Laura Closca que recogieron Joan Arqué y Guillem Albà, creadores del montaje, quienes subieron de nuevo al conseguir el premio a la mejor dirección. «Agradecemos la posibilidad de trabajar con las cosas sencillas», dijeron. «Somos payasos aunque nos den un premio ahora por un espectáculo serio. Gracias a la productora La Perla por la libertad máxima», dijo Albà. Y Arqué recordó que «sin el superequipo y superintérpretes detrás no estaríamos aquí». El espectáculo volverá en julio a Barcelona pronto pero «nos gustaría ir a Madrid», apuntaron. Judit Nedderman, que obtuvo el Max a la mejor composición musical por ese espectáculo, dijo : «Es un honor, mi primera experiencia en teatro. He aprendido muchísimo. La música no sería la que es sin las palabras de Irene Solà y los arreglos de la guitarrista Amaya Miranda».

Sabor catalán

Mònica López consiguió su primer premio como mejor actriz en los Max por De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda, su primera incursión en La Calòrica. Supercontenta a la vez que sorprendida, agradeció a la compañía barcelonesa «su rigor y sus risas» y haberle «enseñado a trabajar de otro modo». Otro premio que fue a parar a Catalunya fue el de la compañía Kamchatka que subió al completo a escena emocionada para recoger el premio a «15 años de trabajo de colectivo» por su obra Alter, mejor espectáculo de teatro decalle, actualmente de gira en el extranjero. Lo cierto es que la embajada catalana presente en los Max hizo casi el pleno pues en danza triunfó Jesús Carmona (Badalona, 1975). Humilde, no esperaba el premio al mejor espectáculo de danza y al mejor bailarín por Baile de bestias, un espectáculo flamenco, vanguardista e intimista. «Nunca pensé que sacar fuera las bestias que todos llevamos dentro me iba a dar tanto», señaló.