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Música
Entrevista

Café Quijano: «Levantar la mano a las mujeres es el mayor signo de cobardía que existe»

El popular grupo presentará el 6 de mayo en el Trui Teatre su nuevo álbum, ‘Manhattan’, con el que vuelven a la senda de ‘La taberna de Buda’, «el disco que nos afianzó», subrayan dos de sus integrantes, Manuel y Raúl. «Será un concierto de dos horas y media, nuestro mejor directo en 24 años», afirman

Dos de los tres hermanos Quijano, Raúl y Manuel, en Palma B. Ramon

Desde el primer compás de su nuevo disco uno ya sabe que está ante Café Quijano. ¿Cómo se consigue un sonido propio y cuándo dieron con él? 

Manuel: Para bien y para mal, una de las cosas buenas que tenemos es un sonido propio, rápidamente identificable. Creo que es mejor tener una propia seña de identidad que moverse en tierra de nadie. Y lo encontramos allá por el año 99, cuando hicimos un disco [La extraordinaria paradoja del sonido Quijano] que incluía La Lola y donde dábamos ciertos bandazos, manteniendo el tipo, tratando de dar con lo que pudiera ser nuestro sonido definitivo. De hecho La Lola era el sonido más diferente de todo lo que había en el disco. Y dijimos: pues por aquí. Y encima coincidió que la canción tuvo un éxito internacional relevante. Era lo que nos apetecía, lo que nos gustaba. Así grabamos La taberna del Buda, para refrendar un poco que no éramos un grupo de una sola canción. Ese disco nos marcó definitivamente la pauta del sonido a seguir. Cumpliendo los 20 años de esa grabación decidimos ir al origen de nuestro sonido con Manhattan

Raúl: La taberna del Buda fue el disco que nos afianzó. Veníamos de un éxito internacional muy importante, La Lola había sido número 1 en 30 países, el grupo fue nominado a los Grammy latinos y de una u otra forma se esperaba a ver qué era lo siguiente. Y llegó La taberna del Buda, un disco con siete singles, con canciones memorables que han perdurado en parte del subconsciente del público. 

¿En qué ha cambiado Café Quijano, y también España, en estos últimos 20 años?

Manuel: Nosotros no hemos cambiado mucho, hemos cumplido años. Ha cambiado más lo que está alrededor de nosotros, todo lo que se ha movido en el mundo de la música, lo digital, lo tecnológico. Muy poco tiene que ver lo de hoy con lo que se hacía por ejemplo a la hora de promocionar un disco, cuando no había ni una sola red social e Internet iba a pedales. Ha cambiado el contexto global, y también nuestra mentalidad, en cuanto a conciencia de lo que vivimos. De 20 años para acá nos hemos dado cuenta del privilegio que supone seguir haciendo lo que estamos haciendo, cosa que no teníamos tan clara entonces. Casi no éramos conscientes, todo iba deprisa. Lo que pasó fue muy grande y maravilloso, como lo sigue siendo ahora. No vivimos de éxitos del pasado, seguimos tocando, grabando discos nuevos, hacemos un concierto de dos horas y media, el mejor directo en estos 24 años, sin duda. Supongo que cada paso que hemos dado ha sido para ir aprendiendo y seguir creciendo. 

¿Cómo se ven dentro de otros 20 años?

Raúl: Pues haciendo una entrevista aquí contigo hablando de cómo han sido los últimos 20 años. Si Dios quiere seguiremos en el escenario, tocando, vendiendo música, sintiéndola, aprendiendo. La música es nuestro trabajo, nuestra pasión.

Manhattan es un álbum cuyas historias bien podrían ser una colección de cortometrajes. ¿Les gusta que se refieran a su música como cinematográfica? 

Manuel: Sí. Las historias que cantamos son muy de cortometraje, efectivamente. Con las pocas líneas que ocupa una canción uno se hace una película en la cabeza. Eso también es marca de la casa. Nosotros siempre pensamos en contar historias o describir sentimientos dentro de un contexto, y especializados en personajes o lugares que dan pie a muchas situaciones diferentes. 

¿Ustedes siempre son los protagonistas de sus historias?

Manuel: Casi nunca. Eso es un ‘sambenito’ que nos han puesto, el hecho de pensar que somos los que protagonizamos toda la sarta de aventuras de todo tipo. Lo único que hacemos es poner voz en muchos casos a otros personajes. Cantamos en primera persona pero lo que hacemos es como un actor, nos metemos en el papel del personaje que interpretamos. Si fuéramos los protagonistas de todas las historias que contamos probablemente no estaríamos haciendo esta entrevista.

«Es difícil, casi imposible, que vuelva a ser un hombre libre», cantan en Sabes. ¿Siempre han hecho lo que querían?

Raúl: Absolutamente. Desde que encontramos el sonido que queríamos que fuera la impronta de la casa, con la compañía de discos siempre ha habido un respeto mutuo. 

«A menudo recuerdo esa noche en Manhattan con mi amigo Zapata». ¿Qué les condujo hasta el artista de moda en Hollywood, el mallorquín Domingo Zapata?

Manuel: A Domingo Zapata, además de su obra, le hace grande su generosidad. Le conocimos por amigos comunes, hace ya muchos años, en Estados Unidos, y vemos cómo le reconocen y le quieren en muchos países. Nos apeteció hacerle protagonista de una de nuestras historias porque una noche, en Nueva York, nos sacó a ver las estrellas y aparecimos en el The Box, un cabaret muy coqueto y especial, con gente de todo tipo, en el que sucedieron cosas que contamos de forma muy edulcorada. 

Manuel y Raúl Quijano, en las instalaciones de Diario de Mallorca B.RAMON

¿Cómo son las fiestas en Nueva York? 

Manuel: Igual que en cualquier otro sitio. Al final las fiestas las hacen las personas. 

Raúl: Tampoco somos muy fiesteros nosotros. Cero excesos.

Manuel: Somos ese grupo del que la gente tiene una imagen que no se corresponde con la realidad. Una cosa es el personaje y la otra, la persona. 

Otro mallorquín célebre con el que mantienen una estrecha relación es Carlos Moyà.

Manuel: Es un fenómeno, en todos los sentidos. Es otro que, primero de todo, destaca por su personalidad y su generosidad. Un buen amigo, leal y, por supuesto, un campeonísimo. No canta mal, afina, pero juega mejor a tenis.

¿Qué les ha llevado a componer una canción como Quiero, dirigida contra los «mamarrachos, macarras y machitos trasnochados»?

Manuel: Porque a lo largo de la vida nos hemos encontrado mucho campeón que va de fenómeno por la vida y es un cobarde. Tenemos gente cerca que ha sufrido las consecuencias de quien piensa que la valentía está en levantar la mano a las mujeres, cuando ese es el mayor signo de cobardía que existe. Esas cobardías máximas de ciertos elementos despreciables en todos los sentidos, hacen que muchas veces te avergüences del género masculino.

Como leoneses que son, ¿qué opinión les merece la entrada de la extrema derecha en el gobierno de su comunidad?

Raúl: No opinamos. Nosotros siempre nos hemos caracterizado por hablar de música. Han intentado, por diferentes vías, sacarnos rédito político, pero no lo han conseguido. 

Manuel: Lo que queremos, en Castilla y León, Andalucía o Cataluña, es que impere el respeto a la democracia y al votante, elija lo que elija.

En cualquier caso, ¿no les chirría que Vox quiera eliminar el reconocimiento de la violencia machista?

Manuel: La violencia de género no tiene tinte ni color político. Nosotros lo único que hacemos es defender, sobre todo, el respeto hacia el prójimo.

Saben que en Palma les exigirán que entonen La Lola. ¿Desvelen quién fue esa Lola? 

Manuel: La Lola fue una presentadora de televisión que en su momento aparecía todas las noches mientras yo componía la canción, hace ya 24 años. Siempre la veía, con el volumen apagado, mientras componía. Un día le llamé por teléfono a la redacción y le conté que éramos un grupo que acabábamos de sacar un primer disco. No nos conocía prácticamente nadie. Le pareció una historia interesante. Para mí Lola era casi como una musa. Nos conocimos y tuvimos una historia curiosa. No diré su nombre. Siendo tu periodista sabrás que las fuentes no se revelan.

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