El Centro de Historia y Cultura Militar de Baleares quiere abrirse más a la sociedad y que se conozca el patrimonio que guarda. Para lograrlo, proyecta que su biblioteca sea una más de la red de centros de consulta de Mallorca y que su sede, en la calle Sant Miquel, forme parte de la Nit de l’Art de 2023.
«Hay que romper estereotipos, porque somos militares, pero también estamos abiertos a eventos civiles», manifiesta el coronel Antonio Ortiz, director del Centro de Historia y Cultura Militar de Baleares, decidido a dar a conocer mucho más este lugar, que el año pasado recibió a 40.000 visitantes. Además de las habituales exposiciones de carácter castrense o solidario, en 2021 esta institución acogió el Congreso internacional Julio Verne y participó en el Festival de arquitectura Openhouse.
En esa línea busca seguir avanzando Ortiz, a la vez que quiere divulgar la riqueza documental e histórica que posee este centro, del que no solo dependen las instalaciones de Sant Miquel, con la iglesia de Santa Margarita, la biblioteca y el Archivo Intermedio Militar de Baleares incluidos, sino el Castillo Museo de San Carlos y el Museo Militar de Menorca.
Este centro se creó en 1998 para dedicarse a la protección, conservación, investigación y divulgación de patrimonio del Ejército de Tierra. Y aunque principalmente acoge actos vinculados a las Fuerzas Armadas, también da una oportunidad a artistas que no han expuesto nunca con la exposición anual de artistas noveles, muestra una extensa colección de belenes y productos de repostería en el mercado Jai de Nadal cada diciembre, cita por la que en la última edición pasaron 14.000 personas.
La biblioteca del Centro de Historia y Cultura Militar es de uso público, pero Ortiz se muestra de acuerdo en que es «desconocida» para mucha gente. La sala tiene el encanto de esas bibliotecas antiguas, con muebles y vitrinas de madera oscura y una mesa central donde leer. Cuenta con 80.000 fondos, 6.000 de ellos anteriores a 1900 y el libro más antiguo data de 1639.
Además, en su archivo histórico, formado por seis depósitos, custodian documentación desde el año 1700, antiguos planos de la ciudad de Palma, del castillo de Cabrera, incluso una patente de corso para un navío, datada en Menorca en 1800, la orden de puesta en libertad del pensador y político Gaspar Melchor de Jovellanos, de 22 de marzo de 1808, cuando permanecía arrestado en el castillo de Bellver. Pero también hay cartas de amor, como la de principios del siglo XIX del cabo Antonio Ferrer a la doncella Ana Moranta, de Alaró o, como puede apreciarse en una de las imágenes, el sumario sobre una aprehensión de tabaco a un vecino de Andratx, al que también se le incautó una pistola, arma que se guarda junto con los documentos de 1866.
No es de extrañar que conserven tal cantidad de documentos históricos. El monasterio de Santa Margarita se empezó a construir en 1232 por los franciscanos, aunque en 1276 pasa a manos de las agustinas. En los siglos posteriores se van añadiendo la sala capitular, el coro y la cripta de la iglesia, se completa el claustro... Tras la desamortización de Mendizábal, la iglesia pasa a ser almacén de ingenieros en 1844 y, en 1847 , el monasterio se convierte en hospital militar, librándose del derribo. En 1866, se desmonta el claustro gótico y se traslada a Miramar. En 1949, este edificio es declarado Monumento Nacional y 20 años después, tras una restauración, la iglesia de abre de nuevo al culto.
