Mass: Discutir sobre lo innombrable

Mass transcurre en su mayoría en una iglesia y a la manera de una larga charla entre dos parejas de padres que, años después, aún tratan de asimilar una tragedia. A un lado, los progenitores de un chaval que ejecutó una masacre en un instituto; al otro, los de uno de los chicos que murió. Todos son personas destrozadas, acechadas por emociones contradictorias y por preguntas quizá sin respuesta. Pese a desplegar un abanico de posibles causas, muestra poco interés tanto en abordar temas políticos y culturales como en asignar culpas. Se centra en investigar si la aceptación y la sanación resultan posibles incluso si los daños psicológicos son irreparables.

Durante su primera mitad, exhibe una contención apabullante. Fran Kranz mueve la cámara con agilidad pero con sigilo, maximizando el poder incisivo de los diálogos y la expresividad de las miradas y los gestos, y cargando el ambiente de tensión. Gradualmente, eso sí, el melodrama se va apoderando de las interacciones a medida que los protagonistas se acercan a una catarsis que resulta forzada. Si eso no logra mitigar el impacto emocional del filme es gracias al excelente trabajo de sus actores, que nos adentran en las insondables complejidades del duelo y nos convencen de que en una situación como esa todos son víctimas.