Cándido Ballester Sastre (Palma, 1926) falleció el pasado martes a los 96 años. El pintor, de formación autodidacta, abrazó el arte desde muy pequeño y lo cultivó hasta sus últimos días. Al margen de una prolífica producción recibió multitud de galardones, entre ellos el Primer Premio de Dibujón Salón de Otoño del Círculo de Bellas Artes de Palma (1970), el Premi Guillem Cifre de Colonya de Pollença (1981) o el Premio de Pintura de la Fundación Barceló (1993).

Ballester nació en Palma y a los 4 años se trasladó a Argentina con sus padres. Sus primeros dibujos, y también sus primeros escritos, dedicados al teatro, los realizó mientras estudiaba ingeniería aeronáutica. Entre los años 50 y 60 fueron representadas en Buenos Aires varias de sus obras de teatro. En 1955 contrajo matrimonio con María Josefina Espil Bontempo, con quien tuvo tres hijas: Graciela Carmen, Marcela Silvia y María Isabel. A mediados de los años 60 decidió dedicarse de lleno al mundo de la pintura mediante formación autodidacta. En 1978 regresó a Mallorca para instalarse definitivamente en la isla.

Su primera etapa como pintor está marcada por una inspiración de carácter onírico, con claras influencias surrealistas. Progresivamente estos contenidos dieron paso a una figuración de marcado acento expresionista. Los contornos de sus personajes eran recortados de una manera contundente a la vez que los colocaba dentro de complejas tramas arquitectónicas con las que resaltaba el carácter existencial y traumático de la vida. El collage fue uno de los recursos que incorporó a menudo a su trabajo, en el que el hombre es protagonista.

Danús, Bennassar, Byblos, Art Viu y Vanrell fueron algunas de las galerías mallorquinas que expusieron sus obras. Su obra puede contemplarse de modo permanente en el Museu d’Art Contemporani Can Planes de sa Pobla, así como en otras colecciones.